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JORGE ZALAMEA
Jorge Zalamea Borda (Bogotá, 8 de marzo de 1905 - 10 de mayo de 1969) fue un escritor, poeta y periodista colombiano. En su obra demuestra riqueza lingüística y un estilo sobrio y denso, con lo que se ha convertido en una figura notable dentro del ámbito cultural colombiano. Cabe destacar que en sus obras se encuentran usualmente mensajes sobre la igualdad y la libertad. Entre sus obras más reconocidas se encuentran El sueño de las escalinatas y El Gran Burundú-Burundá ha muerto.
Realizó sus estudios en el Gimnasio Moderno y desde muy temprano acudía al Café Windsor, en Bogotá, donde conoció al poeta León de Greiff, gracias a lo cual entraría a formar parte del grupo Los Nuevos. Con tan sólo 16 años inicia su labor periodística, escribiendo críticas de teatro para diferentes publicaciones. Además, colabora con cuentos y reseñas bibliográficas para la recientemente creada Revista Cromos.
Durante dos años, de 1925 a 1927, viaja por América Central y México, con una compañía de cómicos teatrales y publica su primer libro: la obra de teatro El regreso de Eva (San José de Costa Rica, 1927). Su relación con el teatro creará en él una de sus máximas preocupaciones: la relación entre la poesía y los lectores, entre el poeta y su público, tema que ampliará en su largo poema en prosa El Sueño de las Escalinatas.
Para 1928 viaja a España para desempeñar el cargo de Consejero Comercial de la Legación Colombiana, en Madrid. En su estadía conoció a Federico García Lorca. En 1933 se encuentra siendo Vicecónsul en Londres, hasta 1935. Durante esta gestión, publica su conocido ensayo político De Jorge Zalamea a la Juventud Colombiana (1933).
La biografía sigue en.... wikipedia
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
OFRENDA
Variaciones sobre un tema de Saint-John Perse
(Mares, III).
Las largas mechas de nuestras axilas de grandes leonas cautivas, depilamos. Los tazones gemelos en que la lengua del amante busca las salazones del deseo, depilamos. De sus pilosas hiedras depilamos los pozos ocultos bajo nuestros brazos, para ofrecer sin mancha negra, cobriza o rubia sus cavidades húmedas a las más secretas confesiones y a los sollozos más inesperados del hombre-niño que nos cubre y saquea.
Las largas guedejas encrespadas sobre la abertura mediana de nuestros cuerpos-naves, depilamos. Nuestros toisones furiosos, depilamos; nuestros tiernos bucles, depilamos; nuestras vidas áureas o bermejas sobre las laderas de nuestra fuente, depilamos, como ofrenda la novicia sus largas trenzas olorosas a soledad entre los clamores del coro y el celoso mugir de los grandes órganos revestidos de maderas acústicas.
El sello triangular que marca y divide nuestras ingles maderosas, encerrando el ojo implacable que persigue en el desierto de los siglos al violador fugitivo, depilamos.
Los zarcillos de nuestra vida, ofrendamos;
las ondas de nuestra delta, ofrendamos;
los rizos de nuestra proa, abundantes como los bucles
en la testuz del joven búfalo, ofrendamos;
el zarzal que defiende nuestra entrada como la verja
heráldica poblada de abejas que defendía las casas, ofrendamos;
las algas lucientes de cristalón salino que ocultan
la frágil vulva y la pulpa purpúrea del molusco tintorero, ofrendamos;
"en el escudo sagrado del vientre, la máscara pilosa del
sexo” |
ofrendemos para entregar pulcra nuestra tierna entraña al mudo furor del ariete guarnecido de oro y con terca testuz
de morueco del impaciente dios que nos cubre y saquea.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
OFERTA
Variações sobre um tema de Saint-John Perse
(Mares, III).
As longas mechas de nossas axilas de grandes leoas cativas, depilamos. As razões gêmeas em que a língua do amante busca as salmouras do desejo, depilamos. De suas pilosas heras depilamos os poços oculto sob nossos braços, para oferecer sem mancha negra, como cobre ou loura suas cavidades úmidas às mais secretas confissões e aos soluços mais inesperados do homem-menino que os cobre e saqueia.
Tuas longas tranças encrespadas sobre a abertura média de nossos corpos-naves, depilamos. Nossos velos furiosos, depilamos; nossos suaves laços, depilamos; nossas vidas áureas ou vermelhas sobre as ladeiras de nossa fonte, depilamos, como oferta a noviça suas longas tranças olorosas a solidão entre os clamores do coro e o ciumento mugir dos grandes órgãos revestidos de madeiras acústicas.
O selo triangular que marca e divide nossas virilhas rígidas, fechando o olho implacável que persegue no deserto dos séculos o violador fugitivo, depilamos.
Os brincos de nossa vida, oferecemos;
as ondas de nosso delta, oferecemos;
os risos de nossa proa, abundantes com os circuitos na testa do jovem búfalo, oferecemos;
o matagal que defende nossa entrada como o portão heráldico povoado de abelhas que defendia as casas, oferecemos;
as algas luzentes de cristal salino que ocultam a frágil vulva e a polpa purpúrea do molusco tintureiro, oferecemos;
“no escudo sagrado do ventre, a máscara pilosa do sexo”
oferecemos para entregar pulcra nossa suave entranha ao mudo furor do aríete guarnecido de ouro e com teimosa testa de moralidade do impaciente deus que nos cobre e saqueia.
POESIA ERÓTICA
Página publicada em janeiro de 2020
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