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Sobre Antonio Miranda
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



Foto fonte: www.artepoetica.net/winston.htm

 

WINSTON MORALES CHAVARRO

 

Poeta colombiano, de Huila, selecionado de CUADERNO CARMIN DE POESÍA, n. 13, 1999, revista dirigida pelo poeta Eduardo Dalter, Buenos Aires, Argentina.

 

TEXTO EN ESPAÑOL  / TEXTO EM PORTUGUÊS 


ANQUIRONA, XIV

 

Extranjera

he de cuestionarme

hasta qué punto la soledad y el olvido son benditos

hasta qué punto

ensimismarse en el naufragio

sea un acto de navegación hacia el cosmos.

 

El aquietamiento

es preciso

para dar con el fantasma de la otra orilla

y el silencio

es la enramada

que puebla de juncos y de ecos

este espejo del que pende

la imagen de los hombres.

 

¿Cuál de los cuartos del olvido

habito en este instante?

¿Estoy contigo forastera?

¿O acaso persiste mi ceguera

en las largas caminatas

por las alcobas donde reposa la bellísima muerte?

 

 

Publicado originalmente en Bogotá por Trilce Editores.

 

 

MORALES CHAVARRO, WinstonEl vuelo de los pájaros azules. Antología. Edición Gustavo Ibáñez Carreño.  Bogotá: Uniediciones, 2018.  120 p.  15x23 cm.          (Colección comuneros del mundo)  ISBN 978-958-5451-96-4   Ex. bibl.  Ex. bibl. Antonio Miranda

XXVI

 

Yo soy

En la medida que existo

No importa que otros duden de eso;

Yo me sé

ocupo un lugar en el espacio,
Fuera del tiempo,

De cualquier curvatura que ponga en duda
Lo que fulgura en mi Zona de equilibrio.
 Yo soy

En la medida que brillo;

Destilo siempre una luz sempiterna

Que me hace,

Me refleja en un espejo sin sombra,

Cuando la lux se evapora por las orillas del alba

yo quedo,

Allí tendido,

Recostado sobre los alambiques de piedra.
 En la medida de esa luz que se escapa

me hace uno con las estrellas
Yo soy;

La fugacidad nada tiene que ver con esto que huye del sueño.

 

 

XXVIII

 

Toda mi vida está en la hoja de un árbol

Por ella circula mi savia

Los ápices sanguíneos de lo que soy

Y de lo que pierdo cuando llega el otoño.

En esa hoja,

En la de un abeto cualquiera,
Está mi canto de pájaro herido,
Las cabriolas que dejé de ofrendar
A medida que iba creciendo.
Esa hoja es testigo de todo;
De los vientos a los cuales renuncié
A medida que echaba raíces.

 

 

 

XII

 

La fusión cósmica
Me dice que soy Pez,
Pájaro,
Zopilote.

Que vislumbro a las alturas

Como una estrella negra

O un trébol de siete puntas.

Miro mis manos

Que me son ajenas

Distantes

Desconocidas.

Miro mis pies,

Los pies de la noche,

Los dedos de las mandragoras;

—Cada vez hay más distancia,

Más abismos en mi cabeza—.

Lejos de ellas

La flor de Turitzio

Toma forma,

Se empina

Es flor de Loto,

Venado

Piquero de patas azules.

La música me convoca

Me vuelve uno con la armonía de los astros

Uno con el polvo equidistante de la noche.

Así

En esa tierra que me integra
Llego

Me quedo

Me trasplanto

Comienzo a ser tu sombra

Árbol de hojas aromáticas.

Tu ventana

Ese precipicio

Por donde me allego

Me calcina

Me quema

Me vuelve polvo.

Soy como el Ave Fénix:

Renazco en el crepúsculo de la muerte

Resucito en los maderos del relámpago.

 

 

 

 

 

TEXTO EM PORTUGUÊS

 

 

ANQUIRONA, XIV

 

Estrangeira

hei de questionar

até que ponto a solidão e o olvido são benditos

até que ponto

ensimesmar-se no naufrágio

seja um ato de navegação até o cosmo.

 

O apaziguamento

é preciso

para encontrar o fantasma da outra margem

e o silêncio

é a enramada

que povoa de juncos e de ecos

este espelho de que pende

a imagem dos homens.

 

Qual dos quartos do olvido

habito neste instante?

Estou contigo, forasteira?

Ou, acaso, persiste a cegueira

nas longas caminhadas

pelas alcovas onde repousa a belíssima morte?

 

 

XXVI

 

Eu sou

Na medida que existo

Não importa que outros duvidem;

Eu me sei

E ocupo um lugar no espaço,
Fora do tempo,

De qualquier curvatura que coloque em dúvida
O que fulgura em minha Zona de equilíbrio.
Eu sou

Na medida que brillo;

Destilo sempre uma luz sempiterna

Que me faz,

Me reflete em um espelho sem sombra,

Quando a lux se evapora pelas margens da alvorada

E eu fico,

Ali estendido,

Recostado sobre los alambiques de pedra.
Na medida dessa luz que escapa

E me unifica com as estrelas
Eu sou;

A fugacidade nada tem a ver com isto que foge do sonho.

 

XXVIII

 

Minha vida inteira está na folha de uma árvore

Por ela circula minha seiva

Os ápices sanguíneos do que sou

E do que perco quando chega o outono.

Nessa folha,

Em que um abeto qualquer,
Está meu canto de pássaro ferido,
As cabriolas que deixei de ofertar
Á medida que ia crescendo.
Essa folha é testemunha de tudo;
Dos ventos aos quais renunciei
À medida que fincava raízes.

 

 

 

 


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