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ALFONSO CHASE
(1944- )
Narrador, poeta y ensayista. Su obra ha ganado numerosos premios nacionales y distinciones en el extranjero. Dirigió la Editorial Costa Rica y en 2001 ganó el Premio Magón, uno de los más importantes del país, por su trayectoria en el campo de la cultura. Entre sus poemarios de mayor reconocimiento están: Los reinos de mi mundo (Premio Nacional de Poesía en 1966), Cuerpos (1972), El libro de la patria (1976), El tigre luminoso (1983) y Jardines de Asfalto (1994). Fue director Nacional de Cultura y ocupó diversos cargos oficiales.
TEXTO EN ESPAÑOL y/e TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
Hablo de lo que no se dice
(de El libro de la patria)
Siempre fui el marimbero, el boxeador,
el titiritero, el mendigo.
Nunca supe la línea perfecta
entre la razón y la duda. Pecados cometí
en la soledad de mi sangre. Crímenes
contra la sombra, gritos sobre el aire.
Siempre fui el equilibrista
hasta que me dí de culo contra el suelo.
No pude subir a tiempo al espectáculo.
Me cesaron. Desde entonces escribo con palabras
sucias, contaminadas de cantina, de sombras,
de madrugadas abandonadas en el quicio
de alguna iglesia solitaria. Siempre fui
eso que me tocaba ser: el equilibrista
temblando ante la cuerda, el domador
adentro de las fauces. Estuve en la escuela
y nunca aprendí nada, cuando no fuera
el color de las montañas, el nombre exacto
de esos ríos que no veré nunca. Se acabó la fiesta. Y sigo golpeando a la piñata, los ojos vendados. |
Falo do que não se diz
(de El libro de la patria)
Sempre fui o marimbeiro*, o boxeador,
o titereiro, o mendigo.
Nunca soube a linha perfeita
entre a razão e a dúvida. Pecados cometi na
solidão de meu sangue. Crimes
contra a sombra, gritos vazios no ar.
Sempre fui o equilibrista
até dar com os fundilhos no chão.
Não consegui subir ao palco a tempo.
Me suspenderam. Desde então escrevo com palavras
sujas, contaminadas de cantina, de sombras,
de madrugadas abandonadas na dobradiça
de alguma igreja solitária. Sempre fui
isso que me correspondia ser: o equilibrista
tremendo sobre a corda, o domador
dentro da goela. Estive na escola
mas nunca aprendi nada, além da
cor das montanhas, o nome exato
desses rios que jamais visitarei. Acabou a festa.
E sigo malhando o judas**, de olhos vendados.
*marimbeiro, tocador de marimba, espécie de tambor dos negros africanos. ** no original diz “golpeando a la piñata”, uma brincadeira de festa de crianças.
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Con Emily, en Amherst
Cómo debió latir tu Carne
cuando el aguijón golpeaba
levemente tus muslos,
mirando, quizás, desde la ventana,
a un guapo granjero de piernas firmes
y manos rojas como arcilla.
Cómo, perpleja, una mañana
descubrirías sobre tu lecho
la huella oscura de un posible cuerpo
y extenderías tu mano para acariciar
-en lo invisible-
la turbación de Dios hecho sombra
entre las mantas.
Y cada día, bajo el bermellón
del atardecer, correrías a tocar las campanas
de la iglesia para convocar a los vecinos
y hablarles del crepúsculo.
Oh, sí, primero mujer, dijiste
alguna vez. Luego ángel. Pero siempre
con tu pequeño demonio entre las cejas. |
Com Emily, em Amherst
Como deve ter latejado tua Carne
quando o aguilhão golpeava
levemente tuas coxas,
olhando, quem sabe, pela janela,
um atraente granjeiro de pernas firmes
e mãos vermelhas como argila.
Como, perplexa, em certa manhã
descobririas sobre o leito
os vestígios escuros de uma possível corpo
e estenderias tua mão para acariciar
-no invisível-
a turbação de Deus feito sombra
entre os lençóis.
E cada dia, sob o vermelhão
do entardecer, correrias para badalar os sinos
da igreja para convocar os vizinhos
e falar do crepúsculo.
Oh, sim, primeiro mulher, disseste
alguma vez. Depois anjo. Mas sempre
com teu pequeno demônio entre as sobrancelhas. |
Babilonia recreada
Babilonia no fue más real
que esta ciudad admirable,
carcomida de sombras y de luces.
Sodoma y Gomorra existieron
en la solidez de su propia imagen,
vista por los ojos de un Dios ciego.
Toda las ciudades del mundo
son una sola imagen al través de los siglos.
El hombre, único en indivisible,
se repite, monótono, bajo el sol y entre la noche de neón. |
Babilônia recriada
Babilônia não foi mais real
que esta cidade admirável,
carcomida de sombras e de luzes.
Sodoma e Gomorra existiram
na solidez de sua própria imagem,
vista pelos olhos de um Deus cego.
O homem, único no indivisível,
se repete, monótono, debaixo do sol e dentro da noite de néon. |
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