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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



EDUARDO MORA MORENO 

 

Nacido en 1906, Eduardo Mora Moreno es uno de los precursores del nuevo relato ecuatoriano, de corte social, que tuvo su apogeo entre 1930 y 1945. Con su obra de cuentos “Humo en las Eras” fue uno de los primeros que analizó la vida del campesino del Ecuador. Fue director de algunas revistas literárias y Director Nacional de la Casa de la Cultura del Ecuador. Escribió también magníficas poesías, recogidas en parte en la obra “Posta Generacional” y posteriormente em “Relatos y Poesías”. Falleció en 1987, en forma póstuma se publicó outra obra suya de relatos, “La Niebla del Recuerdo”, que refiere la vida en una pequeña ciudad andina.  Mora Moreno fue también Alcalde de Loja, gobernador, diputado, senador y cumplió un destacado papel en la vida política de su país. 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL   /   TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

 

RENUNCIACIÓN

 

... Y he visto, buena hermana, que todos los rosales

dejan morir sus rosas,

para con nuevo triunfo tornar a florecer;

mas el rosal temprano de mi alma adolescente

dejó morir sus rosas... inevitablemente

la albura de sus galas ya no podrá ofrecer...

 

Desolación, olvido, es todo mi tesor...

Una vida ignorada será menos vulgar!

 

Quizá lejos del mundo — jardín de los banales —

luces de ensoñaciones a nosotros vendrán...

No se hallan las estrellas regadas en la senda

por donde todos van!...

 

Seamos algo extraños, talvez incomprendidos,

nuestra vida sea huraña, íntima, excepcional;

dejemos que los otros sigan la misma ruta...

Es todo tan vulgar!

 

Y cuando presintamos que la muerte se acerca,

cuando hasta nuestro lecho la miremos llegar,

vámonos a sus brazos de novia descarnada,

y el ósculo de paz que hay en su boca ansiada

robemos de sus lábios — flores de lividez —

para finar la amarga tortura de cantar.

Vámonos hacia ella, divinamente ungidos,

con el óleo sagrado de la renunciación;

inaccesibles siempre al amor de la vida,

aunque miremos cerca la realidad dolida

de renacer un día con la transmutación!...

 

                                     

                                      1924

 

 

INVITACIÓN CAMPEANA

 

Poeta, no demores en el sueño herrumbroso

de la ciudad burguesa,

vem a invertir, no en vano,

esas pocas monedas de tu vida

en el gran espectáculo de la Naturaleza:

ven a vivir al campo.

 

Aquí la vida acrece,

y la poca fortuna de la tuya,

comerciando con luz, con aire puro

y con sedas multícromas de cielo,

se volverá cuantiosa.

 

Ven, poeta, a vivir la vida-vida

de la clara campiña silenciosa,

lejos del ilotismo maloliente

de la ciudad poltrona y asquerosa...

 

Desempareda tu alma

de las cuatro paredes del vivir sedentario

y avéntala a vagar por las distancias,

impeliendo el motor del pensamiento

con la hélice frontal de las ideas.

 

Deja la viciosa geometria de las pobres callejas,

y aquí tendrás por pista el horizonte

para el vuelo sin alas de Pegaso...

 

Si quieres embriagarte te inebriarás de abismo

e irás describiendo las curvas

de las sendas movibles de los ríos,

para caer a dormir en un remanso

desde el salto de luz de las cascadas...

 

Vem, úngete de sol, es el mejor ungüento

para las endebleces del cuerpo y del espíritu;

en las fráguas potentes del trabajo

templa el acerto intacto de tus músculos,

y así

podrás tronchar cien años en un roble

y pulsar, sin gemidos,

el arca heroica de las tempestades...

 

Vem, acaricia el vientre de la tierra,

que es el más fecundo y maternal,

y en el propicio relapso de los días

— potros uncidos que cabalga el tiempo —

para ti bordará su traje oscuro

con el oro ondulado de las mieses.

 

Ven, poeta.

 

El claro diapasón de las montañas

musicalizará la nota no soñada

que ha de vibrar en tu canción futura.

 

Podrás robar la joya de un lucero

a las noches abiertas del Estío

o la diadema de una media luna

con que irás al altar de Himeneo.

 

Y en tu quena, Poeta de las Américas,

el viento libre de las altas cumbres,

impelido por soplos de infinito,

pondrá su nota más sentida y trémula.

 

Ven al campo, Poeta.

 

 

                   En la campiña, Loja, 1929.

 

 

 

EMOCIÓN DE LA PARTIDA

 

El llanto de la ausência acrece la marea,

la despedida desfleca sus pañuelos

y sobre el viejo muelle se columpian las almas

al desigual compás de los oleajes.

 

La sirena anuncia la partida

y ya emprora la nave hacia el confín del destino;

solo queda en la playa la tablazón despedazada

de una ilusión, que há de carenar el tiempo...

 

En alta mar las olas rizan el horizonte

y un relampaguear de inquietudes conmueve la distancia.

El viento sopla tênue,

como una evanescencia de caricias ausentes...

 

En el puerto lejano,

como alas extraviadas,

llegarán los recuerdos a posarse en los mástiles.

 

Algarabía del puerto;

desoladción del puerto:

 

Entre la densa marea de los gritos

irá tu alma apartando soledades...

 

 

                                      1939

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS

Tradução de Antonio Miranda

 

RENÚNCIA

 

Eu vi, irmã querida, que todos os rosais

deixam morrer suas rosas,

para em triunfo novo renascer;

mas o roseiral primeiro da alma adolescente

deixou fenecer suas rosas, inevitavelmente

a brancura de suas galas já não poderá oferecer...

 

Desolação, olvido, é todo meu tesouro...

Uma vida ignorada será menos vulgar!

 

Quiçá longe do mundo — jardim dos banais —

luzes de fantasias a nós virão!...

 

Sejamos algo alheios, incompreendidos,

nossa vida seja esquiva, íntima, excepcional;

deixemos que os demais sigam a mesma rota...

 

É tudo tão vulgar!

 

E quando pressintamos que a morte se aproxima,

quando ao nosso leito a vejamos chegar,

vamos aos seus braços de noiva descarnada,

e o ósculo de paz que há em sua boca ansiada,

roubemos de seus lábios — flores de palidez —

para findar a amarga tortura de cantar.

Vamos a ela, divinamente ungidos,

com o óleo sagrado da renúncia,

inacessíveis sempre ao amor da vida,

ainda que miremos perto a realidade doída

de renascer um dia na ressurreição!...

 

                                               1924

 

 

CONVITE AO CAMPO

 

Poeta, não demores no sonho ferruginoso

da cidade burguesa,

vem investir, nunca em vão,

estas poucas moedas de tua vida

no grande espetáculo da Natureza:

vem viver no campo.

 

Aqui a vida cresce,

mesmo sendo mínima,

absorvendo luz, ar puro

e sedas multicores do céu,

tornando-se abundante.

 

Vem, poeta, viver a vida vida

do claro campo silencioso,

longe da servidão malcheirosa

da cidade prostrada e asquerosa.

 

Liberta tua alma

das quatro paredes do viver sedentário,

e leva-a a vagar pelas distâncias,

impulsionando o motor do pensamento

com a hélice frontal das idéias.

 

Deixa a viciosa geometria das pobres ruelas,

e aqui terás como pista o horizonte

para o vôo sem asas de Pégaso.

 

Se queres embriagar-te inundarás de abismo

e irás reconhecendo as curvas

das sendas móveis dos rios,

para ires dormir no remanso

além do salto de luz das cascatas...

 

Vem, unge-te de sol, é o melhor ungüento

para as debilidades do corpo e do espírito;

nas forjas potentes do trabalho

tempera o aço intacto dos músculos,

e assim

poderás cortar cem anos de um carvalho

e pulsar, sem gemidos,

a arca heróica das tempestades...

 

Vem, acaricia o ventre da terra,

que é mais fecundo e maternal,

e no relapso propício dos dias

— potros encilhados que o tempo cavalga —

para ti bordará seu traje escuro

com o ouro ondulante dos trigais.

 

Vem, poeta.

 

O claro diapasão das montanhas

entoará a nota não sonhada

que há-de vibrar em tua canção futura.

 

Poderás roubar a jóia de um luzeiro

nas noites abertas do Estio

ou o diadema de uma meia-lua

com que irás ao altar de Himeneu.

 

Em tua frauta, Poeta das Américas,

o vento livre dos altos cumes,

impelido por sopros de infinito,

vibrarás sua nota mais sentida e trêmula.

 

Vem ao campo, Poeta.    

 

 

EMOÇÃO DA PARTIDA

 

No pranto da ausência cresce a maré,

a despedida agita seus lenços

e sobre o velho cais balançam as almas

no compasso desigual das ondas.

 

A sirena anuncia a partida

e já emproa a nave aos confins do destino;

resta apenas na praia as lascas despedaçadas

de uma ilusão, que há de cavar o tempo...

 

Em alto mar as ondas frisam o horizonte

e um relampejar de inquietações comove a distância.

 

O vento sopra tênue,

como uma evanescência de carícias ausentes...

 

No porto distante,

como asas extraviadas,

chegaram as lembranças para o pouso nos mastros...

 

Algazarra do porto;

desolação do porto:

 

Entre a densa maré dos gritos

irá tua alma afastando saudades...

 

                                               1939

 

 

 

Página em construção a partir de março de 2008.



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