POESIA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
GERARDO DIEGO
Gerardo Diego, nascido em Santander em 1896 e morto em Madri en 1987, foi um escritor espanhol, membro da Geração de 27.
Estudou filosofia e letras em Madri e foi catedrático de Literatura em Soria, Xixón, Santander e Madrid. Fundou as revistas Carmen e Lola, onde tinham trânsito os novos poetas vangardistas.
Nas suas primeiras obras:Iniciales (1918), El romancero de la novia (1918) e Soria (1923), observa-se uma clara influência de autores como Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Ramón Jiménez e Antonio Machado. Alondra de verdad (1941), formado por quarenta e dois sonetos escritos antes da guerra, pertence também à poesia tradicional.
A sua inclinação pela nova arte das vangardas faz com que se inicie no ultraísmo e no criacionismo. A falta de sinais de pontuação, a disposição dos versos, os temas intrascendentes e as extraordinárias imagens caracterizam esta poesia, e destacam obras como Manual de espumas (1924) e Fábula de Equis y Zeda (1932). Fonte da biografia: wikipedia
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
LÁMINA
Las cosas han perdido
el relieve.
Casas, ambiente, todo
sin fondo.
Veo caras de mujeres
planimétricas.
Las calles son mentiras
geométricas.
Líneas de puntos, sincopadas
con infantiles perspectivas.
Perdí mi estereoscopio.
En mí mismo todo es
superficial.
He perdido el escorzo
esferoidal.
Oh absurdo mapa-múndi
rectangular.
El paisaje sale del rodillo,
tuerto.
VENTANA
SECCIONO, encuadro, enmarco
en colaboración con la ventana
y ya el paisaje es doblemente mío.
Lo era de nacimiento,
yo nací en él y él para mí nació.
Y ahora lo es también, creación de mi arte,
al relevarle y ahondarle a voluntad
en el alto rectángulo
de la ventana inglesa de palacio.
Junto a ella le contemplo:
franjas paralelas de gradación en perspectiva,
las copas verde de los árboles,
el gris acero con lumbres de plata
de mi bahía,
la espada rubia del Puntal,
otra cinta de mar donde la costa
-arboledas, praderas, caserío—
imprime su difusa sombra,
y las montañas, mis montañas de niño,
mis paternales, siempre educadoras.
Todo lo debo a ellas y al mar que es su alma.
Y hoy soy yo quien las crea virginales.
Nacen por vez primera
de mi retina, enfoque, encuadramiento.
Arte de arquitectura,
magia de posesión doblando los sobrantes
del lienzo detrás del bastidor
para que lo pintado por el ojo
sea de este a oeste el cuadro justo,
mi vida desplegada
desde Valnera hasta el lomo solemne de Cabarga.
Sin olvidar el cielo, hoy asordado
en altísimo techo gris y valorador.
Goce sereno
y ¿por qué no decirlo? merecido.
Gracias, gracias al Dios aquí narrado
Por las aguas, las hojas y las piedras.
El se me hace visible, tangible, acariciable,
y en libertad me deja
para que yo lo esté siempre creando.
ROSA MÍSTICA
Era ella
Pero cuando pasaba
los ârboles se arrodillaban
el ave maria
se trenzaban las letanîas
Era ella
Me desmayé en sus manos
como una hoja muerta
sus manos ojivales
que daban de corner a las estrellas
Por el aire volaban
romanzas sin sonido
Y en su almohada de pasos
me quedé dormido
Imagen, 1922
ROMANCE DEL DUERO
Rio Duero, rio Duero
nadie a acompariarte baja,
nadie se detiene a oir
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde,
la ciudad vuetve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tu, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso,
pero con distinta agua.
Rio Duero, rio Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
Soria, 1923
NOCTURNO
Están todas
También las que se encienden en las noches de moda
Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos
Son sensibles al tacto las estrellas
No sé escribir a mâquina sin ellas
Elias lo saben todo
Graduar el mar febril
y refrescar mi sangre con su nieve infantil
La noche ha abierto el piano
y yo les digo adiós con la mano.
Manual de espumas, 1924
Y TU INFANCIA, DIME
Y tu infancia, dime, ¿dónde está tu infancia?,
que yo la quiero.
Las aguas que bebiste,
las flores que pisaste,
las trenzas que anudaste,
las risas que perdiste.
¿Cómo es posible que no fueran mías?
Dímelo, que estoy triste.
Quince años, sólo tuyos, nunca míos.
No me escondas tu infancia.
Pídele a Dios que nos desande el tiempo.
Volverá tu niñez y jugaremos.
Versos humanos, 1925
REVELACIÓN
Era en Numancia al tiempo que declina
la tarde del agosto augusto y lento,
Numancia del silencio y de la ruina,
alma de libertad, trono del viento.
La luz se hacía por momentos mina
de transparencia y desvanecimiento,
diafanidad de ausencia vespertina,
esperanza, esperanza del portento.
Súbito, ¿dónde?, un pájaro sin lira,
sin rama, sin atril, canta, delira,
flota en la cima de su fiebre aguda.
Vivo latir de Dios nos goteaba,
risa y charla de Dios, libre y desnuda.
Y el pájaro, sabiéndolo, cantaba.
Alondra de verdad. 194
SUCESIVA
Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen tus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
Alondra de verdad, 1941
������������� Extraído
POESIA SEMPRE – Revista Semestral de Poesia. ANO 4 – NÚMERO 7 – JULHO 1996. Rio de Janeiro: Fundação Biblioteca Nacional, Ministério da Cultura, Departamento Nacional do Livro, 1996. Ex. bibl. Antonio Miranda
El sueño
Apoya en mí la cabeza,
si tienes sueño.
Apoya en mí la cabeza,
aquí, en mi pecho.
Descansa, duérmete, sueña,
no tengas miedo;
no tengas miedo del mundo,
que yo te velo.
Levanta hacia mí tus ojos,
tus ojos lentos,
y ciérralos poco a poco
conmigo dentro;
ciérralos, aunque no quieras,
muertos de sueño.
Ya estás dormida. Ya sube,
baja tu pecho,
y el mío al compás del tuyo
mide el silencio,
almohada de tu cabeza,
celeste peso.
Mi pecho de varón duro,
tabla de esfuerzo,
por tí se vuelve de plumas,
cojín de sueños.
Navega en dulce oleaje,
ritmo sereno,
ritmo de olas perezosas
el de tus pechos.
De cuando en cuando una grande,
espuma al viento,
suspiro que se te escapa
volando al cielo,
y otra vez navegas lenta
mares de sueño,
y soy yo quien te conduce,
yo que te velo,
que para que te abandones
te abrí mi pecho.
¿Qué sueñas? ¿Sueñas? ¿Qué buscan
— palabras, besos —
tus labios que se te mueven,
dormido rezo?
Si sueñas que estás conmigo,
no es sólo sueño;
lo que te acuna y te mece
soy yo, es mi pecho.
Despacio, brisas, despacio,
que tiene sueño.
Mundo sonoro que rondas,
hazte silencio,
que está durmiendo mi niña,
que está durmiendo
al compás que de los suyos
copia mi pecho
Que cuando se me despieñe
buscando el cielo,
encuentre arriba mis ojos
limpios y abiertos.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
O sonho
Apoia em mim a cabeça,
se estás com sono.
Apoia em mim a cabeça
aqui, no meu peito.
Descansa, dorme, sonha,
não tenhas medo,
não tenhas medo do mundo,
que eu te velo.
Dirija para mim os teus olhos,
teus olhos lentos,
e cerre-os pouco a pouco
comigo dentro;
cerre-os mesmo que não queiras,
mortos de sono.
Já estás dormida. Já sobe,
desde teu peito,
e o meu no compasso do teu
meça o silêncio,
almofada de tua cabeça,
peso celeste.
Meu peito de forte varão,
tábua de esforço,
por ti se transforma em pluma,
almofada de sonhos.
Navega em doces vagas,
ritmo sereno,
ritmo de ondas preguiçosas
o de teu seios.
De vez em quando uma grande,
espuma ao vento,
suspiro que escapa de ti
voando ao céu,
e outra vez navegas lenta
mares de sonho,
e sou eu quem te conduz,
eu que te velo,
e para que te abandones
eu te abri meu peito.
Que sonhas? Sonhas? Que buscam
— palavras, beijos,,
teus lábios que se movem,
reza dormida.
Se sonhas que estás comigo,
não é apenas sonho;
o que te aninha e te embala
sou eu, é meu peito.
Devagar, brisas, devagar,
que sente sono.
Mundo sonoro que rondas,
fique em silêncio,
que está dormindo minha menina,
que está dormindo
no compasso que dos teus
meu peito imita.
Que quando me desperte
buscando o céu,
encontre acima os meus olhos
limpos e abertos.
LÂMINA
As coisas perderam seu
relevo.
Casas, ambiente, tudo
sem fundo.
Vejo rostos de mulheres
planimétricas.
As ruas são mentiras
geométricas.
Linhas de pontos, sincopadas
com infantis perspectivas
Perdi meu estereoscópio.
Em mim mesmo tudo é
superficial
Perdi o escorço
esferoidal.
Oh absurdo mapa-múndi
retangular.
A paisagem sai do rolo,
torta.
JANELA
Seleciono, enquadro, emolduro
em colaboração com a janela
e agora a paisagem é duas vezes minha.
Já era de nascimento;
nasci nela e ela nasceu para mim.
E agora também o é, criação de minha arte,
ao relevar e aprofundar a vontade
no alto retângulo
da janela inglesa do palácio.
Junto dela te contemplo:
faixas paralelas de gradação em perspectiva,
as copas verdes das árvores,
o aço grande com lume de prata
da minha baía,
a espada domada do Pontal,
outra faixa de mar onde a costa
— bosques, prados, casario —
imprime sua difusa sombra,
e as montanhas, minhas montanhas de menino,
ações paternais, sempre educativas.
Devo tudo a eles, e ao mar que é sua alma.
E hoje sou que que as crê virginais.
Nascem por vez primeira
de minha retina, enfoque, enquadramento.
Arte de arquitetura,
magia de possessão dobando os sobrantes
do lenço detrás do bastidor
para que o pintado pelo olho
seja de leste a oeste o quadro justo,
minha vida desgarrada
desde Valnera até o lombo solene de Cabarga.
Sem esquecer o céu, hoje ensurdecido
em altíssimo teto cinza e valorizador.
Gozo sereno
e — por que não dize-lo? — merecido.
Graças, graças a Deus aqui narrado
pelas águas, as folhas e as pedras.
Ele se torna visível, tangível, acariciável;
e em liberdade me deixa
para que eu esteja sempre te recriando.
ROSA MÍSTICA
Era ela E ninguém sabia
Mas quando passava
as árvores se ajoelhavam
Andava em seus olhos
a ave maria
e em sua cabeleira
se enredavam as litanias
Era ela
Era ela
Desmaiei em suas mãos
como uma folha morta
suas mãos ogivais
que dava de comer às estrelas
Pelo ar voavam
romanças sem som
E em sua almofada de passo
fiquei dormindo
(Imagem, 1922)
ROMANCE DO DOURO
Rio Douro, rio Douro
ninguém desce para acompanhar-te,
ninguém se detém para ouvir
tua eterna estrofe de água.
Indiferente ou covarde,
a cidade volteia as costas.
Não quer ver em teu espelho
sua muralha desdentada.
Tu, velho Douro, sorris
entre tuas barbas de prata,
moendo com teus romances
as colheitas mal logradas.
E entre os santos de pedra
e os álamos de magia
passas levando em tuas ondas
palavras de amor, palavras.
Quem pudera como tu,
a um tempo quieto e marchando,
cantar sempre o mesmo verso,
mas com distinta água.
Rio Douro, rio Douro,
ninguém para estar contigo desce,
já ninguém quer atender
tua eterna estrofe esquecida,
apenas os apaixonados
que indagam por suas almas
e semeiam em tuas espumas
palavras de amor, palavras.
NOTURNO
Estão todas
Até as que acendem noites de moda
Nasce do céu tanta fumaça
que meus olhos oxidados
São sensíveis ao tato das estrelas
Não sei escrever à máquina sem elas
Elas sabem tudo
Graduar o mar febril
e refrescar meu sangue com sua neve infantil
A noite abriu o piano
e eu lhes digo adeus com a mão.
(Manual de espumas, 1924)
E TUA INFÂNCIA, DIGA-ME
E tua infância, diga-me, onde está a tua infância?
pois eu a desejo.
As águas que bebeste,
as flores que pisaste,
as tranças que teceste,
os risos que perdeste,
Como é possível que não fossem meus?
Diga-me, pois fiquei triste.
Quinze anos, apenas teus, jamais meus,
Não me escondas tua infância.
Peça a Deus que nos desande o tempo.
Regressará tua infância e vamos brincar.
(Versos humanos, 1925)
REVELAÇÃO
Era em Nunância, o tempo que declina
a tarde de agosto augusto e lento,
Nunância do silêncio e da ruina,
alma de liberdade, trono do vento.
A luz se fazia por momentos mina
de transparência e desvanecimento,
diafanidade de ausência vespertina,
esperança, esperança do poder.
De repente, onde?, um pássaro sem lira,
sem ramo, sem púlpito, canta, delira,
flutua no cimo de sua febre aguda.
Vivo pulsar de Deus nos gotejava,
riso e palestra de Deus, livre e desnuda.
E o pássaro, sabendo-o, cantava.
(Alondra de verdad, 1941)
SUCESIVA
Deixa-me acariciar-te lentamente,
deixa-me lentamente comprovar-te,
ver que és de verdade, um continuar-te
de ti mesma a ti mesma extensamente.
Onda após onda irradiam de tua fronte
e mansamente, apenas sem complicar-te,
rompem tuas dez espumas ao beijar-te
de teus pés na praia adolescente.
Assim, te desejo, fluída e sucessiva,
manancial tu de ti, água furtiva,
música para o tato preguiçosa.
Assim te quero, em limites pequenos,
aqui e acolá, fragmentos, lírio, rosa,
e tua unidade depois, luz, de seus sonhos.
(Alondra de verdade, 1941)
Página publicada em dezembro de 2012. Ampliada e republicada em janeiro de 2013. Ampliada e republicada em janeiro de 2018. Ampliada e republicada em dezembro de 2018.
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