CARLOS SÁNCHEZ ALBERTO
(Madrid, 1969)
Un mar riega el cerebro / el processo dura una biografía.
Licensiado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y en Diseño Interdisciplinar por Oxford Brookes University.
Ha trabajao como diseñador gráfico y artista plástico en países com Inglaterra, Italia, Estados Unidos, México y España. En este itinerario, imagen y palabra han ido convergiendo y reinventando un sistema que rige el mundo interior. Su obra tanto visual como escrita se ha mostrado en galerias y medios digitales, consiguiendo diversos prêmios gráficos de fotografia y diseño.
Participa en proyectos culturales, talleres de creación y seminarios sobre poesía, literatura y arte.
Ha publicado los libros colectivos La República de la Imaginación em Legados Ediciones (Madrid, 2009) y Anónimos. Creación poética para escritores sin nombre (Cosmopoética, Córdoba, 2010).
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
La ESCOMBRERA. POESÍA EN EL ENTORNO. .Prólogo de Niall Binns. Madrid: Legados, 2011. 124 p. (Colectivos, 4) ISBN 978-84-938009-2-5 Ex. bibl. Antonio Miranda
1
Mi silencio viene de la recolección,
de ser uno, quebradizo.
Una piel en un planeta.
2
Dos a repartir.
3
Me veo en tus ojos líquidos de almendro,
ellos y yo somos tres náufragos,
en un mar brebaje.
De mi garganta sale una niña jubilosa,
hidra nómada que inunda
el acuario de tus temores.
La mujer besa sin tiempo, Dulce
y cuenta los minutos de abstinencia.
4
Tierra en el cuarto viaje,
descubro en la isla
tus pies bañados en almíbar.
Huellas en la arena
con toques de piña y acidez.
La solas dejan de respirar,
acaban las escusas,
me trago la coartada sañadora.
Y sólo quiero robarte
las manzanas del jardín de tu aliento
5
Lentitud en la nube de la selva.
En tu mano de agua
leo los surcos rojos, el dolor.
Mis dedos son plantadores célibes
que sacrifican al león durante la noche.
Esperan el alba para yacer con la esposa
y sembrar el fruto secreto
de la tranquilidad.
6
Tengo hambre
todos los días de la creación.
Me dirijo a tus senos conquistadores,
estructuras perfectas, cristalinas.
A la roca, a la avellana.
Limpio los establos, cultivo los campos,
me recompensa la jornada sin alimento.
7
Esclavo de un sistema redondo
recalo en la saciedad
por el cinturón que nace
en tu ombligo de azúcar.
Inmune al medicamento y a la herida,
atravieso las edades de un hombre que huye
y duermo.
8
Regreso a un paisaje desolado,
montaña vertical del infinito.
Territorio carnoso y comestible
donde reposa el aroma del deseo.
No alcanzo tu conciencia con mis flechas
ni el lago de tu espalda.
Sólo mato a los pájaros
que circulan mi cabeza arrepentida.
9
Nada me das.
La cosecha, cuerpos celestes,
horas compartidas, una moneda.
Atesoro migajas que te sobran,
posos de una taza escuálida,
cáscaras en la memoria.
Tengo lo que te hurto,
miel de tu lengua que no dice nada.
10
Hombre y vacio, tus mandamientos.
Nadie al otro lado de la abundancia,
pulpa y palabra en la puerta.
Todo a cambio del libro cerrado
tus labios que me consumen.
El fruto del árbol del cacao.
Un escalofrío por la corteza molida,
el infierno escondido en tu almendra rota.
11
Un héroe ligado a su castigo,
final de la captura, serotonina aplazada
en el lecho donde los nativos desnudos
danzan sobre el grano.
El deseo es puro, el chocolate
oxígeno, sed de un día.
Insuficiencia para un corazón que se doblega.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de ANTONIO MIRANDA
1
Meu silêncio vem da colheita,
de ser uno, frágil.
Uma pele em um planeta.
2
Dois a repartir.
3
Vejo-me em teus olhos líquidos de amêndoa,
eles e eu somos três náufragos,
em uma poção de mar.
De minha garganta sai uma menina jubilosa,
hidra nômade que inunda
o aquário de teus temores.
A mulher beija sem tempo, Doce
e conta os minutos de abstinência.
4
Terra na quarta viagem,
descubro na ilha
teus pés banhados em xarope.
Pegadas na areia
com toques de abacaxi e acidez.
A sós deixam de respirar,
acabam as desculpas,
engulo o álibi curador.
E quero apenas roubar de ti
as maçãs do jardim de teu alento
5
Lentidão na nuvem da selva.
Em tua mão de água
leio os sulcos rubros, a dor.
Meus dedos são plantadores castos
que sacrificam o leão durante a noite.
Esperam a alvorada para jazer com a esposa
e semear o fruto secreto
da tranquilidade.
6
Sinto fome
todos os dias da criação.
Vou aos teus seios conquistadores,
estruturas perfeitas, cristalinas.
À rocha, à avelã.
Limpo o estábulo, cultivo os campos,
me recompensa a jornada sem alimento.
7
Escravo de um sistema redondo
retorno na saciedade
pelo cinturão que nasce
em teu umbigo de açúcar.
Imune ao medicamento e à ferida,
atravesso as idades de um homem que foge
e durmo.
8
Regresso a uma paisagem desolada,
montanha vertical do infinito.
Território carnudo e comestível
onde repousa o aroma do desejo.
Não alcanço tu consciência com as minhas flechas
nem ao lago de tua espalda.
Apenas mato os pájaros
que circulam em minha cabeça arrependida.
9
Nada me dás.
A colheita, corpos celestes,
horas compartilhadas, uma moeda.
Atesouro migalhas que sobram de ti
poses de uma taça esquálida,
cascas na memória.
Tenho o que furto de ti,
mel de tua língua que não diz nada.
10
Homem e vazio, teus mandamentos.
Ninguém do outro lado da abundância,
polpa e palavra na porta.
Todo em troca do livro fechado
teus lábios que me consomem.
O fruto do pé de cacau.
Um calafrio pela casca moída,
o inferno escondido em tua amêndoa partida.
11
Um herói ligado ao seu castigo,
final da captura, serotonina adiada
no leito onde os nativos desnudos
dançam sobre o trigo.
O desejo é puro, o chocolate
oxigênio, sede de um dia.
Insuficiência para um coração que se manipula.
Página publicada em maio de 2020
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