GERMÁN PARDO GARCÍA
(1902-1992)
(Ibagué, 1902 - México, 1992) Poeta colombiano. Su padre fue presidente de la Suprema Corte de Justicia y él cursó estudios de Filosofía y Letras. Se dedicó muy pronto al periodismo y a la poesía, y publicó en su país su primer volumen de versos: Voluntad (1930). Desde 1931 residió en México, donde dirigió la revista literaria Nivel.
Fue fundamentalmente un poeta, de iniciación postmodernista y temperamento romántico, pero de aspiraciones independientes, a tono con su fervor de soledad. En su Torre de marfil lo obsesionan tres temas: la injusticia social, la guerra y la muerte. Su inquietud pacifista ante las experiencias nucleares han motivado que algunos lo llamen el poeta de la era atómica. Su obra fue recogida en una edición homenaje por la editorial Cultura de México en 1961.
Los títulos que había publicado hasta entonces el poeta son Voluntad (1930), Los júbilos ilesos (1933), Los cánticos (1935), Los sonetos del convite (1935), Poderíos (1937), Presencia (1938), Claro abismo (1940), Sacrificio (1943), Las voces naturales (1945), Los sueños corpóreos (1947), Poemas contemporáneos (1949), Lucero sin orillas (1952), U. Z. llama al espacio (1954), Eternidad del ruiseñor (1956), Hay piedras como lágrimas (1957), Centauro al sol (1959), La Cruz del Sur (1960) y Osiris Preludial (1960).
Posteriormente publicó Los ángeles de vidrio (1962) y Cosmonauta (1962). Lírico solitario y "sin orillas", Germán Pardo García es uno de los más interesantes poetas hispanoamericanos. Su producción poética se completa con los poemarios Himnos de hierofantes (1969) y Génesis (1974). El volumen Apolo Pankrátror (1977), agrupó su obra hasta esa fecha.
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/
TEXTOS EM ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
TEMPESTAD
A Andrés Holguin
En la dulce magnolia cotidiana
y en el candor de su simplicidad,
han tocado mis dedos muchas veces
la tempestad.
En el agua de espíritus serenos
y piedras en su limpia oscuridad,
he escuchado en las tardes más hermosas
la tempestad.
En el fresno que me abre sus maderas
como un hombre que brinda su bondad,
al ir a reclinarse he presentido
la tempestad.
En los ojos de todas las criaturas;
en toda pequeñez o inmensidad,
ha encontrado mi alma frente a frente
la tempestad.
Vendrá el silencio de absolutas formas;
descenderé a la múltiple unidad,
y todavía escucharé en el polvo
la tempestad.
VICTORIA DE LA NOCHE
He estado combatiéndole con mi rencor de rocas
y mi odio de montañas a su abismal dominio.
El tiene los espacios y cada vez que truena
sobre mí, palidece temeroso mi océano.
Yo les grito a las piedras: defended mis llanuras
ante el hondo golpe de sus potros divinos.
Y a mis arduas violencias: deshacedle sus nubes.
Y ordené rebelión a montañas y mares.
En la sombra telúrica me oculté rencoroso
por huir del asalto de su luz posesiva.
Tronó sobre mis cumbres otra vez como nunca
y cayeron diluvios y huracanes y rayos.
Victorioso en mis nieblas solidarias estuve.
Descubrió por vencerme sus más limpios luceros
y sentí desquiciarse mi seguro basalto.
Ya voy a ser vencido. Lo sé. Contra la noche
saturada de estrellas nada puede mi cólera.
Fuente: ANTOLOGÍA DE LA POESÍA AMERICANA CONTEMPORÁNEA - ANTHOLOGY OF CONTEMPORARY LATIN-AMERICAN POETRY. Edited by Duddley Fitts. Norfolk Conn. A New Directions Book, 1942. 667 p. Capa dura revestida de tecido.
LA LEJANÍA
Nada de ti. Tu sér es semejante
a un jardín clausurado que visita
por las tardes el ánima infinita,
inmersa en los silencios del instante,
Trémulas hojas, viento delirante
huyen por el jardín en que gravita
como uma pena abscóndita y maldita,
clavada en la sombra sollozante.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
TEMPESTADE
A Andrés Holguin
Na doce magnólia quotidiana
e no candor de sua simplicidade
meu dedos tocaram muitas vezes
a tempestade.
Na água de espíritos serenos
e pedras em sua limpa escuridão,
escutei nas tardes mais formosas
a tempestade.
No freixo que me abre suas madeiras
como um homem que brinda sua bondade,
ao ir a encostar-me eu pressenti
a tempestade.
Nos olhos de todas as criaturas;
em toda minúcia ou enormidade,
minh’alma encontrou frente a frente
a tempestade.
Virá o silêncio das formas absolutas;
descerei à múltipla unidade,
e ainda escutarei no pó
a tempestade.
VITORIA DA NOITE
Estive a combater com meu rancor de rochas
e meu ódio de montanhas o seu abismal domínio.
Ele tem os espaços e cada vez que troveja
sobre mim, empalidece temeroso meu oceano.
Eu grito para as pedras: defendei minhas planícies
frente ao fundo golpe de seus divinos potros.
E às minhas árduas violências: desfaça suas nuvens.
E promovi rebelião em montanhas e mares.
Na sombra telúrica ocultei-me rancoroso
por fugir do assalto de sua luz possessiva.
Trovejou sobre meu topo outra vez como nunca
e despencaram dilúvios e furacões e raios.
Vitorioso em minhas névoas solitárias estive.
Descobriu por vencer-me seu límpidos luzeiros
e senti desprender-se de meu seguro basalto.
Já logo serei vencido. Eu sei. Contra a noite
saturada de estrelas nada pode a minha cólera.
A LONJURA
Nada de ti. Teu ser é semelhante
a um jardim clausurado que visita,
pelas tardes, a ânima infinita
imersa nos silêncios do instante.
Folhas trêmulas, vento delirante
fogem pelo jardim em que gravita
como uma pena abscôndita e maldita,
cravada na sombra soluçante.
Página publicada em julho de 2016; ampliada em junho de 2017
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