FRANCIS MESTRIES
Nace en Casablanca, Marruecos, en 1949. De origen francês, residente en México desde 1978, nacionalizado mexicano. Es profesor titular de Sociologia en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. Última obra publicada. En poesia: Exorcismo y mar (Méjico, 2001); Viajero en transito (Méjico, 2003); Varaderiva (Méjico, 2007). Como antólogo: La vida perdurabh. Antologia comentada de la obra poética de Dolores Castro (Méjico, 2007). Obra en antologias y selecciones: 'Carnívoros', en Pandilla de nubes. Selección de Arturo Córdova (Méjico, 1990). Tiene poemas publicados diversas revistas literárias, como: ALFORJA, PERIÓDICO DE POESÍA, LA PALABRA Y EL HOMBRE, COLUMBA, FUENTES, CASTÁLIDA, LA VENTANA INTERIOR. Ha traducido dei francês partes del libro Elfin de Satán, de Victor Hugo; y del inglês, poemas de Joy Harjo, publicados en la revista ALFORJA. Miembro del Consejo de colaboradores de ALFORJA.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
ESA LENGUA TUYA. Nueve poetas latinoamericanos actuales. España, Islas Canarias: Editorial Puentepalo; Montevideo, Uruguay: aBrace editora, 2007.
119 p.
CANTURREAR EN EL SILENCIO
Delgado hilo de la vida centelleante
entre las patas de la muerte arácnea.
Frágil aguja del pistilo
en la corola del día.
Milagro de la savia al derramarse
en diminutos higos
la leche amarga dei retoño.
Voces que canturrean en silencio
el goce del instante efímero.
He aquí la paz,
apenas distante un cabello
de la finitud de la hojarasca.
Sueño vivo de la piedra,
la lagartija se funde en la lava del sol,
mojonera en el cauce del tiempo.
Relámpago vibrante de la flor,
el huitzi ubicuo
vaga sin descanso
de un perfume a otro,
insaciable peregrino.
Cada cual con su andar en el mundo:
Una brizna de eternidad
en el filo de la muerte,
detenidos en el linde
por su paciencia mineral,
por la sola fuerza de su danza.
LA RAMA MÁGICA
(Ciclo de Navachiste)
Oficiantes del rito de la poesía y del silencio, conjuramos fantasmas en la Playa del Aparecido.
Alguien mueve una rama agonizante en el brasero
y las garras del humo nos arrancan los ojos.
La fogata anida jaguares agazapados
y el viento nos lacera la espalda.
Comulgamos en la misma sangre
y en la matriz afelpada del mar.
Bogamos entre constelaciones,
centellas alzadas por las volutas,
asidos al mástil de esta isla,
al timón de esta esfera,
un punto en la danza del universo.
NIÑOS DE LA ESCARCHA
A José Antonio
Bajan rodando como piedras
Los niños de la montaña
Los hijos de la nieve
Con sus lábios de escarcha
Y sus mejillas moreteadas por el frío.
Y sin embargo florecen
En las rendijas dei viento
Tintinea el cascabel de su risa
Entre sus pestañas de fino hielo
Brotan sus gritos-alondra
Retonando debajo dei glaciar.
Vuelven del silencio
Emergen de la muerte cotidiana
sus ojos son estrellas deslumbradas
Ante el milagro de la Navidad
—dulces, juguetes, bufandas y piñatas—
y en sus caras surcadas por viejas lágrimas
la alegria se empana de honda seriedad de la tristeza.
En la casa de tablones el café humea y calienta
Como la mansedumbre del cordero
—entre los más desnudos germina la compasión
como la retama entre las piedras—.
Cala la tarde en los huesos
Y llegan los amos de la honda, del carrizo y las fogatas
Los capitanes de los rebaños
Los pastorcitos olvidados hasta de la estrella de Belén.
La noche nos cubre de su manto de sueño
Y la luna es una lágrima de sangre.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
CANTAROLAR NO SILÊNCIO
Fio fino da vida cintilante
entre as patas da morte aracnídea.
Frágil agulha do pistilo
na corola do dia.
Milagre da seiva ao derramar-se
em diminutos figos
o leite amargo do rebento.
Vozes que cantarolam no silêncio
o gozo do instante efêmero.
Eis aqui a paz,
apenas distante um cabelo
da finitude da folharada.
Sonho vivo da pedra,
a lagartixa afunda na lava do sol,
divisa no leito do tempo.
Relâmpago vibrante da flor,
o beij-flor ubíquo
vaga sem descanso
de um perfume a outro,
insaciável peregrino.
Cada qual com seu andar no mundo:
Uma brisa de eternidade
no gume da morte,
detidos no limite
por sua paciência mineral,
pela simples força de sua dança.
O RAMO MÁGICO
(Ciclo de Navachiste)
Celebrante do rito da poesia e do silêncio,
conjuramos fantasmas
na Praia do Aparecido.
Alguém move um ramo agonizante no braseiro
e as garras da fumaça arrancam nossos olhos.
O fogaréu aninha jaguares entocados
e o vento nos aflige a espalda.
Comungamos no mesmo sangue
e na matriz felpuda do mar.
Vagamos entre constelações
centelhas alçadas pelas volutas,
seguros no mastro desta ilha,
ao leme desta esfera,
um ponto na dança do universo.
CRIANÇAS DA GEADA
A José Antonio
Descem rolando como pedras
As crianças da montanha
Os filhos da neve
Com seus lábios de geada
E suas faces arroxeadas pelo frio.
E no entanto florescem
Nas frestas do vento
Tilinta o chocalho de seu riso
Entre suas pestanas de fino gelo
Brotam seus gritos-calhandra
brotando debaixo do glacial.
Regressam do silêncio
Emergem da morte quotidiana
seus olhos são estrela deslumbradas
Ante o milagre do Natal
— doces, brinquedos, cachecóis e piñatas*—
e em seus rostos sulcados por antigas lágrimas
a alegria se ofusca na profunda seriedade da tristeza.
Na casa de pranchas o café fumega e esquenta
Como a mansidão do cordeiro
— entre os mais despidos germina a compaixão
como o arbusto entre as pedras —.
A tarde se cala nos ossos
E chegam os donos da atiradeira, do caniço e das fogueiras
Os capitães dos rebanhos
Os pequenos pastores esquecidos até da estrela de Belem.
A noite nos encobre com seu manto de sonho
E a lua é uma lágrima de sangue.
*piñata [pi'ɲata] ƒ jogo em que, de olhos vendados, deve-se quebrar um recipiente pendurado, cheio de doces
Página publicada em junho de 2017