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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 ERICK BOZZI ANDERSON
(1950-1997)

 

Nació en 1950. Erick Bozzi murió en Los Angeles el 11 de septiembre de 1997. Pertenece a la generación de poetas que inauguraron el modernismo en la poesía cartagenera. Fue fundador de la revista

literaria "La Caterva".

 

Entre sus obras más destacadas están: "Imágenes de Sal y Arena", "El Daguerrotipo de Dios" y "Los Cuentos de Catalina Lora".

 

En esta obra, "Persiguiendo el Bolero" se recogen sus últimos poemas escritos desde Los Ángeles en medio de una penosa enfermedad que le negó el habla. Los poemas que aquí aparecen fueron "dictados" a sus familiares con el espíritu y allí radica su mayor riqueza y magia interior.

 

 

TEXTOS EM ESPAÑOL    -    TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

 

BOZZI ANDERSON, ErickPersiguiendo el bolero.  Cartagena de Índias, Colombia: Litografía Hermedín, 1998.  83 p. ilus. 15x21 cm. Capa: ilus. de Pablo           Picasso.   

 

 

Anticuario

 

I

 

Esta palabra tan antigua

se me escapa de las horas del silencio

ha salido de las visceras

como el ángel loco

que persigue la grupa perfecta

para enamorarse eternamente

 

la palabra de metal

con volumen y apariencia propios

que partió la noche en dos

y preñó tus caderas y la luna

en la penumbra de escamas

esa

la de las pieles saladas

la palabra antigua

de metal

del alma

que señala con el dedo las verdades más queridas

 

una palabra sola

que se anticipó a los sueños

con su voz de timbre concreto

que invoca a los fantasmas y los conjura

que encanta a los marinos y los mata

y se pierde en la ola única

"después se asomará al balcón

y el ademán seguro de su mano

nos dará la bienvenida—

la voz del tambor conoce la palabra

el negro del clarinete la recorre cada noche

cuando le sangran los dedos

de tanto hablarle el alma                

con su silencio duro de siglos

 

ahí va la palabra

sincera como la oración en miércoles de ceniza

antigua

recorriendo los rincones de la tierra

la palabra que venía dormida en las horas del silencio

y que supo del olor de las axilas

y que después de haber enloquecido al ángel

nos habitó

 

     (...)

 

 

 

 Chécheres y otros asuntos

 

III

 

En lugar de la oración

un grito                            

la intención firme de pecar

 

—te dejaré pasearte frente a mí

toda la vida

toda cintura ombligo hombros

corazón y muslo

tu sangre histórica

la sonrisa un dolor

un pedazo de tu estatura—

 

en lugar de mis creencias y los amuletos

la biografía de lo olvidado

a la entrada del bar de siempre

—estaré

en la elegancia del clavel en la solapa

y el piropo en la mano

y este silencio

en lugar del otro silencio--

 

he reunido las olas del caribe

aquí

convoqué a los fantasmas del balcón

para negarles el conjuro

y aprendí de ellos la risa y la letanía

para habitarte

en los cuentos largos de tu vida

para que no sean la oración

ni el amuleto

sino la vida larga de la carne

en tus sueños

 

 

 

Epílogo Presencia II

 

Entre las paredes y el techo r

estoy en la vida.

Entre mi cuerpo.

 

En los latidos de la piel.

Bello día de sol y estaré

en el tronco de los árboles
y en el humo de la chimenea.

En la oscuridad

estoy aprisionado.

Mi captura es gratuita

hasta la llegada de la luz.

Estoy en la médula del poema

protegido en mi caparacho

de hombre

y en la carcajada.

 

Las nubes golpean el día

muy pronto estaré en la lluvia.

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda

          Anticuario

          I

Esta palavra tão antiga
escapa-me das horas do silêncio
saídas das vísceras
como o anjo louco
que persegue a garupa perfeita
para apaixonar-se eternamente

A palavra de metal
com volume e aparência próprios
que partiu a note no meio
e engravidou tuas cadeiras e a lua
na penumbra de escamas
essa
a das peles salgadas
a palavra antiga
de metal
da alma
que assinala com o dedo as verdades mais queridas

uma apenas
que se antecipou aos sonhos
com sua voz de timbre concreto
que evoca os fantasmas e os conjura
que encanta os marujos e os mata
e se perde na onda única
— depois debruçará na varanda
e o aceno seguro de sua mão
nos dará as boas-vindas —

a voz do tambor conhece a palavra
o negro do clarinete percorre cada noite
quando sangram os dedos
de tanto falar à alma
com seu silêncio duro de séculos

aí vai a palavra
sincera como a oração na quarta-feira de cinzas
antiga
recorrendo os rincões da terra
a palavra que vinha dormida nas horas do silêncio
e que soube do odor das axilas
e que depois de haver enlouquecido o anjo
nos habitou.

(...)

 

          Quinquilharias e outros assuntos

          III

          Em vez de oração
          um grito
          a intenção firme de pecar

          —deixarei que passeies frente a mim
          a vida inteira
          toda cintura e músculo
          teu sangue histórico
          o sorriso uma dor
          um pedaço de tua estatura—

          no lugar de minhas crenças e amuletos
          a biografia do esquecido
          a entrada do bar de sempre
          —estarei
          na elegância do cravo na lapela
          e o galanteio na mão
          e este silêncio
          no lugar de outro silêncio—

          reuni as ondas do caribe
          aqui
          convoquei os fantasmas do balcão
          para negar-lhes o esconjuro
          e aprendi deles o riso e a litania
          para habitar-te
          nos longos contos da vida
          para que não sejam a oração
          nem o amuleto
          mas a vida longa da carne
          em teus sonhos

 

          Epílogo Presença II

          Entre as paredes e o teto
          estou na vida.

Em meu corpo.
Nas pulsações da pele.
Belo dia de sol e estarei
no tronco das árvores
na fumaça da lareira.
Na escuridão
estou encarcerado.
Minha captura é gratuita
até a chegada da luz.
Estou na medula do poema
protegido na minha carcaça
de homem
e na gargalhada.


As nuvens golpeiam o dia
logo estarei na chuva.

 

Página publicada em dezembro de 2014


         


 

 

 
 
 
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