POESÍA ANARQUISTA 
                Coordinación de OMAR  ARDILA
                    
                    
                  
                  MIGUEL ROSENDO SEISDEDOS 
                    
                  Afiliado Agrupación  Socialista de Madrid 
                  Salamanca (Salamanca)  24/04/1893 -- Salamanca (Salamanca) 15/02/1958 
                  Poeta. Procedía de una familia de pequeños propietarios  agrícolas de la aldea de Doñinos, cercana a la ciudad de Salamanca. Estudió en  un colegio de jesuitas. Sus primeros poemas son de 1914. En la década de los  veinte evolucionó hacia el socialismo, colaborando en El Socialista y otros  periódicos de la época. Aunque ya en 1924 aparecieron poemas suyos en El  Socialista y el 30 de octubre de 1925 Pablo Iglesias escribía unas líneas en El  Socialista felicitando a Seisdedos por el poema «Las campanas futuras» no fue  hasta 1926, meses después de la muerte de éste, que ingresó en la AS de Madrid  y pasó a formar parte de la redacción de El Socialista. Fue autor de varios  libros de poemas, cuentos y novelas. Pasó la guerra civil y la posguerra oculto  en la casa familiar. En los años cincuenta volvió a publicar una colección de  poesía «Cuadernos alados» en los talleres y gráficas Núñez de Salamanca y  comenzó a colaborar en el periódico El Adelanto, donde publicó dos columnas  semanales. Falleció en Salamanca el 15 de febrero de 1958. 
                    
                  Biografía  extraída de www.fpabloiglesias.es 
                    
                    
                  TEXTOS EN  ESPAÑOL   -   TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                    
                    
                    
                  
                  ANTOLOGÍA ANARQUISTA   poesía / siglo XX …/  Selección, prólogo & reseña  de Omar Ardila.  Bogotá: Un Gato Negro  Editores, 2013.  200 p.  ISBN 978-958-46-2490-1.    14 x 21 cm.   Ex. bibl. Antonio Miranda. 
                    
                  
                    SOMBRA Y PAN  NEGRO (pan de centeno)  
                    Entre la niebla que lo  envuelve todo el mozo  
                      campesino vuelve al pueblo 
                      con hondas amarguras en el alma y agobiantes fatigas en  el cuerpo.La carreta, rodando por  el lodo se deshace en gemidos lastimeros  
                      tras  delos bueyes de pesadas  carnes que marchan melancólicos y lentos.  
                      Las pequeñas ventanas de la aldea son, en la oscuridad, puntos  
                      de  fuego,la noche es fría y  húmeda, se oye lejanamente un brusco aullar  
                      de  perros,y sembrando tristeza, una campana vierte  lágrimas lentas por un  
                      muerto;sin alegría, el pobre  campesino ha murmurado para sí, ya llego.  
                      Ya ve las puertas de su pobre casa de barro sin pintar, 
                      ¿qué hallará dentro? ¿qué encontrará como premio a su trabajo? sombra y pan  negro. 
                    Él, en cuanto amanece,  antes que el día ahuyente las tinieblas de  
                      los cielos, 
                    oyendo el canto de los  gallos deja las sábanas morenas de su lecho, 
                    y lento, fatigado  todavía, los párpados cargados por el sueño,  
                      mal envuelto en sus ropas miserables, santas por ir ceñidas a su  
                      cuerpo, 
                    con su azadón al  hombro, o tras la yunta, a la ruda labor marcha  
                      de  nuevo 
                    para arrancar del seno  de la tierra con sus robustos brazos, con 
                      su esfuerzo, 
                    el pan blanco que comen  los señores, los déspotas, los vagos, los soberbios. 
                      
                    Injusticia que el alma  encoleriza y hace rugir de indignación el pecho; 
                    todo para el gandul que  no hace nada, lo fino, lo mejor, lo más  
                      selecto, 
                    y para ti gañán, héroe  sublime, ¡sombra y pan negro! 
                      
                    ¡ Oh, que bello es el  campo! los poetas no encontraron jamás nada   
                      tan  bello, 
                    trigales, cielo azul,  árboles, montes, pájaros, mariposas, arroyuelos, 
                    crepúsculos de rosas y  amarantos, ovejas, cabritillos y corderos; amores de zagales y pastoras,  flores, miel, soledad, valles amenos. Ese es el campo de los falsos libros, ese  es el campo de los vates hueros. 
                    Hay poesías en él,  mucha belleza, mucho sol, aire puro, flores,  
                    pero ¡ oh verdad que  debiera ser mentira! el campo es algo más,  
                    no es sólo eso, el  campo es el dolor del que lo labra sin gozar de los frutos de su seno, 
                    el campo es la casucha  pestilente, es la mujer hambrienta, el niño enfermo, 
                    es ignorancia,  desnudez, miseria, sombra y pan negro. 
                      
                    Entre las rojas llamas  del verano Y entre los blancos fríos del  
                      invierno, 
                    Ancianos, mozos, ñiños  y mujeres bregan, se agitan en sudor deshechos. 
                    ¡oh que amargor de  vida!, entre las bestias, lo mismo que las  
                      bestias viven ellos. 
                    Cuando alzan  tristemente la mirada ven la ciudad brillante, allá, a  
                      lo lejos, 
                    allí está el esplendor,  el arte, el lujo, el placer, los teatros, los museos, la música 
                    que eleva los  espíritus, los libros que iluminan el cerebro, los  
                      altivos palacios que deslumbran, 
                    los perfumes, las  joyas, el dinero; lo que hace de la tierra un  
                      paraíso, 
                    lo alegre, lo  magnífico, lo bello. Y en el campo, ignominia, frentes ciegas, 
                      usura, esclavitud, flácidos miembros, chozos, greñas, guiñapos, escaseces, 
                    sombra y pan negro. 
                      
                    ¡  Oh hermano campesino, cuya vida resbala por el cauce del 
                      silencio! 
                    entre zarzas de agobios  y trabajos y sobre guijas de dolor  
                      perpetuo, 
                    no he de excitar tu  puño a la venganza, te quiero demasiado para eso, 
                    la tea, el puñal, nada  consiguen, nada logra ni el crimen ni el incendio, 
                    pero es preciso que  alces la cabeza, que exijas a la infamia tus derechos, 
                    que pidas libertad para  tu alma, que alcances nutrición para tu cuerpo, 
                    que arrojes tus harapos  de mendigo, que limpies de tinieblas tu cerebro, 
                    que seas lo que eres,  todo un hombre, que dejes de vivir como los perros. 
                      
                    ¡A redimirte, a  redimirte hermano! 
                    ¡yérguete bravamente! 
                    ¡arriba!, 
                    es tiempo de que no  encuentres sólo en tu camino  
                      sombra y pan negro. 
                      
                   
                    
                    
                  TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                    Tradução de Antonio Miranda  
                    
                  
                     SOMBRA E PÃO  NEGRO (pão de centeio)  
                    Entre a névoa que o envolve todo, o moço camponês  regressa  
                      ao povoadocom profundas amarguras na alma e agonizantes fadigas no  cuerpo.A carroça, rodando na lama se desfaz em  gemidos plangentes 
                      atrás  dosbueyes de pesadas carnes que marcham  melancólicos e lentos.  
                      As pequenas janelas da aldeia são, na oscuridão, sinais  
                      de  fogo,a noite é fría e úmida, ouve-se à distancia  um brusco uivar  
                      de  cães,e semeando tristeza, um sino verte  lágrimas lentas por um  
                      morto;sem alegría, o pobre  camponês  murmurou para si, chego já.  
                      E vê as portas de sua pobre casa de barro sem pintura, 
                      —que vai encontrar lá dentro? qué encontrará como prêmio pelo seu trabalho?  sombra e  pão negro. 
                    Êle,  quando amanhece, antes que o día afugente as trevas   
                      do céu, 
                    ouvindo o canto dos  gallos deixa os lençóis de seu leito, 
                    e lento, cansado ainda,  as pálpebras pesadas pelo sono,  
                      mal coberto por suas roupas miseráveis, santas por irem  singidas   
                      seu  corpo, 
                    com sua enxada no ombro,  ou tras junta de bois, o rude labor  
                      segue  de novo 
                    para arrancar do seio  da terra com seus robustos braços, com 
                      seu esfuerço, 
                    o pão branco que os  senhores comem, los déspotas, os vadios, os soberbos. 
                      
                    Injustiça que a alma encoleriza e faz-se  rugir de indignação o peito; 
                      tUdo para o safado que não faz  nada, o fino, o melhor, o mais  
                      seleto, 
                      e  para ti sobram, herói sublime,sombra e pão negro! 
                      
                      
                    Ó, que belo é o campo! os  poetas não encontraram jamás nada   
                      mais  belo, 
                    trigais, céu azul, árvores,  montes, pássaros, borboletas, arroios, 
                    crepúsculos de rosas e  amarantos, ovelhas, cabritos e cordeiros; amores de rapazes e pastoras, flores,  mel, solidão, vales amenos. Esse sé el campo dos libros falsos, esse é o campo  dos vates confusos. 
                    Há poesías nele, muita  beleza, muito sol, ar puro, flores,  
                    mas ¡, ó verdade que  deveria ser mentira! o campo é algo mais,  
                    não é apenas isso, o  campo é a dor de quem o lavra sem valer-se dos frutos de seu seio, 
                    o campo é o casebr pestilento,  é a mulher faminta, o menino  menino  enfermo, 
                    é ignorância, nudez,  miséria, sombra e pão negro. 
                      
                    Entre as rubras chamas  do verão E entre os fríos brancos do 
                      inverno, 
                    Anciãos, moços, meninos  e mulheres sofrem, se agitan no suor desfeitos. 
                    ó que amargura de  vida!, entre as bestas, tal como as bestias  
                    eles vivem. 
                    Quando levantam  tristemente o olhar vem a cidade brihlante, lá,   
                      bem longe, 
                    ali está o esplendor, a  arte, o luxo, o pracer, os teatros, os museus, a música 
                    que eleva os espíritos,  os livros que iluminam o cérebro, os  
                      altivos palácios que deslumbram, 
                    os perfumes, as jóias,  o dinhero; o que faz da terra um paraíso, 
                    o alegre, o magnífico,  o belo. E no campo, ignomínia, frontes cegas, 
                      usura, escravidão, flácidos membros, choças, despenteados, trapos, escasez, 
                    sombra e pão negro. 
                      
                    Ó  irmão camponês, cuja vida resvala pela trilhas do silêncio! 
                    entre sarças de fardos  e trabalhos e sobre caras de dor  
                      perpétua, 
                    não haverei de provocar  teu puño à vingança, te quiero demais para isso, 
                    o punhal, nada  conseguem, nada logra nem o crime nm o incêndio, 
                    mas é preciso que  levantes a cabeça, que exijas à infâmia teus dereitos, 
                    que peças liberdade  para tua alma, que alcances nutrição para teu corpo, 
                    que descartes teus  farrapos de mendigo, que limpes as trevas de teu cérebro, 
                    que sejas o que és,  todo um homem, que deixes de vivier como os cães. 
                      
                    A alforriar-te, a  alforriar-te irmão! 
                    Érgue-te bravamente! 
                    levanta!, 
                    é tempo para que não  encuentres apenas em teu caminho  
                      sombra e pão negro. 
                      
                   
                    
                  Página publicada em outubro de 2018 
                
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