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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EMMA GODOY

 

Emma Godoy (Guanajuato, Guanajuato, 25 de marzo de 1918 - Ciudad de México, 30 de julio de 1989), fue una escritora y locutora mexicana que se distinguió por promover la defensa de la dignificación de la vejez.

Estudió en el Instituto de Cultura Femenina y en la Escuela Normal Superior de la Ciudad de México. Obtuvo el título de maestra en Lengua y Literaturas Españolas. Posteriormente, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México donde obtuvo el doctorado en Filosofía, además de estudiar las licenciaturas de Psicología y Pedagogía. Viajó a París para realizar cursos adicionales de Filosofía en La Sorbona y de Historia en la École du Louvre.

Se dedicó a la docencia a partir de 1947, dando cátedra en la Escuela Nacional de Maestros, en la Escuela Normal Superior, en el Claustro de Sor Juana y en otras instituciones. Fue asesora de la Sociedad Mexicana de Filosofía, de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Guadalajara, presidente honorario del Ateneo Filosófico de la Universidad Panamericana y miembro de la Academia Internacional de Filosofía del Arte de Suiza.

Emma Godoy murió en la Ciudad de México el 30 de julio de 1989, y en noviembre de 2006 sus restos mortales fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres.                   Biografía: es.wikipedia.org

 

TEXTOS EN ESPAÑOL   -   TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

PARA ESTAR CONMIGO

Porque es de luna mi sangre
y mis manos son de estatua,
sólo tengo enamorados
el mirar y las palabras.

No me busques por las noches
en la lumbre de tu fragua,
que estoy con los altos pinos
canta cantando alabanzas.

No des sortija a mis manos;
palmeras van, solitarias;
se endulzan al aire sólo
y en tus dedos se hacen ásperas.

No quieras arder mis labios,
porque estos labios son nada;
existe, sí, la sonrisa
y palabras y palabras.

Labios tras la cifra justa
para entender las mañanas;
los enamoró el asombro
y así hallaron cifra exacta.

Que mis ojos tienen fiebre,
pero es fiebre de fantasmas.
Al mirarme en un espejo,
me aprendí qué era la nada.

Mis pupilas, clavos rojos
desde que vieron mortaja,
se prendaron de la muerte
y tienen vida, de amarla.

Déjame con altos pinos
bajo la luna alabada;
quédeme con mis assombros
de vida y de muerte exactas.

 

 

LA AUSENCIA PRESENTE

Me dije: "Las palabras de flor que voy pensándole
serían sin color ni tallo en su presencia;
pero en el aire negro que me veda su rostro
y en el tiempo en que olvida mi figura
hay un jardín de luces silenciosas."

Y fui amando tu ausencia
como se aman los árboles perdidos en el sueño.
La noche es ya la rama
y los troncos son noche.

De nadie ya tu ausencia, sino mía;
me posee en secreto
y la tengo en los brazos y en los labios.

Sobre la primordial tiniebla flotan
espíritus de dioses.
No dan con la palabra que separe
tu ausencia, de la noche, de mí misma.
¡Si pudieran ser tres
como cuando yo amaba tu presencia!

Un paso más, y nada existe,
ni siquiera el amor que me condujo

al oscuro deleite de tu sitio perdido;
porque ahora anochece hasta la sílaba
—luciérnaga ya sombra con que quise quererte—
en lejanía tuya que es mi ausencia,
bajo los turbios dioses impotentes
que pueblan el silencio.

 

 

   TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda

 

         PARA ESTAR COMIGO

 

         Porque minha lua é de sangue
e minhas mãos são de estátua,
somente tenho namorados
ao mirar e as palavras.

         Não me busques pelas noites
no lume de tua fragua,
que estou com altos pinheiros
canta cantando louvores

         Não dê alianças às minhas mãos;
palmeiras vão, solitárias;
adoçam o ar sozinho
e em teus dedos tornam-se ásperas.

         Não queira arder meus lábios,
porque estes lábios nada são;
existe, sim, o sorriso
e palavras e palavras.

         Lábios detrás da cifra justa
para entender as manhãs;
o assombro os apaixonou
e assim acharam a valor exato.

         Os meus olhos têm febre,
mas é febre de fantasmas.
Ao ver-me em um espelho,
descobri que era o nada.

         Minhas pupilas, cravos rubros
desde que viram a mortalha,
se prenderam com a morte
e têm vida, por amá-la.

         Deixa-me com altos pinheiros
sob a lua louvada;
fique com meus assombros
de vida e de morte exatas.

 

          A AUSÊNCIA PRESENTE

 

         Eu me disse: “As palavras de flor que vou pensando
seriam sem cor nem caule em sua presença;
mas no ar escuro que seu rosto me veda
e no tempo que esquece a minha figura
há um jardim de luzes silenciosas.

         E fui amando tua ausência
como se ama as árvores perdidas no sonho.
A noite é já o ramo
e os troncos são a noite.

         De ninguém é agora tua ausência, senão minha,
me tem em segredo
e a tenho nos braços e nos lábios.

         Sobre a primordial treva flutuam
espíritos de deuses.
Não dão com a palavra que separe
tua ausência, da noite, de mim mesma.
Se pudessem ser três
como quando eu amava tua presença!

         Um passo mais, e nada existe,
nem quisera o amor que me conduziu
ao escuro deleite de teu lugar perdido,
porque agora anoitece até a sílaba
— vagalume agora sombra com quis querer-te —
na distância de ti que é minha ausência,
sob os deus turvos impotentes
que povoam o silencio.

 

Página publicada em março de 2019.

        

 


 

 

 
 
 
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