Virgilio López Lemus en el XII Encuentro Universal de Escritores Vuelven los Comuneros. Colombia, 2018.
VIRGILIO LÓPEZ LEMUS
De Fomento, Sancti Spítirus, Cuba 1946), poeta, ensayista, crítico, tra¬ductor, profesor e investigador lite¬rario, Doctor en Ciencias Filológicas, Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas, Académico de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, Investi¬gador Titular (jubilado) en el Instituto de Literatura y Lingüística; profesor en varios centros docentes y actual Profesor Titular de la Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, . Profesor Invitado en Francia y Chile. Ex editor.
Condecorado con la Orden Carlos J. Finlay, Distinción por la Cultura Nacional, y otras numerosas distinciones cubanas, así como de México, Brasil y España. Premio Internacional de Ensayo. Beca de Investigación para Hispanistas. Jurado de importantes concursos literarios cubanos y españoles y del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Conferencista en Cuba, Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, República Dominicana, Venezuela, Ecuador, Martinica, Macedonia, Marruecos, Italia, Francia, Alemania y España. Numerosos textos suyos se han publicado en Perú, Colombia, Rusia, Suiza, Rumania, Bulgaria.
“É assim Virgilio. Um poeta que se torna um crítico de sua geração. E, além disso, é um eterno caminhante das estradas do mundo — como verão nesses poemas —, andando por Espanhas poéticas e pela doce Macedônia de antes da guerra. O poeta perambulou um tempo desses em Porto Alegre, amigo de Sérgio Faraco, que o levou a conhecer Mário Quintana. Como é possível tudo isso, Virgilio? Estar em tantos lugares, ser amigo de poetas brasileiros, amigo do poeta Gaetano Longto, em Trieste, e d outros poetas de nomes impronunciáveis, eslavos, e que mais sei eu? Lembro de Virgilio em minha casa,. Conversamos sobre a poesia do mundo.
José Eduardo Degrazia
EL POETA
Yo soy el jorobado,
me retuerzo en la sábana nocturna
soñándome atleta.
Y soy el paralítico
en una silla dura y giradora,
la muchacha fea, el pederasta
cuando escupe la sal,
y el sacerdote muerto
que ya no encuentra a Dios.
Abro los ojos de recién nacido
y lloro por la luz,
la bella luz
que arde como un fuego.
Yo soy la anciana con temor del tiempo
y el muchacho con miedo de la vida.
A todos,
yo los prohijo
y los abrazo:
hermanos,
la tanta luz confunde mis tinieblas.
MUCHACHO CON GAITA
Un cuadro de El Bosco
En la eterna soledad, frente a la cueva
donde se guarda el tesoro infinito,
un muchacho dice la palabra mágica,
la clave que le ayuda a vivir.
Y si fallara, y si el mecanismo
no abriese la piedra,
si no le responde la palabra aprendida
en la tradición y en el deseo,
¿perdería la vida? ¿Perdería
el solo anhelo de existir, toda esperanza,
su condición de ángel en soledad?
EROS
¿Será polvo, tierra
la belleza de un cuerpo?
Fugaz instante de fiera y maravilla:
sentí crujir sus huesos,
sus manos se aferraron a mi espalda
y penetré en silencio
al jardín de la vida.
PERUM
En Struga llueve.
Perum, dios meditabundo, debe ser poeta
para extender el Lago hasta el cielo
Struga reposa en la lluvia:
reina el agua.
La villa arde con alegria de pinos
bajo un manto de aguas.
Los dioses pluviales de todos los mundos
se palpan en sus playas:
Struga llueve y no Perum.
Struga es la lluvia clamorosa.
Sruga es el água rojiblanca.
No llueve, no:
el Lago se levanta.
OVIDIO TRISTE
Yo sólo describo el mundo. Estoy solo.
La soledad es amiga de los roces del cuerpo.
Los pliegues de la sábana simulan órganos
y se aprecia el pudor de la noche.
Estoy solo y hay deseos de andares
y la imaginación alumbra un círculo,
penetra, descubre el paraíso.
Tomo mi cama y le doy vueltas, me levanto,
aprieto el muelle endurecido de la almohada,
recupero la luz,
prendo la luz,
me miro desnudo bajo la luz.
Nada ocurre: el milagro de un íncubo
perfuma su jardín oculto.
No ocurre nada, sencillamente nada
cuando pienso en sus pechos sus espaldas
sus hombros duros su cuello del vampiro
sus dientes finos y su olfato.
Nada ocurre cuando su cabello
cae en mis manos como una cascada
que de pronto tiembla
se vuelve trigo
se transforma en el toisón,
aparece manchada de caricias,
me levanta a la luz.
Le doy otra vuelta a mi sábana
y un haz de fantasmas amorosos
aplaca en mis ojos una lluvia,
se interrumpe el mundo
nada ocurre
pero se llena el techo de aromas,
una ola de silencio me disuelve:
la noche es la enemiga
que me invita
a la oscura bacanal del solitário.
LOPES LEMUS, Virgilio. La Eterna Edad. 2ª. Edición. La Habana, Cuba: Ediciones Extramuros, 2016. 124 p. ISBN 978-959-266-423-4 Ex. bibl. Antonio Miranda
I
Nada sé del mar. No conosco
las rocas profundas donde duermen las ciudades.
¿Quién me hablaba de sus luces, de sus sombras?
Las olas más remotas no bañaron mis pies.
El mundo en torno sólo es esta Isla
cubierta con las brisas del Golfo, y los jardines
donde las lluvias forman techos y antesalas.
¿Qué puedo saber de Bengala o de Chipre
si tantos mares me envuelven como atmósferas
de plata y de platino?
Qué puedo saber de Bengala o de Chipre
si tantos mares me envuelven como atmosferas
de plata y de platino?
¿El mundo no es redondo? No me consta.
No lo he visto en la distancia
donde la luz prodigue su dimensión de rueda.
Resultado de un código antiquísimo,
grabo en mi cráneo el comienzo y el fin
y tal vez esta forma fija de andar por la Isla.
Estoy tranquilo y sueño con regiones
donde pájaros ingenuos se posan en mis manos,
donde la luz es verso
y fieras y corderos se saludan en el alba;
regiones de llanuras y ondulaciones breves
y flora rica, regiones que se ofrecen
en el dátil y la oruga. Yo sé que existen
esas praderas vírgenes
donde razas de caballos echan a volar sus crines
y es de leche un lago y de miel los ríos.
Allí la juventud es el estado de gracia,
no se fija el tiempo en su cruzar continuo.
Existen, yo lo sé, tales regiones. Sólo un sueño
aborrecible y hondo nos separa de ellas.
O POETA
Eu sou o corcunda.
Me revolvo no lençol noturno
sonhando-me atleta.
E sou o paralítico
em uma dura cadeira de rodas,
a moça feia, o pederasta
quando cospe o sal
e o sacerdote morto
que já não encontra Deus.
Abro os olhos de recém nascido
e choro pela luz,
a bela luz
que arde como um fogo.
Eu sou a anciã com medo do tempo
E o moço com medo da vida.
A todos,
os perfilho
e abraço:
irmãos:
tanta luz confunde as minhas trevas.
MOÇO COM GAITA
um quadro de El Bosco
Na eterna solidão, frente à caverna
onde se guarda o tesouro infinito,
um moço diz a palavra mágica,
a chave que o ajuda a viver.
E se falhasse, e se o mecanismo
Não abrisse a porta de pedra,
se não lhe respondesse a palavra aprendida
na tradição e no desejo,
perderia a vida? Perderia
o anelo de existir, toda a esperança,
sua condição de anjo em solidão?
EROS
Será pó, terra,
a beleza de um corpo?
Fugaz instante de fera e maravilha:
senti estalar seus ossos,
suas mãos se aferraram às minhas costa
e penetrei em silêncio
no jardim da vida.
PERUM
Em Struga chove.
Perum, deus pensativo deve ser poeta
para estender o Lago até o céu.
Struga repousa na chuva;
reina a água.
A vila arde com a alegria dos pinheiros
sob um manto de água.
Os deuses pluviais de todo o mundo
se apalpam em suas praias:
Struga chove e não Perum.
Struga é a chuva clamorosa.
Struga é a água alvirrubra.
Não chove, não:
O Lago se levanta.
OVIDIO TRÍSTE
Eu só descrevo o mundo. Estou só.
A solidão é amiga das intimidades do corpo.
As pregas do lençol simulam órgãos
no segredo da noite.
Estou só e há desejos de aventuras
e a imaginação ilumina um círculo,
penetra, descobre o paraíso.
Tomo a minha cama e dou voltas, me levanto,
Aperto a mola endurecida do travesseiro,
recupero a luz,
acendo a luz,
me olho desnudo sob a luz.
Nada acontece: o milagre de um íncubo
perfuma seu jardim oculto.
Não acontece nada, simplesmente nada
quando penso em seus peitos e suas costas
seus ombros duros e seu pescoço de vampiro
seus dentes finos e seu olfato.
Nada acontece quando o seu cabelo
cai em minhas mãos como uma cascata
que logo estremece
e se torna trigo
e se transforma em tosão,
aparece manchada de carícias
e me levanta para a luz.
Dou outra volta ao meu lençol
e um feixe de fantasmas amorosos
aplaca nos meus olhos uma chuva...
interrompe-se o mundo
e nada acontece,
mas enche-se o teto de aromas,
uma onda de silêncio me dissolve:
a noite é inimiga
que me convida
à obscura bacanal do solitário.
LÓPEZ LEMUS, Virgilio. Concerto de Verão. Uma antologia. Poesia. Tradução e apresentação: José Eduardo Degrazia. Santa Cruz do Sul, RS, Brasil: Editora Gazeta Santa Cruz, 2014. 94 p. (Coleção Sentimentos do Mundo, v.2 Cuba) 12X 18 cm. ISBN 978-85-63336-49-1
Ex. bibl.Antonio Miranda
ADOLESCENTE
O que morreu em mim de vinte anos,
abrindo o coração à impureza,
e em tanto pranto e pó, essa vileza
feriu-me a fera garra do desengano.
O que morreu em mim de vinte sonhos,
mãos sujas, rotas, e o que mais careça,
tão fraco como inútil sua cabeça,
agora quer ser meu dono, bisonho?
O que em mim habita como um cordeiro
vai querer ser salvo só com balidos
ou aguarda um agouro mais certeiro?
A vida me leva como a um madeiro
onde tocasse o vento sons queridos:
"Da morte aos vinte anos sou vezeiro."
ESPAÇO
Escuta: que silêncio, que silêncio.
O silêncio me abraça como um pai
e como um pai de morte me circunda.
Nem sequer o som múrmuro das águas.
Se cantasse três vezes algum galo.
Que silêncio, meu Deus, e quanta espuma
de tempo se arremessa na tristeza.
Nem ao menos o rumor dos espelhos.
Um silêncio total de campanários
sem vibração primeira, sem o vento
que conversa por entre homens e árvores.
Que solidão se junta no silêncio.
Escuta: que silêncio, que silêncio...
UBISUNT
Onde estão os bosques formidáveis,
habitação de lobos, mas também de flores,
estranhas flores plenas de aromas selvagens.
Onde estão os leitos de cristal
por onde correm águas mais claras do que os céus.
Em que se transformaram as árvores incontaminadas
onde o céu costumava permanecer
junto a uma flauta amorosa.
Em que se transformaram os leitos naturais
criados para o prazer do casal «eterno
enlaçado sob a asa de um arcanjo.
E as aves, onde estão, a que regiões
do tempo irreversível se mudaram.
Natureza: o que foste já é utopia,
o que serás, não sei. Eternos que se fizeram,
onde estão...
EM HAVANA
Aqui a claridade é apostólica.
Anda-se junto ao mar como integrado
à umidade, ao calor santo,
ao pó de que somos feitos.
Um garoto esbelto como uma flecha.
O velho que se inclina para melhor germinar.
Não se sabe qual dia é diferente,
tudo parece o mesmo sob um sol
que se respira.
Havana é cidade para se viver
nesse perfume do vento,
a claridade do corpo,
uma douta solidão, mas nunca mística.
LEMBRANDO WILLIAM BLAKE
Tigre, tigre:
o poeta está sobre os ramos.
Ali o vejo como um anjo cotidiano.
O poeta vive sobre essas ramas verdes
ou procura viver como quem põe
um pé na terra e o outro no infinito.
A eternidade, o tempo todo, és tu: tigre, tigre.
Deus mesmo está nas riscas do teu terno.
Feroz como um anjo defendendo-se no mundo.
O poeta não desce a não ser para adormecer.
E quando dorme,
salta o tigre.
Há um tigre entre os ramos.
Há um tigre sobre a árvore.
Há um poeta disposto a saltar
sobre a presa,
o abismo,
a poesia,
o infinito.
ALCION
Ser homem em arte menor
será, Friol, nosso destino?
Alcion, queimado no vinho
de uma chama sem cor?
E numa chama amorosa
— que é outro vinho que passa —,
se nos ilumina a casa
ou este corpo nos foge
e se rompe a larva
para germinar em flor.
(Ser de si mesmo seu dono,
e quem sonhou nesse sono
sonhará em arte maior?)
Virgilio López y Antonio Miranda, encuentro em Colombia, oct. 2018.
Foto por NIldo.
LOPES LEMUS, Virgilio. La Eterna Edad. 2ª. Edición. La Habana, Cuba: Ediciones Extramuros, 2016. 124 p. ISBN 978-959-266-423-4
Poema traduzido por ANTONIO MIRANDA:
I
Nada sei do mar. Não conheço
as rochas profundas onde dormem as cidades.
Quem me falava de suas luzes, de suas sombras?
As ondas mais remotas não banharam meus pés.
O mundo arredor apenas é esta Ilha
coberta com as brisas do Golfo, e os jardins
onde as chuvas formam tetos e antessalas.
Que posso eu saber de Bengala ou de Chipre
se tantos mares me envolvem como atmosferas
de prata y de platina?
O mundo não é redondo? Não me consta.
Não o vi desde a distância
onde a luz prodigalize sua dimensão de roda.
Resultado de um código antiquíssimo,
gravo em me crânio o começo e o fim
e talvez esta forma fixa de andar pela Ilha.
Estou tranquilo e sonho com regiões
onde pássaros ingênuos pousam em minhas mãos,
onde a luz é verso
e feras e cordeiros saúdam-se na alvorada;
regiões de planícies e ondulações breves
e flora rica, regiões que se oferecem
em tâmara e a lagarta. Eu sei que existem
esses prados virgens
onde raças de cavalos saem a voar sus crinas
e é de leite um lago e de mel os rios.
Ali a juventude é o estado de graça,
não se fixa o tempo em seu atravessar contínuo.
Existem, eu sei, tais regiões. Apenas um sonho
aborrecível e profundo nos separa delas.
Página republicada em outubro de 2018; PÁGINA ampliada e republicada em abril de 2019.
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