AUGUSTO MENESES
( BALAMJUYU)
Nicaragua – 1938.
TEXTO EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS
TELES, Gillberto Mendonça; MÜELLER-BERGH, Klaus. Vanguardia latinoamericana. Tomo I, México y América Central. Madrid: Iberoamericana, 2000. 359 p 15 x 22 cm.
MI GUATEMALA CRIOLLA
Cabalgo en la palabra por la sangre del viento,
como un ensueño en fiesta sonando en el paisaje.
Anochecí en los mares, y a bordo de la luna
rondé el epitalamio de los amaneceres.
Fuí a dar a los caminos que anclaron en la tierra
como flechas sonoras. Y cuando estuve solo,
relampagueó el milagro de los cuatro horizontes.
El Norte, vertical como un grito,
sopló con sus pulmones el misterio acosado bajo los
grandes árboles.
Un rumor de nostalgia lo sacudió en sus venas,
se apuntaló en el viento y estampó a la distancia
su eterna gallardía de jaguar en descanso.
Irguióse el Sur, entonces, allá sobre una linea
que tenía la rima de una oración humeando,
los montes desvaídos a tintas de acuarela,
y el corazón grabado de góndolas marinas
bajo un paracaídas de gaviotas ardiendo...
Oriente, con ademán tranquilo,
esparció su mensaje por la gasa de oro que suelta el panorama.
Con la sonrisa franca se fue pintando en ecos la boca de la
aurora,
y al levantar en hombros el canto de los llanos,
tomó un puño de sol y lo clavó en su pecho!
En tanto que Occidente, ¡era una fiesta verde!
la fiesta de los pinos que apuran el silencio;
la fiesta que se agita con un temblor de abismo
entre los peñascales que suenan con sombra;
la fiesta se alegra con el abecedario
que nace en la garganta de los guardabarrancas;
allá donde los ventos revientan en luceros,
allá donde los ventos de sílabas azules
entonan el gitano cantar de los crepúsculos.
¡Y era una fiesta verde de pífanos y trigo!
Ya no te conocía mi Guatemala hermana del indio y de los
pinos,
hermana en el aroma, y hermana en la sonrisa
del árbol que realiza su plegaria de brotes
en la algaravia del pájaro que asoma
con el día en las alas. Yo te conocía mi Guatemala hermana
de todos y de todo. Mi Guatemala amiga!
Pero hoy que te conozco, déjame que te quiera,
déjame que te siga, déjame que ilumine mi entusiasmo
en la luna de enero que florece tu vientre,
déjame que sienta primera entre las mil y una maravillas
que alimentan la canción de tu sangre,
déjame que te cante con la palabra hirviendo
de jade y mieles blancas al son de la leyenda.
Yo quiero que me dejes palpitar en tu vida,
hacer esencias sueltas de esperanza y de olvido,
en el barro en que estampa tu espíritu la raza
y el copal se hace brújula para encontrar los Dioses;
cerca de los barrancos, donde la tierra fluye
su vino de amapolas, puro como un desnudo,
claro como un silbido.
Eso de amarte viva. Eso de amarte virgen con ardor de
montaña,
eso de amarte líquida por las venas celestes
de tus ríos que limpian el pon de tus luceros;
eso de amarte única por la selva que absorbe la raíz de sus
mitos;
eso de amarte en todo: en el viento, en el agua,
en la tierra, en el fuego!
Eso de amarte recio con ansia de bejucos,
por entre los breñales que rasgan sus delírios
como dos alimañas de torrentes en furia.
Eso de amarte niño por la blonda mirada de los cerros
que chupan la risa de los pinos;
eso de amarte manso como el rancho que enciende
su música de galos en la cresta del alba;
eso de amarte quieto, y sentirte con Dios,
cuando amanece clara la fiesta de los cielos!
Yo quiero que me dejes encontrar el milagro
de la tierra en tus pájaros, el rítmico milagro
que me hiciera sentir la profunda canción
que florece tu sangre, mi sangre, nuestra sangre.
Yo quiero que me dejes enardecer de aliento
el chal de tus crepúsculos que iluminó el Poniente,
tener el mismo gesto de quetzal, y el donaire
del coro en lenguas verdes que atizan tus montañas!
Origen del texto: Primer concurso literario organizado por el
Comité central de la Feria Nacional. Guatemala, C.A.: noviembre de
1938, pp. 19-25.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de ANTONIO MIRANDA
MINHA GUATEMALA CRIOULA
Cavalgo na palavra pelo sangue do vento,
como um sonho em festa soando na paisagem.
Entardeci nos mares, e a bordo da lua
rondei o epitalâmio dos amanheceres.
Cheguei até aos caminhos que ancoraram na terra
relampejou o milagre dos quatro horizontes.
O Norte, vertical como um grito,
soprou com seus pulmões o mistério acossado debaixo de
grandes árvores.
Um rumor de nostalgia tremeu em suas veias,
apoiado no vento e carimbou a distância
sua eterna galhardia de jaguar em descanso.
Ergueu-se o Sul, então, adiante sobre fileira
com a rima de uma oração transpirando,
dos montes repousados em tintas de aquarela,
e o coração gravado de gôndolas marinhas
sob um paraquedas de gaivotas ardendo...
Oriente, com um gesto tranquilo,
disseminou sua mensagem e pela gaze de ouro que libera o
panorama.
Com o sorriso franco foi pintando em ecos a boca da
aurora,
e ao levantar nos ombros o canto das planícies,
tomou o punho de sol e o espetou em seu peito!
Enquanto que em Ocidente, era uma festa verde!
a festa dos pinheiros que apressam o silêncio;
a festa que se agita com um tremor de abismo
entre os penhascos que soam com a sombra;
a festa se alegra com o abecedário
que nasce na garganta dos guardabarrancos;
lá onde os ventos rebentam os lustres,
lá onde os ventos de sílabas azuis
entoam o canto cigano dos crepúsculos.
E era uma festa verde de pífanos e trigo!
Já não te reconhecia minha Guatemala irmã do índio e
dos pinheiros,
irmã no aroma, e irmã no sorriso
da árvore que realiza sua oração de brotos
na confusão do pássaro que surge
com o dia em suas asas. Eu não te conhecia minha irmã
Guatemala
de todos e de tudo. Minha Guatemala amiga!
Mas agora que te conheço, permita que te queira,
permita que te siga, permita que ilumine mei entusiasmo
na lua de janeiro que floresce o teu ventre,
permita que eu sinta primeiro entre as mil e uma maravilhas
que alimentam a canção de teu sangue,
permita que eu te cante com a palavra fervendo
de jade e mel branco ao som de uma lenda.
Eu quero que me deixe palpitar em tua vida,
produzir essências livres de esperança e de olvido,
no barro em que estampas em teu espírito a raça
e o copal se torna bússola para encontrar os Deuses;
próximo dos barrancos, onde a terra flui
seu vinho de amapolas, puro como um desnudo,
claro como um apito.
Essa de amar-te viva. Essa de amar-te virgem com o ardor
de montanha,
essa de amar-te líquida pelas veias celestes
de teus rios que limpam o tom de seus luzeiros;
essa de amar-te única pela selva que absorve a raiz de seus
mitos;
essa de amar-te em tudo: no vento, na água,
na terra, no fogo!
Essa de amar-te fortemente com a ânsia de cipós,
por entre as brenhas que rompem em seus delírios
como dois vermes de torrentes em fúria.
Essa de amar-te criança pela loura mirada dos montes
que chupam o riso dos pinheiros;
essa de amar-te manso como o rancho que acende
sua música de galos na crista da alvorada;
essa de amar-te quieto, e sentir-te com Deus,
quando amanhece clara a festa dos céus!
Eu quero que me deixes encontrar o milagre
da terra em teus pássaros, o rítmico milagre
que me fez sentir a profunda canção
que floresce o teu sangue, o meu sangue, nosso sangue.
Eu quero que me deixes inflamar de alento
o xale de teus crepúsculos que iluminou o Poente,
ter o mesmo gesto de quetzal*, e o donaire
de coro em línguas verdes que atiçam taus montanhas!
*quetzal: ve da fam. dos trogonídeos ( Pharomachrus mocinno ), encontrada no México e América Central, de cauda muito longa e plumagem verde brilhante e vermelha [Ave sagrada dos maias e astecas, é tb. a ave-símbolo da Guatemala.].
Página publicada em setembro de 2020
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