POESÍA  MEXICANA 
                  Coordinación  de 
                    MINERVA MARGARITA VILLARREAL y JOSÉ JAVIER VILLARREAL  
                    Foto: http://mascultura.mx/ 
                      
                    CLAUDIA POSADAS 
                      
                    Poeta, periodista y promotora cultural. Ha sido  becaria del FONCA-CONACULTA en el Programa de intercambio de Residencias  Artísticas para Chile, en en el de jóvenes Creadores en poesía y en el Programa  de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales. También, de la Fundación  Nuevo Periodismo Latinoamericano.  
                    En 1977 obtuvo el primer lugar en poesía en el XXIX  concurso de la revista Punto de Partida de la UNAM, y en 2009 recibió el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines. 
                      
                    TEXTOS EN/EM  ESPAÑOL/ESPAHOL  Y/E PORTUGUÊS 
                      Tradução de Antonio Miranda 
                      
                    
                    De 
                      Claudia Posadas 
                        LIBER SCIVIAS 
                          Tuxtla Gutiérrez, México:  
                          Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, 2010.  
                          
                      
                    ORACIONES POR LA LLUVIA 
                       
                      ?Y si partiéramos a donde la lluvia nace 
                        y libera luz madurada en su transparencia? 
   
                        A donde la pureza quema la raíz del frío, 
                        tus cabellos mojados sean la razón de mi serenidad, 
                        y sólo una lluvia con su bautismo de abundancia. 
   
                        Porque el relámpago cayendo al vértigo del mundo 
                        encendería el fundamento de las piedras. 
   
                        Pero sólo tengo esta oración de lluvia 
                        que no viene del país de la lluvia 
   
                        sino del golpe más profundo de la noche. 
                      
                    ORAÇÕES PELA CHUVA 
                    E  se partíssemos pra onde a chuva nasce 
                      e libera luz madura em sua transparência? 
   
                      Onde a pureza queima a raiz do frio, 
                      teus cabelos molhados sejam a razão de minha serenidade, 
                      e apenas uma chuva com seu batismo de abundância. 
   
                      Porque o relâmpago caindo na vertigem do mundo 
                      acenderia o fundamento das pedras. 
   
                      Mas tenho apenas esta oração de chuva 
                      que não vem do país da chuva, 
   
                      e sim do golpe mais profundo da noite. 
                    ----------------------------------------------------------------------------- 
                    OBERTURA 
                       
                      El mareo del pensamiento me hiere con su indomable zumbido, 
                      imposible escuchar el silencio de mi corazón. 
   
                      Horada con su vórtice mi angustia, 
                      su embriaguez me arroja a la extrañeza. 
   
                      Arranca mi casa de su luz 
                      y me deja fuera de toda certidumbre 
   
                      que no sea el espejismo. 
   
                       
                        OVERTURE 
                    O  mareio do pensamento fere-me com seu indomável zumbido, 
                      impossível escutar o silêncio de meu coração. 
   
                      Perfurada em seu vórtice minha angústia, 
                      sua embriaguez lança-me ao estranhamento. 
                    Arranca  minha casa de sua luz 
                      e me deixa fora de qualquer certeza 
   
                      que não seja o espelhismo. 
                    ---------------------------------------------------------------------- 
                     
                    PLENITUD 
                       
                      Vivo en la ira 
                        y en el amor también; 
                      vivo en el miedo, 
                      en el frío, 
                      en el horror de la noche; 
                      vivo en el deseo, en la ansiedad, 
                      el arrepentimiento. 
                    En la  mansedumbre 
                      vivo, vibro, 
                      respiro 
                      en el pulso de tu pecho desnudo, 
                      crisol donde todo se templa 
   
                      y todo es olvido. 
                      
                    PLENITUDE 
                       
                      Vivo na ira 
                        no amor também; 
                    vivo no medo, 
                      no frio, 
                      no pavor da noite; 
                      vivo no desejo, na ansiedade, 
                      no arrependimento. 
   
                        Na mansidão 
                        vivo, 
                        vibro, 
                        respiro 
                        no pulso de teu peito aberto, 
                        crisol onde tudo tempera 
                    e  tudo é olvido. 
                    ------------------------------------------------------------------------- 
                    VISIÓN 
                       
                      El hervir de tierra y viento girando sobre el agua, 
                      la Ciudad invisible: 
                      su reflejo es la muralla que perturba el interior del lago. 
   
                      En la superficie 
                      rueda la espesura; 
                      en lo profundo 
                      esplende el crisol en que arderá la ofrenda. 
   
                      La voluntad lejana de una estrella 
                      detiene la órbita del polvo 
                      y libera al vórtice terrestre copos de su luz: 
                      en el centro de la gravitación esplende el astro, 
  Phosphorus de todo principio, 
                      una rosa corona el Alminar inverso. 
   
                      En la vorágine rotando sobre el agua, 
                      las torres se fortifican; 
                      en el fondo, 
                      la quietud invade el temblor de la Alcazaba 
                      hasta forjarse el tallo que sostiene la Ciudad de Oro. 
                    El silencio  vibra en la ondulación del agua. 
                       
                      El agua. Quem  un deseo de beberla, 
                        pero al tocar sus dones 
                        la Ciudad desaparece 
                    en el  desamparo de la noche. 
                      
                    VISÃO  
                       
                      Um ferver de terra e vento girando sobre a água, 
                      a Cidade invisível: 
                      seu reflexo é muralha que perturba o interior do lago. 
   
                      Na superfície 
                      roda a espessura; 
                      no profundo 
                      esplende o crisol em que arderá a oferenda. 
   
                      A vontade distante de uma estrela 
                      detém na órbita da poeira 
                      e libera ao vórtice terrestre flocos de sua luz: 
                      no centro da gravitação esplende o astro, 
  Phosphorus de todo princípio, 
                      uma rosa coroa o Alminar inverso. 
   
                      Na voragem girand sobre a água 
                      as torres se fortificam; 
                      no fundo, 
                      a quietude invade o tremos de Alcazaba 
                      até forjar-se o caule que sustenta a Cidade de  Ouro. 
   
                      O silêncio vibra na ondulação de água. 
   
                      A água. Arde um desejo de bebê-la, 
                      mas ao tocar seus dons 
                     
                    no  desamparo da noite. 
                     
                       
                      
                      
                    
                    CALDERÓN,  Ali, dirección.  La luz que va dando nombre.  Veinte años de poesía en México 1965-1985.  Selección de José Antonio Escobar, Jorge Mendonza y Alvaro Solís.  Prólogo de Jorge Mendonza y Ali  Calderón.  Puebnla, México: Gobierno del  Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 2007.   208 p.  13 x 21 cm    ISBN  978-968-5122-90-0   Ex. bibl. Antonio  Miranda 
                      
                      
                      
                    
                      Paroxitum 
                        
                      El gesto con que  reconozco el día 
                      y que disipa la  ambigüedad de la noche, 
                      la fulguración con la  cual recupero los nudos de mis actos, 
                      de pronto carecen de  sentido. 
                        
                      Cuanto habría de decir  me es ajeno. No comprendo las palabras 
                      y ni siquiera las  recordaría si alguien las nombrara por mí. 
                        
                      El ave del significado  es una ráfaga sin forma. 
                        
                      Cuanto habría de  enfrentar es inalcanzable. 
                      Me vence el  estancamiento de mi sangre, 
                      el hastío de quien ha  retornado sin gloria ni derrota. 
                        
                      Me abandona la tibieza  de lo que había creído como una 
                      [pertenencia, y lo  incierto me jala como una caída irreversible: todo signo se convierte en  vértigo. 
                        
                      Porque había decidido  callar 
                      y desertar de los  puentes. Puentes de razón, 
                      puentes de lenguaje, 
                      puentes de poder, 
                      puentes, 
                      insondables puentes que  se fueron tendiendo bajo una ex- 
                                                                                   [traña vigilancia. 
                        
                      Porque había decidido  abandonar la sombra  
                      y no cumplir sus votos  en palabra,  
                      acto o pensamiento, 
                      no ser para intuir hasta  dónde me tomó la inmisericordia  
                      y dejar lo que no me  pertenece  
                      y encontrar lo  hermosamente mío. 
                        
                      Y todo en nombre de un  corazón que desconozco  
                      y que mínimo, 
                      abisal, 
                      sostiene mis cansados  desafíos. 
                        
                      Y todo en contra del  absurdo, 
                      todo por reconstruir los  tejidos de esta cárcel  
                      a imagen y semejanza de  la transparencia. 
                        
                      Pero inmóvil, 
                      en esta orfandad, 
                      nada existe sino el  miedo. 
                        
                      ¿Qué será de mi carne  sin su altar de lo aprendido,  
                      de lo visto, 
                      una forma estéril e  imprecisa, 
                      sin los hilos a los que  había atado su memoria? 
                        
                      Y si todo es aparente, 
                      la construcción de una  conciencia arraigada por costumbre,  
                      ¿podría permanecer sin  asidero pensando que la cárcel no es real? 
                        
                      ¿Qué es lo real  entonces, 
                      dónde su verdad que me  es negada? 
                        
                      ¿O mejor debería  guardarme en la locura y fundirme en sus 
                                                                                   [astros invisibles? 
                        
                      El salto, la caída,  abandonar la irradiación de lo habitado,  
                      cómo duele este paso  decisivo. 
                        
                      Y todo por saberme, 
                      por hallar otro  fundamento, 
                      un orden contra este  invierno viejo, 
                      inalterable, 
                      donde el corazón es sólo  el vestigio de una luz vencida por 
                                                                                           [el  tiempo. 
                        
                      Traduções de Antonio  Miranda: 
                        
                     
                      
                           Paroxitum  
                      
                             O  gesto com que reconheço o dia 
                             e  que dissipa a ambiguidade da noite, 
                             a  cintilação com a qual recupero os nós de meus atos, 
                             de  repente carecem de sentido. 
                      
                             Quanto  haveria de dizer me é alheio. 
                             Não  entendo as palavras  
                             e  nem sequer as recordaria se alguém me as nomeassem. 
                      
                             A  ave do significado é uma rajada sem forma. 
                      
                             Quanto  haveria de enfrentar é inalcançável. 
                             Vence-me  o estancamento de meu sangue, 
                             o  fastio de quem regressou sem glória nem derrota. 
                      
                             Me  abandona a frieza do que havia aceito como uma pertinência 
                             e  o incerto me atrai como uma queda irreversível: 
                             todo  signo se transforma em vertigem. 
                      
                             Porque  havia decidido calar 
                             e  desertar das pontes.  Pontes da razão, 
                             pontes  da linguagem., 
                                                              pontes de poder, 
                             pontes, 
                             insondáveis  que se foram se entendo sob uma estranha vigilância. 
                      
                             Porque  havia decidido abandonar a sombra 
                             e  não cumprir seus votos em palavra, 
                             ato  ou pensamento, 
                             não  ser para intuir até onde me tomou a imisericordia 
                             e  deixar o que me pertence 
                             e  encontrar o formosamente meu. 
                      
                             E  tudo em nome de um coração que desconheço 
                             e  que mínimo, 
                             abissal, 
                             sustenta  meus cansados desafios. 
                      
                             E tudo contra o absurdo, 
                             tudo  por reconstruir os tecidos deste cárcere 
                             à  imagem e semelhança da transparência. 
                      
                             Mas  imóvel, 
                             nesta  orfandade, 
                             nada  existe além do medo. 
                      
                             Que  seria de minha carne sem seu altar do aprendido, 
                             do  já visto, 
                             uma  forma estéril e imprecisa, 
                             sem  os fios com que havia atado sua memória? 
                      
                             E  se tudo é aparente, 
                             a  construção de uma consciência arraigada pelo costume, 
                             poderia  permanecer sem pretexto pensando que   
                                                                                      cárcere  não é real? 
                      
                             Que  é real, então, 
                             onde  sua verdade que me é negada? 
                      
                             Ou  melhor, deveria guardar-me na loucura e fundir-me  
                                                                             em  sus astros indivisíveis? 
                      
                             O  salto, a queda, abandonar a irradiação não habitada 
                             como  dói este passo decisivo. 
                      
                             E  tudo por saber-me, 
                             por  achar outro fundamento, 
                             uma  ordem contra este velho inverno, 
                             inalterável, 
                             onde  o coração é apenas o vestígio de uma luz vencida pelo tempo.     
  
                      
                   
                     
                   
                
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