AGUSTÍN ACOSTA
(Matanza, 1886 – Miami, 1979)
A partir de 1938 fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, de la prestigiosa Academia Cubana de la Lengua y fue nombrado Poeta Nacional por el Congreso Cubano en 1955.
Obra poética: Ala (1915), Hermanita (1923), La zafra, Poema de combate (1926),
Los camellos distantes (1936), Últimos instantes (1941), Las islas desoladas (1943), Poesías escogidas (1950), Poema del Centenario (1953), Sus mejores poesías (Barcelona, 1955), Caminos de hierro (1963).
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
El oscuro combate
Ya estaban lejos los bronces
malditos. Sobre los muertos,
ya no volaban los ángeles.
Solo volaban los cuervos
sobre los muertos malditos.
Solo volaban los cuervos.
No fue victoria. Los bronces
ya estaban lejos, muy lejos.
Un clarín sonó de pronto.
Ángeles blancos triunfantes
contra los ángeles negros.
Un clarín solo, una sola
voz de clarín! Allá lejos
sobre los muertos malditos,
ángeles blancos. Y el ciclo...
La piedra desnuda
Vine a decirte adiós, piedra desnuda.
Te quedas sola en medio de la noche.
Muchas veces en ti recliné mi cabeza
y tuve el sueño de Jacob. Ahora,
al continuar el viaje, no me llevo
sino la huella roja de tu arruga
en la mejilla. Soy agradecido.
Las suaves almohadas no me han dado
sino plácidos sueños, enervantes
apreciaciones de la vida. Hacía
falta a mi voluntad tu agria dureza.
Tal vez eres la misma que a Jacob
le dio el bíblico sueño, y en tu entraña,
como un raro metal, duerme el augurio.
Te quedas sola en medio de la noche…
Vengo a decirte adiós, piedra desnuda...
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
O escuro combate
Já estavam distantes os bronzes
malditos. Sobre os mortos,
já não voavam os anjos.
Voavam apenas os corvos
sobre os mortos malditos.
Apenas voavam os corvos.
Não foi uma vitória. Os bronzes
já estavam distantes, bem longe.
Um clarim soou de repente.
Anjos brancos triunfantes
contra os anjos negros.
Apenas um clarim, uma só
voz de clarim! Lá distante
sobre os mortos malditos,
os anjos brancos. E o céu...
A pedra desnuda
Vim dizer-te adeus, pedra desnuda.
Ficas sozinha no meio da noite.
Tantas vezes encostei minha cabeça
e tive o sonho de Jacó. Agora,
ao continuar a viagem, eu levo
apenas a marca rubra de tua ruga
na face. Estou agradecido.
As suaves almofadas me deram
apenas plácidos sonhos, enervantes
apreciações da vida. Fazia
falta em minha vontade, a tua ácida dureza.
Talvez fosses a mesma que Jacó
teve em seu sonho bíblico, e em tua entranha,
como um raro metal, dorme o augúrio.
Ficas sozinha no meio da noite...
Venho dizer-te adeus, pedra desnuda...
Página publicada em março de 2009
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