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Sobre Antonio Miranda
 
 


 
 

 

POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid

 

ANTONIO CRESPO MASSIEU

(Madrid, 1951) es licenciado en Filosofía y Letras (Filología Hispánica) por la Universidad Complutense y Diplomado en Estudios Portugueses por la Universidad de Lisboa. Profesor de literatura española en Enseñanza Secundaria. Entre sus publicaciones de referencia en poesía están "Elegía en Portbou" (Bartbely ed., 2011) y "Orilla del tiempo (Germania, 2005).

 

TEXTO EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS

 

DISIDENTES - ANTOLOGÍA DE POETAS CRÍTICOS ESPAÑOLES (1990-2014)  Selección y edición de Alberto García-Teresa.  Madrid: La Oveja Roja, 2015.  449 p.  13,5x21,5 cm.  ISBN 978-84-16227-04-4  Ex. bibl. Antonio Miranda

         ESTA EXTRAÑA FIDELIDAD TAN PERRUNA Y NUESTRA

                  [fragmento]

         Y sentarnos todos:

 

Los despiezados, los perdidos, loa que consumen cera
a la izquierda,
los sepultados sin sepultura, los que fueron ceniza,
denso vacío,
los que dijeron la palabra y los que callaron y tuvieron miedo,
los avergonzados, los postergados por el amor, los heridos
por el deseo,
los que esperan sin saberlo y los que saben y ya no esperan,
los que fueron luz o sonrisa, los que dejaraon algo, los que
apenas fueran.

         Sentarnos todos:

 

los deportados al campo, los que olvidaron la oración y
fueron sacrificados,
los hacinados em las playas llorando arena, los que
defecaban en el mar,
los elegidos, los llevados a las foas ardeatinas, puestos
en la balanza,
penosamente sumados, los que alcanzaron com su hedor
descompuesto
la indiferencia del príncipe de blanco, el pastor qu parte
la mañana
y el pan de los asesinos, y el que yace sin saber donde,
el que está aquí,
en este cementerio donde la belleza sobrecoge,
en este vertedro
del siglo, en este mirador de la historia y sus infinitas,
sagradas, ausencias.

         Sentarnos todos con ellos:

 

 las vacas, corderos, gallinas, cerdos, palomas, ranas,
descuartizados, numerados, contabilizados, rentabilizados,
digo el acre dolorde los mataderos y sus excresencias,
el óxido,
y el fermento, los ganchos en cadena,
la carne sangrando aberta
en canal, digo el mugido, los ojos en blanco, la súplica
muda, el aullido,
digo la perra preñada que vio Rilke em Córdoba, el caballo
que era el Outro que palpara el niño Martin Buber,
y el que seguia
al forzado trabjo a Emmanuel Lévinas y sus compañeros,
el perro egipcio,
el último kantiano de Alemania, y digo las oropéndulas
de leche enganadas
por René Char, y el mulo exhausto, dolente, golpeado,
y el filósofo
loco que lo abraza con pasión estremecida en las calles
de Turin,
y digo mis perros muertos, todos mis perros muertos,
cada uno,
y los caracoles olvidados del niño, el escorpión cercado
por el fuego,
las hormigas aplastadas em el tedio de la tarde, el pájaro
que murio
de frío, el galápago perdido, el cordero abandonado,
digo la culpa,
lo no admisible, lo tolerado, lo banal, digo la muerte
decretada y sus excusas.

Digo
y diciéndolos:

hombres, niñas, mujeres, animales, nombres, presencias,
los junto en la mesa de los justos en la lejana casa
del monte,
la casa construída para un diós y que ahora a todos
pertenece,
la casa azul que es como um árbol, necessária,
unida a la tierra
donde ellos y nosotros buscan, buscamos, sombra y cobijo,
habitando el espacio común de lo sagrado

                            De Elegía en Portbou (2011)

         LO QUE PERMANECE

 

Se diría tan lejano
como si casi no hubiera sucedido
como si el polvo de las horas grises
secara la audácia la nieve o palabras
encendidas la incesante lluvia del amanhecer
el instante del No multiplicado

Como si hubiera sucedido
y ya no fuera
Pero permanece
(y habla)

Cómo olvidar el hueco por el fuimos
heridos la interrupción el costurón de la historia
el segundo suspendido el vacío
que fue multitud
acuerdo unánime diferencia
lo no dicho por tantas vocês
el discurso roto la ausência la espera
la escucha y su temblor
(la acción y el grito)

Cómo olvidar
que fuimos

Hilvana memoria y silencio
tira despacio del hilo
aguza el oído

para no olvidar
que fuimos

Para ser mañana
(como ahora somos)
el hueco que hicimos.

                   [De En este lugar (2004)

TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda

 

            ESTA ESTRANHA FIDELIDADE TÃO CANINA E NOSSA

                     [fragmento]

         E sentar-nos todos:

os esquartejados sem sepultura, os perdidos, os que consomem cera
à esquerda,
os sepultados sem sepultura, os que foram cinza,
denso vazio,
os que disseram a palavra e os que calaram e tiveram medo,
os envergonhados, os postergados pelo amor, os feridos
pelo desejo,
os que esperam sem sabe-lo e os que sabem e já não esperam,
os que foram luz ou sorriso, os que deixaram algo, os que
apenas se foram.

         Sentar-nos todos:

os deportado ao campo, os que esqueceram a oração e
foram sacrificados,
os amontoados nas praias chorando areia, os que
defecavam no mar,
os eleitos, os levados às fossas ardeatinas, postos
na balança,
penosamente somados, os que alcançaram com seu fedor
descomposto
a indiferença do príncipe de branco, o pastor que parte
a manhã
e o pão com os assassinos, e o que jaz sem saber onde,
o que está aqui,
neste cemitério onda a beleza sobressalta,
neste vertedouro
do século, neste mirador da historia e suas infinitas,
sagradas, ausências.

         Sentar-nos todos com eles:

         e digo

as vacas, cordeiros, galinhas, porcos, pombos, rãs,
esquartejados, numerados, contabilizados, rentabilizados,
digo a acre dor dos matadouros e suas excressências,
o óxido
e o fermento, os ganchos em cadeia,
a carne sangrando aberta
em canal, digo o mugido, os olhos em branco, a súplica
muda, o uivo,
digo a cadela prenha que viu Rilke em Córdoba, o cavalo
que era Outro que palpara o menino Martin Buber,
e o que seguia
o trabalho forçado a Emmanuel Lévinas e seus companheiros,
o cão egípcio,
o último kantiano da Alemanha, e digo as uropêndulas
de leite enganadas
por René Char, e o mulo exausto, doente, golpeado,
e o filósofo
louco que o abraça com paixão estremecida nas ruas
de Turim,
e digo meus cães mortos, todos os meus cães mortos,
cada um,
e os caracóis esquecidos do menino, o escorpião cercado
pelo fogo,
as formigas metidas no tédio da tarde, o pássaro
que morreu
de frio, o galápago perdido, o cordeiro abandonado,
digo a culpa,
o não admissível, o tolerado, o banal, digo a morte
decretada e suas escusas.

 Digo
e dizendo-os:

         homens, meninas, mulheres. Animais, nomes, presenças,
junto-os na mesa dos justos na casa distante
do monte,
a casa construída para um deus e que agora pertence
a todos,
a casa azul que é como uma árvore, necessária,
ligada à terra
onde eles e nós buscam, buscamos, sombra e abrigo,
habitando o espaço comum do sagrado

 

         O QUE PERMANECE

Diríamos tão distante
como se quase não tivesse acontecido
como se o pó das horas cinzentas
secara a audácia da neve ou palavras
acesas a incessante chuva do amanheces
o instante do Não multiplicado

Como se tivesse acontecido
e já não fosse
Mas permanece
(e fala)

Como esquecer o oco pelo qual fomos
feridos a interrupção a cicatriz da historia
o segundo surpreendido  o vazio
que foi multidão
acordo unânime diferença
o não dito por tantas vozes
o discurso roto a ausência a espera
a escuta e seu tremor
(a ação e o grito)?

Como esquecer
que fomos?

Alinhava memória e silêncio
tira devagar o fio
aguça o ouvido

para não esquecer
que fomos

para ser amanhã
(como agora somos)
o oco que fizemos.                  

 

Página publicada em dezembro de 2016


 
 
 
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