Home
Sobre Antonio Miranda
Currículo Lattes
Grupo Renovación
Cuatro Tablas
Terra Brasilis
Em Destaque
Textos en Español
Xulio Formoso
Livro de Visitas
Colaboradores
Links Temáticos
Indique esta página
Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: http://wvw.nacion.com/ancora

 

CARLOS FRANCISCO MONGE

 

Carlos Francisco Monge (San José, 1951) es un poeta y ensayista costarricense. Además de su actividad literaria, es filólogo y crítico literario, y ejerce la docencia en letras hispánicas en importantes centros universitarios de su país. Por su obra poética ha recibido reconocimientos en su país; internacionalamente también son conocidos varios de sus estudios literarios sobre temas de la literatura costarricense e hispanoamericana. Es integrante de la Academia Costarricense de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española, por Costa Rica. El Estado costarricense le ha otorgado el Premio Nacional de Poesía. Formó parte de un interesante grupo literario costarricense que durante la década de 1970 tuvo una intensa actividad, que culminó con la redacción, junto con Laureano Albán, Julieta Dobles y Ronald Bonilla, de un Manifiesto trascendentalista (1977). Su labor como difusor de las letras de su país también se destaca; tiene a su haber tres importantes recopilaciones de la poesía costarricense: Antología crítica de la poesía de Costa Rica (1993), Costa Rica: poesía escogida (1998) y El poema en prosa en Costa Rica (2014).

 

En la Universidad Complutense de Madrid presentó su investigación doctoral Códigos estéticos de la poesía en la poesía de Costa Rica (1991). Entre la poesía y el ensayo se ha desarrollado la actividad literaria de Monge. Como poeta, es autor de más de media docena de títulos; entre ellos: Reino del latido (1978), poemas erótico amorosos; Los fértiles horarios (1983), marcado por la ética y la política, desde la estética, La tinta extinta (1990), reflexión desde la poética sobre el lenguaje y los signos contemporáneos (ya traducido al inglés, con el título Invisible Ink, 2007), Enigmas de la imperfección (2002), Fábula umbría (2009) y Poemas para una ciudad inerme (2009). Su obra ensayística también se ha orientado por los caminos de la reflexión sobre el discurso poético, las direcciones contemporáneas de las letras hispanoamericanas y las relaciones siempre críticas y dinámicas entre la cultura, el discurso y la historia. Títulos significativos son La imagen separada (1984), sobre la lírica costarricense y La rama de fresno (1999), sobre temas y problemas contemporáneos de la cultura y la literatura. En El vanguardismo literario en Costa Rica (2005) señala las relaciones de las letras de su país con los movimientos históricos de vanguardia, europeos e hispanoamericanos y con Territorios y figuraciones (2009) continúa y desarrolla sus reflexiones sobre la literatura, los hechos culturales y otros ámbitos de la creación. Su poema Oración verde, escrito con ocasión del Día Internacional de la Tierra, ha sido traducido recientemente a varios idiomas, entre ellos: al alemán, al inglés, al francés, al italiano, al noruego, al colmarien (alsaciano), al japonés, al holandés, al griego, al portugúés, al rumano y al latín clásico.

Fuente: wikipedia

 

 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL   -   TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

               RONDA DEL FANTASMA

 

          Comprendo que las calles no están hechas

          tan sólo para andar;

          que entre sus edificaciones y milagros

          les queda espacio al silencio absoluto,

          a la aventura de las alimañas,

          a la bronca amarila de la soledade,

          al humo de tabaco.

          Los días se acostumbran a envejecer muy pronto,

          las noches, por su cuenta, sólo cuentan las horas

          y no por campanadas, sino por huellas,

          por nombres y portazos.

          Y la ciudad sin ríos y sin ruídos, como alocada

                    por la luz,

          deserta, huye por entre breñas, asaeteada

          por las canciones viejas de los bares

          y — como pasa el tiempo — por las sirenas

                    fugaces.

 

          Hay días con sus noches

          en que la vida acaba en las estatuas de un teatro;

          pro los hay también despejdos, fulgentes,

          sin vanidades, casi incombustibles,

          días como cascadas y riberas y estuários,

          si otro mar que esta ciudad sin nombre.

 

          Mientras la soledad ya no distinga

          entre una sombra sin cuerpo bajo los matorrales

          y el aullido de túneles o de escalinatas;

          mientras el barro y la ceniza se confundan

          con este afán de luces sucessivas,

         ¿quién sabrá cóm andar, como empeñar el

                    tempo

          entre calles estrechas y seguras

          de que el tempo sólo está en el semáforo y la

                    esquina?

 

         

          LOS DÍAS

 

          Nacen las puertas, árboles, distancias

          poblados de um silencio acongojado

          porque tu voz no sabe como atarse

          a este sobrado sítio de mis palmas;

          amor nacen de ti los pactos locos

          y amor edificado y tarde aberta

          y huellas huellas huellas. Sol desnudo.

          Los días se acumulan en tus manos,

          y es el lugar del mundo la caricia,

          y fundas vocaciones, labirintos,

          sueños de un naranjal, islãs de espanto,

          materias con que el pan viste los siglos.

          Las piedras amanecen, salta el beso,

          y paso a paso vas midiendo el cardo,

          la habitación perdida entre tus muslos,

          la gran zona central de mis latidos.

          Libre tu cuerpo agota siglos, años,

          y el mundo de la casa es ciego espejo

          por donde escapa elmar de mis temblores.

          Ah días nuestros, bordes de alegría,

          buscados litorales, rumbos ciertos

          y un miedo de llegar, amor, al pulso

          que avanza, es claro espacio, y nos detiene.

 

                              (De Reino del latido)

 

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS

Tradução: Antonio Miranda

 

 

          RONDA DO FANTASMA

 

          Entendo que as ruas não foram feitas

          apenas para andar;

          que entre suas edificações e milagres

          resta espaço ao silêncio absoluto,

          à aventura das alimárias,

          à bronca amarela da solidão,

          à fumaça do tabaco.

          Os dias costumam envelhecer bem rápido,

          as noites, por conta própria, apenas contam as horas

          e não por badaladas, senão por pegadas,

          por nomes e portas batidas.

          E a cidade sem rios e sem ruídos, como enlouquecida

                    pela luz,

          deserta, foge pelas brenhas, assediada

          pelas velhas canções dos bares

          e — como o tempo passa — pelas sirenes

                    fugazes.

 

          Existem dias com suas noites

          em que a vida acaba nas estátuas de um teatro;

          mas existem também os despejados, fulgentes,

          sem vaidades, quase incombustíveis,

          dias como cascatas e ribeiras e estuários,

          sem outro mar que esta cidade sem nome.

 

          Enquanto a solidão já não distinga

          entre uma sombra sem corpo pelo matagal

          enquanto o barro e a cinza se confundam

          com este afã de luzes sucessivas,

          quem saberá como andar, como empenhar

                    o tempo

          entre ruas estreitas e seguras

          de que o tempo apenas está no semáforo e na

                    esquina?

 

 

          OS DIAS

 

          Nascem as portas, árvores, distâncias

          povoados de um silêncio atormentado

          porque tua voz não sabe como atar-se

          a este sobrado sítio de minhas palmas;

          amor nascem de ti os pactos loucos

          e amor edificado e tarde aberta

          e as pegadas pegadas pegadas. Sol desnudo.

          Os dias se acumulam em tuas mãos,

          e é o lugar do mundo a carícia,

          e fundas vocações, labirintos,

          sonhos de um laranjal, ilhas de espanto,

          matérias com que o pão veste os séculos.

          As pedras amanhecem, salta o beijo,

          e passo a passo vais medindo a alcachofra,

          a habitação perdida entre teus músculos,

          a zona enorme central de meus impulsos.

          Livre teu corpo esgota séculos, anos,

          e o mundo da casa é um cego espelho

          por onde escapa o mar de meus tremores.

          Ah dias nossos, bordas da alegria,

          buscados litorais, rumos certos

          e um medo de chegar, amor, ao pulso

          que avança, é claro espaço, e nos detém.

         

                    (De Reino del latido)

         

 

Página publicada em outubro de 2015.

 


 

 

 
 
 
Home Poetas de A a Z Indique este site Sobre A. Miranda Contato
counter create hit
Envie mensagem a webmaster@antoniomiranda.com.br sobre este site da Web.
Copyright © 2004 Antonio Miranda
 
Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Home Contato Página de música Click aqui para pesquisar