POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid
DANIEL RODRÍGUEZ MOYA
Daniel Rodríguez Moya (Granada, 1976) es un poeta español.
Codirige el Festival Internacional de Poesía Ciudad de Granada junto a Fernando Valverde Rodríguez (fundado por ambos), que ha contado entre otros poetas como Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, Gonzalo Rojas, Francisco Brines y Raúl Rivero. Es licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada (UGR).En 2001 obtuvo el Premio Federico García Lorca de Poesía, convocado por la UGR, por el libro 'Oficina de sujetos perdidos'. Además, ha publicado 'El nuevo ahora', en la editorial Cuadernos del Vigía.Con su último libro, 'Cambio de planes', obtuvo en 2007 el VI Premio Vicente Núñez en Córdoba, publicado por la editorial Visor. Ha publicado la primera antología de poesía nicaragüense del siglo XX que se edita en España: La poesía del siglo XX en Nicaragua (Editorial Visor). Es uno de los integrantes de la antología poética Poesía ante la incertidumbre, publicada por la editorial Visor y que defiende una poesía entendible y que emocione al lector frente a las corrientes herméticas y oscuras. Trabaja como periodista en televisión. También ha sido incluido en Todo es poesía en Granada. Panorama poético (2000-2015). José Martín de Vayas (antólogo). Granada: Esdrújula Ediciones, 2015.
Bibliografía:
Días idénticos a nubes (Ed. Dauro) Granada 2001; El nuevo ahora (Ed. Cuadernos del Vigía) Granada 2003; Oficina de sujetos perdidos (Ed. Universidad de Granada/Fundación Federico García Lorca) Granada 2003; Cambio de planes (Ed. Visor) Madrid 2008; Las cosas que se dicen en voz baja (Ed. Visor), Madrid, 2013; Poesía ante la incertidumbre (Ed. Visor) Madrid 2011; La poesía del siglo XX en Nicaragua (Ed. Visor) Madrid, 2010.
Fuente: wikipedia
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
NEGARÉ HABERTE ESCRITO ESTE POEMA
Para Daniela Claribel
Cuando entiendas mi voz,
cuando tengas conciencia, rechaces mis consejos
e insistas en saberlo casi todo
negaré haberte escrito este poema.
Pero ahora que aún no te he arrullado,
ni ha vibrado mi cuerpo con tu fragilidad,
te susurro al oído, al vientre de tu madre,
que nunca tengas miedo a decir lo que piensas,
y defiendas sin tregua
las luchas que hagas tuyas.
No olvides tus raíces
en la tierra de lagos y volcanes,
de fuego y de ternura.
De allí, seguramente,
heredes la pasión por las causas perdidas.
Desoye las palabras, que igual un día te digo:
prohibido, nunca, nada,
abandona, imposible.
Cuando entiendas mi voz,
y pienses que tu padre se ha rendido,
cuando me lo reproches,
negaré haberte escrito este poema.
MAIL DELIVERY FAILED
Cuánto vale el acierto de una palabra justa.
Dónde van los tahúres cuando se sienten solos.
Quién deambula en las calles por las noches desiertas.
Cómo crece el asombro, la sorpresa de un niño.
Por qué algunos espejos son ojos entreabiertos.
Qué cura la resaca de la melancolía.
A qué correo electrónico envío estas preguntas
para que no regresen al buzón,
—extraño el remitente y el mensaje:
«Mail delivery failed,
returning message to sender».
UN MURMULLO
Todos los ruidos del mundo
forman un gran silencio.
JOAQUÍN PASOS
Da igual que sea en un bar
o al abrigo del fuego
al principio del tiempo de los hombres.
Siempre ha habido un murmullo envolviéndolo todo:
Las voces de la tribu ocupando la cueva,
el clamor de guerreros tras la caza,
el estruendo incendiado en las revueltas
el grito enardecido en un estadio,
aplausos y ovaciones en la televisión,
las risas de los niños que juegan en los parques.
Un zumbido presente todo el tiempo,
como un motor en marcha que nunca se detiene.
Ni siquiera en las noches se detiene,
temblor de luz eléctrica y de vértigo.
Son frases inconexas que abrazan la cadencia
de las ondas acuáticas
si se lanza una piedra en el centro de un lago.
Alguien cree que hay silencio justo antes,
del disparo de gracia en un fusilamiento
pero el eco devuelve repetidas
las últimas plegarias de los ejecutados.
Siempre ha habido un murmullo envolviéndolo todo,
un ruido permanente.
Más que el miedo al silencio
el temor es a oír,
las cosas que se dicen en voz baja.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: ANTONIO MIRANDA
NEGAREI TER ESCRITO ESTE POEMA PARA TI
Para Daniela Claribel
Quando entendas a minha voz,
quando tenhas consciência, rechaces meus conselhos
e insistas em saber quase tudo
negarei ter escrito este poema para ti.
Mas agora que ainda não te arrulhei,
nem vibrei meu corpo com tua fragilidade,
teu sussurro ao ouvido, no ventre de tua mãe,
que nunca tenhas medo de dizer o que pensas,
e defendas sem trégua
as lutas que sejam tuas.
Não esqueças tuas raízes
na terra de lagos e vulcões,
de fogo e de ternura.
Dali, certamente,
herdes a paixão pelas causas perdidas.
Desoves as palavras, que igualmente um dia digo:
proibido, nunca, nada,
abandona, impossível.
Quando entendas minha voz,
e penses que teu pai se submeteu,
quando me repreendas,
negarei ter escrito este poema para ti.
MAIL DELIVERY FAILED
Quanto vale o acerto de uma palavra justa ?
Aonde vão os jogadores de cartas quando se sentem sós?
Quem deambula pelas ruas nas noites desertas?
Como cresce o assombro, a surpresa de uma criança?
Para que alguns espelhos são olhos entreabertos?
Que cura a ressaca da melancolia?
A qual correio eletrônico envio estas perguntas
para que não regressem à minha caixa de correio
— estranho o remetente e a mensagem:
"Mail delivery failed,
returning message to sender".
UM MURMÚRIO
Todos os ruídos do mundo
formam um enorme silêncio.
JOAQUÍN PASOS
Não importa se for em um bar
ou no abrigo do fogo
no início do tempo dos homens.
Sempre houve um murmúrio envolvendo tudo:
As vozes da tribo ocupando a cova,
o clamor de guerreiros detrás da caça,
o estrondo incendiado nas revoltas
o grito excitado em um estádio,
aplausos e ovações na televisão,
os risos de crianças que brincam nos parques.
Um zumbido presente todo o tempo,
como um motor em marcha que nunca se detém.
Nem mesmo nas noites se detém,
tremor de luz elétrica e de vertigem.
São frases desconexas que abraçam a cadência
das ondas aquáticas
se lançamos uma pedra no centro de um lago.
Embora creia que existe silêncio bem antes,
do disparo de gozo em um fuzilamento
mas o eco devolve repetidas
as últimas orações dos executados.
Sempre houve um murmúrio envolvendo tudo,
um ruído permanente.
Mais do que o medo do silêncio
o temor é ao ouvir,
as coisas que dizemos em voz baixa.
Página publicada em outubro de 2017
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