JORGE TORRES CASTILLO
Poeta ecuatoriano nacido em 1929. Libros principales: Ámbito de la voz rebelde, El escorpión sumergido y El Misal y la Serpiente.
TEXTO EM ESPAÑOL / TEXTO EM PORTUGUÊS
EL ESCAPULARIO
Alguien para tomarle el pelo
lo confundió con dios.
Puso bajo su cuerpo una vela adelante
y otra atrás.
Se persignó tres veces, en cuclillas,
bajo sus testículos.
Imprecó por el hambre,
por la impotencia,
por las píldoras anticonceptivas,
por los calzoncillos manchados de semen
y excremento,
por el presupuesto que se consume en la dieta,
en la faja elástica
y en las colorantes de la mujer;
por el dueño de casa acechándolo,
por la amante humillándolo
en media cama,
por la vergüenza de sonreírse,
con los labios cerrados,
para ocultar las encías huérfanas de dientes,
por la deprimente costumbre de rascarse,
cepillarse los dientes,
fornicar y morirse en cada coito,
como si se exprimiese desde adentro,
como si dios encerrado en su vientre
se convirtiese súbitamente en una absurda erección.
El hombre, de pie, confundido por tan raro ofertorio,
pateó las velas,
deglutió un carajo
y construyendo el aire divino de sus vísceras
se orinó en cruz sobre la augusta calva de un feligrés.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Versão de Antonio Miranda
O ESCAPULÁRIO
Alguém para burlar de mim
me confundir com deus.
Botou sob seu corpo uma vela adiante
e outra atrás.
Persignou-se três vezes, de cócoras,
debaixo dos testículos.
Maldisse a fome,
a impotência,
as pílulas anticoncepcionais,
as cuecas manchadas de sêmen
e excremento,
o orçamento que gasta com comida,
com cinta elástica,
e os cosméticos da mulher;
o dono da casa acossando-o,
a amante humilhando-o,
na metade da cama,
a vergonha a sorrir,
com os lábios fechados,
para ocultar as gengivas órfãs de dentes.
O deprimente costume de coçar-se,
escovar os dentes,
fornicar e morrer em cada coito,
como se exprimisse desde as entranhas,
como se deus escondido em seu ventre
se convertesse subitamente numa absurda ereção.
O homem, de pé, confundido com um raro ofertório,
deu pontapé em velas,
deglutiu um caralho
e contraindo o ar divino de suas vísceras
urinou em cruz sobre a augusta calvície de seu freguês.
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