RAFAEL MAYA
Rafael Maya fue poeta, periodista, ensayista, escritor, crítico, abogado y diplomático colombiano. Nació en Popayán, el 21 de marzo de 1897 y murió en Bogotá, el 22 de julio de 1980. Hijo del matrimonio de Tomás Maya Manzano y doña Laura Ramírez Caicedo. Inició su formación literaria bajo la tutela del padre, pedagogo y hombre de letras, y realizó estudios en el Seminario Menor de Popayán, a cargo de los sacerdotes lazaristas, notable comunidad europea. En 1914 ingresó a la Universidad del Cauca, para finalizar sus estudios secundarios y comenzar la carrera jurídica. Entonces, ya Maya era conocido como poeta. En 1916 se celebró en Popayán un concurso literario para conmemorar el sacrificio de los próceres, y Maya obtuvo el primer premio con siete sonetos titulados "Mártires". En 1917 publicó sus primeros versos en la revista titulada Liras Hermanas. Cumplidos los veinte años, se trasladó a Bogotá para continuar su carrera de Derecho en la Universidad Nacional. Allí sus compañeros fueron Rafael Bernal Jiménez, Augusto Ramírez Moreno, Primitivo Crespo y Germán Arciniegas. Alrededor de 1920, Miguel Santiago Valencia fundó en Bogotá la revista Cromos. Su sede reunió a los más prestigiosos intelectuales del país. Maya conoció entonces a Miguel Rasch Isla, Roberto Liévano, Eduardo Castillo, Armando Solano, Luis Eduardo Nieto Caballero, León de Greiff y José Umaña Bernal. Formó parte del grupo de Los Nuevos, fundado en 1925. La importante agrupación de escritores estaba integrada no sólo por poetas sino también por periodistas, entre los cuales figuran Juan Lozano y Lozano, Jorge Zalamea, Luis Tejada, Felipe y Alberto Lleras Camargo, Germán Arciniegas, Luis Vidales, Germán Pardo García y muchos otros. Fuente: wikipedia
POEMAS DE COLOMBIA. ANTOLOGÍA DE LA ACADEMIA COLOMBIANA. Prólogo y epílogo de Felix Restrepo S. J. Edición y notas biográficas de Carlos Lopez Narvaez. Medellin: Editorial Bedout, 1959. 623 p. 16x23 cm. capa dura Ex. bibl. Antonio Miranda
VARA DE ACERO
— Hueso de tus huesos, madre arquitectura,
eje que sostiene tu bóveda sorda,
¡oh cielo del cálculo! Yo, Vara de Acero,
rútila y sonora como una agua limpia
que corta la roca con bellos azules,
a este fiero diálogo mezclo mi dialéctica
yo, Vara de Acero.
Noche de granito, noche de diamante,
noche carbón y noche de curazo
conocí, habitando la entraña geológica,
cuando yo era polvo de estrelas deshechas.
¡Fantástica noche! ¿Qué se hizo
mi duro paisaje de rocas profundas,
com huellas de zarpas, de estrelas marinas,
finos arabescos de ramas arbóreas,
y, a veces, poblando las côncavas grutas,
callados relâmpagos de marfil y plata?
¡Recóndita noche!
La gota de agua, caminhando siglos,
Llegaba a mi lecho volcánico
como um sol diminuto, a llevarme
noticia de espacios terrestres
cruzados de ventos, de bubes, de ángeles,
y de azules canciones que tienden
con remos de vocês, banderas de música.
¡Sonámbulaa noche!
Cernido a través de mil años
me llegaba el rumor de los ríos
que construyen países de espejos
y cantan, alzando montañas de arpas,
antigos idiomas de dioses y bestias.
¡Dadme aquella noche! ¡Dadme aquella noche!
Un día de los hierros
descuajando bloques, violaron mi entraña.
Cuajóse mi oscura nebulosa en fauces
de fuego. Fui arroyo de brasas, hirviente
cascada, rojo torbelino, flámula de llamas.
Yo, Vara de Acero,
soy ahora mástil de tu nave, ¡oh máquina!
estambre sonoro de tu flora, ¡oh hélice!
fuste de tu templo, pétrea arquitectura,
rosa de tus ventos, ¡oh velocidad!
eje que gobierna sonantes motores,
anillo que ajusta haces de relámpagos,
cadena viril que levanta,
como grandes flores, montañas de rocas,
y decora las nubes con pórticos
y encierra los ventos debajo de cúpulas.
Soy la nueva conciencia del hombre.
De su Olimpo de acero brillante
descienden los dioses del Cálculo
más belos que el rústico Apolo
padre de la lira, juguete pretérito,
y de las canciones, bárbara dialéctica
que ablandó el espíritu de la antigua raza.
¡Honor a los dioses del Cálculo
que bajan, sentados en orbes de bronce,
a tomar posesión de la tierra
donde gime a la necia esperanza
del hombre romantico!
Viento de motores
se acerca, esparciendo ceniza de estrelas,
y polvo de razas que murieron bajo
la sombra calada de selvas y nubes.
De Rosa Mecánica
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
RAMO DE AÇO
— Osso de teus ossos, mãe arquitetura,
eixo que sustenta tua abóboda surda,
oh céu do cálculo! Eu, Ramo de Aço,
centelha e sonora como uma água limpa
que corta a rocha com belos azuis,
a este diálogo feroz mesclo minha dialética
eu, Ramo de Aço.
Noite de granito, noite de diamante,
noite de carvão e noite de quartzo
conheci, habitando a entranha biológica,
quando eu era pó de estrelas desfeitas.
Noite fantástica! Que aconteceu com
minha dura paisagem de rochas profundas,
com vestígios de garras, de estrelas marinhas,
finos arabescos de ramos arbóreos,
e, às vezes, povoando as côncavas grutas,
calados relâmpagos de marfim e prata:
Recôndita noite!
A gota de água, caminhando séculos,
levava ao meu leito vulcânico
como um sol diminuto, a levar-me
notícia de espaços terrestres
cruzados de ventos, de nuvens, de anjos,
e de canções azuis que estendem
com remos de vozes, bandeiras de música.
Noite sonâmbula!
Peneirado através de mil anos
chegava a mim o rumor dos rios
que constroem países de espelhos
e cantam, levantando montanhas de arpas,
antigos idiomas de deuses e bestas.
Dai-me aquela noite! Dai-me aquela noite!
Um dia de ferros
desfazendo blocos, violaram minha entranha.
Coagulou-se minha escura nebulosa em goelas
de fogo. Fui arroio de brasas, fervente
cascata, rubro torvelinho, flâmula em chamas.
Eu, Ramo de Aço,
sou agora mastro de tua nave, oh máquina!
estame sonoro de tua flora, oh hélice!
fundamento de teu templo, pétrea arquitetura,
rosa de teus ventos, oh velocidade!
eixo que governa sonantes motores,
anel que ajusta feixes de relâmpagos,
cadeira viril que levanta,
como flores grandes, montanhas de rochas,
e decora as nuvens com pórticos
e encerra os ventos debaixo de cúpulas.
Sou a nova consciência do homem.
De seu Olimpo de aço brilhante
descendem os deuses do Cálculo
mais belos que o rústico Apolo
pai da lira, brinquedo pretérito,
e das canções, bárbara dialética
que abrandou o espírito da antiga raça.
Honra aos deuses do Cálculo
que descem, sentados em orbes de bronze,
tomando posse da terra
onde geme a néscia esperança
do homem romântico!
Vento de motores
se aproxima, espalhando cinza de estrelas,
e pó de raças que morreram soba
a sombra calada das selvas e nuvens.
Página publicada em junho de 2016.
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