OMAR ARDILA
Omar Ardila Murcia (Valle de Laboyos, Colombia, 1975).
Poeta, ensayista y analista cinematográfico.
Ha publicado: Alas del viaje en un instante (2005), Palabras de cine (2006), Corazón de Otoño (2010), Espejos de niebla (2012), Antología de poesía anarquista – Tomos I y II (2013), Cartografías cinematográficas (2013), Esquizoanálisis y pensamiento libertario (2015), Devenires menores (2015), Luces sobre las piedras (2016), Las cinco letras de Deseo – Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo XX (2016).
Es creador de los blogs Cine Sentido y Pensar, crear, resistir.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
POEMAS
I
El tiempo,
una esperanza de otra forma de caída
un simple recuerdo de todas las ausencias.
La vida,
una ilusión de la existencia del tiempo
un recuento de las sucesivas muertes.
La muerte,
un espejismo de la imagen fugada
una vida que espera más allá del instante.
II
El silencio se calla
para escuchar la música
de la carne
que está siendo consumida
en los sepulcros.
...En los sepulcros,
que son todos los cuerpos.
Lugares proscritos
Cuando el sol haya perdido su sombra en los brazos de Dios,
el hombre hambriento que nunca pudo saborear la luz,
buscará en el laberinto de los muertos
las marcas del hastío que traspasaron esas pieles delirantes por la ausencia.
Una lluvia de fuego maldecirá los silencios
y consumirá el planeta en que todos anduvimos extraviados.
Abominable lunar de la nada, este efímero camino de las espadas rotas.
Gritos olvidados en el corazón de la galaxia, recordarán que fueron cántico de libertad.
Su memoria será eterno presente,
movimiento que le cuenta al nuevo aire radioactivo
sobre nuestra ambición de volar… Sin haber fortalecido las raíces.
Excomunión
Esas voces impetuosas que hacían resquebrajar los principados
han sido apaciguadas por la ferviente soledad.
Ya los susurros calmos del viento resbaladizo
no acompañan las habitaciones aromatizadas
para los rituales amorosos.
Frente al espejo de los cuerpos inmóviles,
los gritos crecen como fuego.
Éstos días son más largos que la muerte
… ya no hay infierno que pueda acrecentar el sufrimiento
¿Dónde la noche esconde sus bálsamos?
Nada viene a mi encuentro,
ni el recuerdo de Dios alcanza a proyectar una sombra.
¡Basta ya, con la fe en semillas de mostaza!
El mundo era otro: ese esquivo cántico
que me ocultaron con sotanas sangrientas
Muero yo
¿Qué importa si Dios también ha muerto?
La ciudad de la angustia
Para Alonso Londoño
En esta esquiva ciudad que me consume, todo ha quedado reducido a una enorme ventana, por donde se fuga la única ilusión que me sostiene: levantarme de ésta arraigada silla y caminar de espaldas para olvidar el extravío del tiempo que me trajo al recinto del cuerpo abofeteado por la crueldad.
En esta ciudad de nadie, aprendí que la vida era un interminable sueño, donde persistían inmóviles mis huesos frente a todas las puertas despejadas.
Retorno al origen
Vibraré hasta consumir el soplo del caos que me trajo a la existencia.
Olvidaré el descenso de los días y dejaré que la pesada roca compañera de mis pasos, se deslice solitaria,
olvidaré el camino,
olvidaré la palabra,
olvidaré la mirada,
olvidaré este pensamiento
y me haré movimiento
para mover la Nada (¡Mi única profundidad!)
Anarquía
“Soy como el sándalo: perfumo el hacha que me hiere”
Biófilo Panclasta
Cesará la noche escandalosa, incierta y cegadora
Acabará el descenso de la bruma
Descansará la inútil lucha cotidiana
y regresará dichosa la fuerza de la nada.
Será el tiempo del vuelo
en la ausencia que es el caos eterno.
Unidad mágica del ser:
pasión, dolor y libertad.
¡Tenía que hundirse el suelo a nuestros pies
para que abriéramos las alas!
ARDILA GONZÁLEZ, Hernando. Homenaje arte como precursor de soberania y fraternidad: antologia del XII Encuentro Universal de Escritores Vuelven los Comuneros 2018. Editor Gustavo Ibañez Carreño. Bogotá: Uniediciones, 2018. 264 p. 16 x 23 cm. (Colección comuneros del mundo, ISBN 978-5527-02 -07. Ex. bibl. Antonio Miranda
EL ARCO Y LA FLECHA
La flecha
Puedo reconocer tu sombra aún en los sueños más profundos
Te traigo las noticias del viento y del cerezo
A menudo atravieso la carne virginal de los amantes
Amo en silencio esos cuerpos que caen vencidos sobre
mis brazos
Me fortalezco recorriendo los abismos
Me debo a la música de las alas que no sabe de prisiones
ni de olvidos.
El arco
Juntamos las mantas ensangrentadas y elevamos la
bandera del cautivo sobre los mares olvidados.
La noche nos sorprende navegando, absortos, en el destino;
mientras la muerte acecha en la memoria convulsionada.
Quiero cubrirte con mis alas para que el sol no pueda
arrebatarte
Anhelo tu libertad pero me detiene la codicia paternal.
Oh niña abandonada por los dioses en el vientre de un
paraíso con espadas,
recuerda siempre,
que mas allá de la luz, está fijada nuestra meta.
RESTAURACIÓN DE LA HERIDA
1
Una voz de fuego esclarece la música de las carnes
voluptuosas.
Millares de bestias eróticas seducen con sutiles
movimientos la mirada del hombre-máquina.
La miel vertida con desdén, inunda la acera de los mendigos
que no pueden incorporarse para dialogar con las moscas.
La palabra de un dios muerto retumba
en las murallas de rencor que los mercenarios extraen
de las tinieblas.
He vivido más noche
que la noche recorriendo estas esquivas calles con olor de cadáver
en cada esquina.
2
Vuelvo el rostro a las horas sin historia
y me apropio del evangelio de los nobles.
Sigiloso, profundizo en la morada de la muerte
y le robo moléculas de aire al cuerpo autómata
que sólo respira ante la presencia del látigo.
Ineluctable silencio
en los cientos de años con el cántico cegado.
3
Tudo se va en el río de las ilusiones:
anoche era una mirada desorientada de Dios
y ahora soy una brizna de silencio.
Atrravieso laberintos oscuros y retorno incólume
a danzar con las piedras y a cultivar semillas de luz
en los caminos obtusos que esperan mis pasos.
Un instante sin voces es todo lo que tengo.
Un instante alado, para consumir el hastío y abrazar
las fisuras del universo por donde se cuela la muerte.
4
Cuerpos agrietados de infantes desplazados
dominan las aceras encendidas por pústulas de sangre.
El transeúnte anónimo que pasa,
coge los balbuceos de esas miradas palpitantes
y los devuelve a los muros blindados por el olvido.
El país se estremece con los gritos abortados por el hombre.
Esfumada la música ancestral, ahora nos toca bailar
con el eco de los crujientes huesos.
La herida vuelve a llamarnos desde el fondo de la noche.
CATÁSTROFES CONGÉNITAS
Retorné la mirada hacia el origen, y descubrí extrañas
existencias: todo era un reflejo superficial de catástrofes
congénitas, un espejismo de estructuras inexistentes.
El tiempo y el espacio florecían en fisuras de la nada:
humo, polvo, palabras en la boca de los muertos (los
únicos presentes).
Monstruos que se devoraban a sí mismos, encerrados en
a soledad de los días sin crepúsculo, precedían el cuerpo.
Rostros extraviados abrían un orificio en la memoria
del azar para que triunfara la enceguecida razón.
Metáforas perversas, engañosas y autocomplacientes,
hacían de la carne una sombra del vacío.
ARDILA, Omar. Luces sobre las piedras. Bogotá: La Valija de Fuego Editorial, 2015. 69 p ilus. col. (Colección Errhor(Sic) 12 x 17,5 cm. Portada: Ambroise Paré. Ilustraciones de Jean Mard Bourgery. Ex. bibl. Antonio Miranda
“Omar se situa así con este poemario junto a los lúcidos, junto a los proscritos, junto a los que no cedieron, los que no se cren en mentiras oficiales, los que se saben hechos de pasión, dolor y libertad, los que se dejaron crever las alas de la palavra y vuelan con ellas por encima de cadenas y fusiles.” ANTONIO ORIHUELA
[FALSAS VICTORIAS]
Esas manos que trazan signos de victoria en el aire,
han esculpido las incertidumbres del cuerpo,
los sentimientos atribulados
por las tinieblas de los días brumosos y sin
música.
Esas manos que aprendieron a tejer con
cuchillos,
ahora quieren asesinar las voces
insumisas
y partirle el corazón a la noche.
Esas manos cómplices de la impunidad,
presentan sus dedos ensangrentados ante los altos
tribunales,
donde los honran con jugosas
recompensas.
[CULPAS COLECTIVAS]
Anegados hasta el tuétano por el pertinaz fango
apenas reconocemos los ojos de los
muertos:
el único albor que nos conduce
por estas frías calles de la indiferencia.
ARDILA, Omar. A la sombra del abismo. Prólogo de Camilo Barajas. Bogotá: Ediciones Pie de Monte, 2017. 68 p.. 10 x 13 cm. Fotografia : María A. Parra. Encadernado manualmente. Ej. 24/110. Ex. bibl. Antonio Miranda
La vida: una presencia que indaga la
ausencia.
La muerte: uma ausencia que impone su
presencia.
*
Aunque no lo deseamos, el deseo nos
desea.
*
Los ojos a veces le dan passo a lo invisible.
*
El rostro, nuestra mayor máscara.
*
Hay que reclamarle a la existencia
el asedio del No-ser.
*
La certeza del poeta reside en las
antípodas
... y en la transgresión de todas ellas.
Veja também poemas no Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=a6UpftsLLxk
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
POEMAS
I
O tempo,
uma esperança de outra forma de caída
uma simples lembrança de todas as ausências.
A via,
uma ilusão da existência do tempo
uma recontagem das mortes sucessivas.
A morte,
um espelhismo da imagem fugida
uma vida que espera além do instante.
II
O silêncio cala
para escutar a música
da carne
que está sendo consumida
nos sepulcros.
... Nos sepulcros,
de todos os corpos.
Lugares proscritos
Quando o sol haja perdido sua sombra nos braços de Deus,
o homem faminto que nunca conseguiu saborear a luz,
buscará no labirinto dos mortos
as marcas do tédio que atravessaram essas peles delirantes
pela ausência.
Uma chuva de foto vai maldizer os silêncios
e consumirá o planeta em que todos andamos extraviados.
Abominável lunar do nada, este efêmero caminha de espadas
rotas.
Gritos esquecidos no coração da galáxia, recordarão que foram
cântico de liberdade.
Sua memória será um eterno presente,
movimento que conta o novo ar radioativo
sobre nossa ambição de voar ... Sem haver fortalecido as raízes.
Excomunhão
Essas vozes impetuosas que faziam rachar os principados
foram apaziguados pela fervente solidão.
E os sussurros calmos do vento resvaladiço
não acompanham as habitações aromatizadas
para os rituais amorosos.
Diante do espelho de corpos imóveis,
os gritos crescem como fogo.
Estes dias são mais longos que a morte
... já não há inferno que possa ampliar o sofrimento
Onde a noite esconde seus bálsamos?
Nada vem ao meu encontro,
nem a lembrança de Deus alcança projetar uma sombra.
Basta já com a f[e sementes de mostarda!
O mundo era outro: esse esquivo cântico
que me ocultaram com batinas sangrentas
Morro eu
Que importa se Deus também já morreu?
A cidade da angústia
Para Alonso Londoño
Nesta esquiva cidade que me consome, tudo ficou reduzido a uma enorme janela, por onde foge a única ilusão que sustenta: levantar-me desta entranhada cadeira e caminhar de costas para esquecer o extravio do tempo que trouxe ao recinto do corpo esbofeteado pela crueldade.
Nesta cidade de ninguém, aprendi que a vida era um interminável sonho, onde persistiam imóveis meus ossos frente a todas portas escancaradas.
Retorno à origem
Vibrarei até consumir o sopro do caos que me trouxe à existência.
Esquecerei o descenso dos dias e deixarei que pesada rocja
companheira de meus passos, deslize solitária,
esquecerei o caminho,
esquecerei a palavra,
esquecerei a mirada,
esquecerei este pensamento
e me tornarei movimento
para mover o Nada (Minha única profundidade!)
Anarquia
“Sou como sândalo: perfumo o machado que me fere”
Biófilo Panclasta
Cessará a noite escandalosa, incerteza e cegante
Acabará a descenso da neblina
Descansará a inútil luta quotidiana
e regressará afortunada a força do nada.
Será o tempo do voo
na ausência que é o caos eterno.
Unidade mágica do ser:
paixão, dor e liberdade.
Tinha que afundar o solo a nossos pés
para que abríssemos as asas!
O ARCO E A FLECHA
A flecha
Posso reconhecer tua sombra ainda nos sonhos mais profundos
Trago para ti as notícias do vento e da cerejeira
Frequentemente atravesso a carne virginal dos amantes
Amo em silêncio esses corpos que caem vencidos nos
meus braços
Fortaleço-me recorrendo os abismos
Devo à música das asas que não sabe de prisões
nem de olvidos.
O arco
Juntamos os cobertores ensanguentados e alçamos a
bandeira do cativo sobre os mares olvidados.
A noite nos surpreende navegando, absortos, no destino,
enquanto a morte acossa na memória convulsionada.
Quero cobrir-te com minhas asas para que o sol não possa
destruir-te
Anseio tua liberdade mas me detém a cobiça paternal.
Oh menina abandonada pelos deuses no ventre de um
paraíso com espadas,
recorda sempre,
que depois da luz, está fixada a nossa meta.
RESTAURAÇÃO DA FERIDA
1
Uma voz de fogo esclarece a música das carnes
voluptuosas.
Milhares de bestas eróticas seduzem com sutis
movimentos o olhar do homem-máquina.
O mel vertido com desdém, inunda a calçada dos mendigos
que não podem incorporar-se para dialogar com as moscas.
A palavra de um deus morto retumba
nas muralhas de rancor que os mercenários extraem
das trevas.
Eu vivi mais noite que a noite
recorrendo estas esquivas ruas com odor de cadáver
em cada esquina.
2
Viro o rosto para as horas sem história
e me aproprio do evangelho dos nobres.
Sigiloso, aprofundo na morada da morte
e roubo moléculas de ar do corpo autômata
que apenas respira diante da presença do chicote.
Inelutável silêncio
nos centos de anos com o cântico cego.
3
Tudo vai pelo rio das ilusões:
de noite era uma mirada desorientada de Deus
e agora sou uma folha de silêncio.
Atravesso labirintos escuros e retorno incólume
a dançar com as pedras e a cultivar semente de luz.
nos caminhos obtusos que esperam meus passos.
Um instante sem vozes é tudo o que tenho.
Um instante alado, para consumir o fastio e abraçar
as fissuras do universo por onde de dependura a morte.
4
Corpos fissurados de infantes desolocados
dominam as calçadas acesas por pústulas de sangue.
O transeunte anônimo que passa,
recolhe os balbucios dessas miradas palpitantes
e os devolve aos muros blindados pelo esquecimento.
O país estremece com os gritos abortados pelo homem.
Evaporada a música ancestral, agora nos toca dançar
com o eco dos ossos crocantes.
A ferida insiste em chamar-nos desde o fundo da noite.
CATÁSTROFES CONGÊNITAS
Retornei o olhar para a origem, e descobri estranhas
existências: tudo era o reflexo superficial de catástrofes
congênitas, um espelhismo de estruturas inexistentes.
O tempo e o espaço floresciam em fissuras do nada:
fumaça, pó, palavras na boca dos mortos (os
únicos presentes).
Monstros que se devoravam a si mesmos, encerrados na
solidão dos dias sem crepúsculo, precediam o corpo.
Rostos extraviados abriam um orifício na memória da
sorte para que triunfasse a razão enceguecida.
Metáforas perversa, enganosas e autocomplacentes,
faziam da carne uma sobra do vazio.
De Luces sobre las piedras. (2015)
[FALSAS VITORIAS]
Essas mãos que traçam signos de vitoria no ar,
esculpiram as incertezas do corpo,
os sentimentos atribulados
pelas trevas dos días brumosos e sem
música.
Essas mãos que aprenderam a tecer com
facas,
agora querem assassinar as vozes
insubmissas
y partir o coração da noite.
Estas mãos cúmplices da impunidade,
apresentam seus dedos ensanguentados nos altos
tribunais,
onde são honrados com suculentas
recompensas.
[CULPAS COLETIVAS]
Encharcados até o tutano pelo lodo pertinaz
apenas reconhemos os olhos dos
mortos:
a única aurora que nos conduz
por estas ruas frias da indiferença.
[LÍNHA DE FUGA]
O mistério das flores se dissipa nos altares
solitários, enquanto prospera o baile sigiloso das árvores.
A palavra e sua sombra
falam de liberdade,
em panfletos desgastados pelo ódio.
De A la sombra del abismo (2017)
A vida: uma presença que indaga a
ausência.
A morte: uma ausência que impõe sua
presença.
*
Embora não desejamos, el desejo nos
deseja.
*
Os olhos às vezes dão passagem ao invisível.
*
O rosto, nossa máscara maior.
*
Devemos reclamar da existência
o assédio do Não-ser.
*
A certeza do poeta reside nas
antípodas
... e na transgressão de todas elas.
Página publicada em maio de 2016. Ampliada em outubro de 2018
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