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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


WILLIAM OSPINA

WILLIAM OSPINA

 

 

(Colombia, 1954).   Poeta, ensayista, novelista y traductor colombiano nacido en Padua, Tolima. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en Cali, dedicándose más tarde al periodismo. Es autor de los libros de ensayos, Aurelio Arturo (1991), Es tarde para el hombre (1994), Esos extraños prófugos de Occidente (1994), Los dones y los méritos (1995), Un álgebra embrujada (1996), ¿Dónde está la franja amarilla? (1997), Las auroras de sangre (1999) y Los nuevos centros de la esfera (2001); y de los libros de poemas, Hilo de Arena (1986), La luna del dragón (1992), El país del viento (1992) y ¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? (1995).

 

En el año 2005 ha publicado su primera novela Ursúa, en la que aborda la historia de Pedro de Ursúa, conquistador español fundador de la ciudad colombiana de Pamplona. Un verdadero testimonio dramático de la colonización. William Ospina está considerado como uno de los poetas y ensayistas más destacados de las últimas generaciones y sus obras son mapas eruditos de sus amores literarios, acompañados de declaraciones ideológicas sobre la historia y el mundo moderno. En 1992 obtuvo el primer Premio Nacional de Poesía del Instituto Colombiano de Cultura.

Fuente de la biografía y foto: www.epdlp.com/

 

O grande poeta colombiano WILLIAM OSPINA durante sua apresentação na sessão magna da I BIENAL INTERNACIONAL DE POESIA DE BRASILIA ( de 3 a 7 de setembro de 2008 ). Representante oficial indicado pela Embaixada da Colômbia no Brasil.

 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL   /  TEXTOS EM PORTUGUÊS  

 

De

POESIA
1974-2004

Dibujos de José Antonio Antonio Suárez Londoño

Bogotá: Ediciones Dos Gráfico/ Revista Número Ediciones, 2004

 

 

POEMA

 

Estuvo aquí hace poco. Como una diosa en fuga

llevaba débilmente sus temblores divinos.

Por un instante el cielo detuvo a la hilandera

y la muchacha hermosa se detuvo un momento.

 

Ahora ha partido. Carne que sabe la sentencia,

comprendo que mis ojos la han perdido por siempre.

Roja sombra, has de ser la ceniza de un sueño.

Dulce, fugaz sonrisa... ¿No estarás en mi cielo?

 

Nada nos pertenece. Todo sigue um oscuro

rumbo. Son sueño el árbol, el castillo, la esfinge.

El mar abre sus líquidos brazos de cruel sirena

hacia donde incesantes naves se precipitan.

 

Adiós, sagrada imagen. En la tarde solemne

despido astros y Dioses que otorgan oro y sangre.

Muero un poco con todas las flores abatidas

y se apaga el crepúsculo, pero la noche es grande.

 

 

AMOR

 

La piedra ama a la nube,

pero ese amor es sólo desesperación de su propia quietud.

Se lo dije, pero ella replico

que ese amor también es siglos de nube en su alma.

 

 

POE

 

Edgar Poe se miró al espejo y se dijo:

— Ese hombre del espejo no sufre,

es un actor que imita mi sufrimiento.

 

El hombre del espejo se dijo:

— Ese hombre no sufre,

finge sufrir para que yo sufra imitándolo.

 

 

SABRÉ EL SECRETO

 

Sabré el secreto de estos viejos bosques

al apartarse la niebla indecisa.

Algo como un faisán vendrá a mis ojos,

Denso de orgullo y vida,

y habrá un verde en mis labios como de ramas nuevas.

 

Sabré el secreto de esta noche em ascuas,

extinguidas las lámparas,

cuando uma piel de luna cubra el campo.

 

Sabré lo que ocultan estas grutas

cuando, bajo los árboles del alma,

la red de lo visible se aparte en las pupilas

y surja, al fin, el rostro

del que todos mis sueños eran máscaras.

 

 

NIETZSCHE

 

Está muriendo un Dios en el centro de un ópalo del color del crepúsculo,

Está muriendo una hoja de hierba en el pecho de Cristo

Está muriendo una rosa en el aire estancado de la catedral de Maguncia,

Traspasada en el aire por una quemante aguja de sol.

 

Está muriendo una llanura donde retozan embriagados leopardos.

Está muriendo un ángel sobre un glaciar blanquísimo.

Está muriendo un barco lleno de ancianos en una colina del cielo,

en un aire cargado de delfines livianos y azules.

 

Está muriendo una cúpula bajo el asedio de las mariposas.

Está muriendo un lupanar lujoso y sonoro de besos enfermos.

Está muriendo mi corazón bajo los crueles halcones del olvido de Lou.

Me estoy borrando en sus pupilas bellas y esperanzadas como comienzos.

 

Está muriendo un pájaro en un bosque de nubes.

Está muriendo uma luna glacial bajo mis sábanas de seda.

Algo muy bello está borrándose por las bahías de mi infancia.

Algo muy triste calla en sus violines.

 

 

UN ANARQUISTA

 

Yo no soy el que mata a distancia, escudado en el aire invisible.

Yo no soy el que hace inviolable su crimen bajo el ropaje de uma ley o

una iglesia.

         Salgo de en medio de las multitudes, ebrio de indignación y de cólera;

         no me importa morir, sé que mi muerte es poco comparada con esta

                                                                                     empresa espléndida

         de mostrar al tirano que su carne es mortal, que hasta el último esclavo

puede tocar la estrella con la frente, puede tomar  el hacha de la justicia;

que no hay nadie tan mísero que no pueda despojar a un Rey de su trono;

que hasta el último hombre puede ser en su hora es estruendo y el rayo de

                                                                           un dios de cólera.

 

Avanzo hacia el cortejo marcial; quedan atrás la multitud y el pasado.

Tomo las riendas del caballo del príncipe, miro su rostro elegante y perplejo.

Apunto el arma hacia su pecho cargado de medallas y emblemas.

Ya en vano corren hacia mí los sobresaltados esbirros.

 

El caballo me salpica de espuma. La barbada boca del príncipe intenta una

                                                                 maldición o una orden.

Este seco estampido se está escuchando hasta en los últimos confines del
                                                                                      mundo.

 

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS

Tradução de Antonio Miranda

 

 

POEMA

 

Esteve aqui recente. Como uma deusa em fuga

portava debilmente seus tremores divinos.

Por um instante o céu estancou a fiandeira

e a moça formosa deteve-se um instante.

 

Agora se foi. Carne que sabe a sentença,

entendo que meus olhos a perderam para sempre.

Rubra sombra, hás de ser a cinza de um sonho.

Doce, fugaz sorriso... Não a verei em meu céu?

 

Nada nos pertence. Tudo continua em escuro

rumo. Um sonho a árvore, o castelo, a esfinge.

O mar abre seus líquidos braços de sereia cruel

até onde incessantes naves se precipitam.

 

Adeus, sagrada imagem. Na tarde solene

despeço astros e deuses que outorgam ouro e sangue.

Morro um pouco com todas as flores abatidas

e se apaga o crepúsculo, mas a noite é enorme.

 

 

 

AMOR

 

A pedra ama a nuvem,

mas esse amor é apenas desespero de sua própria quietude.

Eu lhe disse, mas ela replicou

que esse amor também é séculos de nuvem em sua alma.

 

 

POE

 

Edgar Poe mirou-se no espelho e se disse:

— Este homem do espelho não sofre,

é um ator que imita meu sofrimento.

 

O homem do espelho se disse:

— Este homem não sofre,

finge sofrer para que eu sofra imitando-o.

 

 

SABEREI O SEGREDO

 

Saberei o segredo destes velhos bosques

ao dissipar-se a névoa indecisa.

Algo como um faisão virá aos meus olhos,

denso de orgulho e vida,

e haverá um verde em meus lábios como de ramos novos.

 

Saberei o segredo desta noite em brasa,

extintas as lâmpadas,

quando uma pele de lua cubra o campo.

 

 

Saberei o que ocultam estas grutas

quando, sob as árvores da alma,

a rede do visível se separe nas pupilas

e surja, afinal, o rosto

de qual todos os meus sonhos foram máscaras.

 

 

NIETZSCHE

 

Está morrendo um Deus no centro de opala da cor do crepúsculo.

Está morrendo uma folha de erva no peito de Cristo.

Esta morrendo uma rosa no ar estancado da catedral de Magúncia.

transpassada no ar por uma ardente agulha de sol.

 

Está morrendo uma planície onde saltam embriagados leopardos.

Está morrendo um anjo sobre um glaciar branquíssimo.

Está morrendo um navio pleno de anciãos numa colina do céu,

num ar carregado de delfins leves e azuis.

 

Está morrendo uma cúpula sob o assédio das mariposas.

Está morrendo um lupanar luxuoso e sonoro de beijos enfermos.

Está morrendo meu coração sob os cruéis falcões do olvido de Lou.

Estou me apagando nas pupilas belas e esperançosas como os começos.

 

Está morrendo um pássaro em um bosque de nuvens.

Está morrendo uma lua glacial debaixo de meus lençóis de seda.

Algo realmente belo está apagando-se pelas baías de minha infância.

Algo verdadeiramente triste cal em seus violinos.

 

 

UM ANARQUISTA

 

Eu não sou o que mata à distância, escudado no ar invisível.

Eu não sou o que torna inviolável seu crime sob a roupagem de uma lei ou

 de uma igreja.

         Sai do meio da multidão, ébrio de indignação e de cólera;

         Não me importa morrer, sei que minha morte é pouco comparada com esta

                                                                                     tarefa esplêndida

         de mostrar ao tirano que sua carne é mortal, que até o último escravo

pode tocar a última estrela com a testa, pode tomar o machado da justiça;

que não tem ninguém tão mísero que não possa despojar um Rei de seu

                                                                                              trono;

que até o último homem pode ser em sua hora o estrondo e o raio

de um deus de cólera.

 

Avanço até o cortejo marcial; ficam para trás a multidão e o passado.

Tomo as rédeas do cavalo do príncipe, miro seu rosto elegante e perplexo.

Aponto a arma para o seu peito carregado de medalhas e emblemas.

Já em vão corre em minha direção os sobressaltados esbirros.

 

O cavalo me salpica de espuma. A boca barbada do príncipe tenta uma

maldição ou uma ordem.

Este seco estampido se escuta até nos derradeiros confins do mundo.

 

 

 Página publicada em maio de 2008

 

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TRADUÇÕES  DE

ZENILTON DE JESÚS GAYOSO MIRANDA

 

HAICAI DE HIROSHIMA

 

Todas as folhas

de dez longos outonos

em um instante.

 

 

ESPELHO

 

Magicamente o resplendor asila

meu rosto que me vê, o assombrado

rosto que por acaso sou eu do outro lado

e que se multiplica em minha pupila.

Cativa do cristal, a luz me tece

esta ilusão de ser preciso e certo,

mas nela não está o desconcerto

e o rosto não estará quando me afaste.

Volto a ser o outro, ao prisioneiro

de um dia de cristal profundo e terso,

e enquanto penso ante o rosto inverso

como será seu verdadeiro mundo,

         parece perguntar seu rosto vivo

         de que raro cristal estou cativo.

 

 

E A TERRA SERÁ O PARAISO

 

O cisne chega às regiões mais altas

e voa arredor da cabeça de pedra.

A toupeira escava as regiões mais negras

E traça labirintos nos pés de pedra.

O rubro falcão é quase imperceptível

sobre o polegar de pedra.

Uma nuvem lenta já dormiu em sua mão.

Sob o titã imenso do país silencioso

que idolatra o caudilho,

canto ao amanhecer sua lealdade infinita,

sua gratidão eterna.

Preenchem a vasta mansidão e trabalho.

O povo ama seu líder e sua pátria.

O bem reina no mundo.

E do mal, na noite, se encarregam as masmorras,

as cordas e os tridentes,

as dóceis quadrilhas, as estocadas elétricas,

as fossas que devoram a carne atormentada,

os rios que carregam os mortos sem nome.

 

 

Página ampliada e republicada em junho de 2006

 




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