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VENANCIO LISBOA
Venancio Lisboa Echeverría (1917, Chile - 1993, Chile)
Poeta chileno, galardonado con varios premios literarios, entre ellos el premio Municipal de Santiago, que le fue concedido en el año 1953. Ha escrito los libros Llama viva (1953), Simplemente poemas (1957), Concierto (1958), Poemas (1970), Madre poesía (1981), etc.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
TEOPATIA
No es el compás el que hace el círculo
Pues éste estaba allí
Redondo aunque invisible y en espera
Del trazo que lo encuentra y lo revela.
Igual me ocurre con Dios y lo reparo
Estoy y moro en él y no lo alcanzo.
El cielo no está arriba,
En lo alto que lo vemos, tan lejano.
A ras de tierra empieza;
Y en cuanto caminamos lo pisamos.
Igual me ocurre con Dios, v así lo advierto
Estoy y moro en él y no lo siento.
Buscando cómo amistarse
E intentando conocerme
Mi faz recorre una hormiga y yo la dejo pacer.
Mas, cuando está en la ceja, ya me ha olvidado
el labio;
Y cuando va en la frente, mi mejilla ha olvidado.
Igual me ocurre con Dios y lo comparo
Estoy y moro en él y no lo abarco.
Como quien dibuja una puerta
Al pie de una muralla
Voceando al interior para que le abran
A fin de atravesarla,
Mi Dios tan presentido, se me calla.
Igual que un protozoo que eleva su mirada
Y acecha hacia el cristal del microscopio
Estoy buscando a Dios
Y no discierno el ojo que me observa.
Frente a la esfera de un reloj medito
Que justo en este instante
Son las doce horas juntas
Simultáneamente.
Y que todos los calendarios del pasado
Y los del futuro
Se han reunido en un día sólo: hoy.
Con las yemas de los dedos de la mente
Tacto la presencia de la eternidad.
ARRIBO A LA TIERRA
Antes de nacer
Mi gran vestido era mi madre;
Me la he quitado.
Me he venido a vivir inadvertido
Y más me vive la vida que la vivo.
Lo mío estaba presto, sin preverlo:
El día y el lugar de mi llegada;
Mi nombre y mi lenguaje;
Mi rostro y los cabellos;
Las tierras, los paisajes,
Mas no hallo lo que espero
Y aguardaba.
El aire me respira y todo me es ajeno.
Las cosas se introducen por mis ojos
Curiosas por mirar pupila adentro.
Mi oreja pertenece a los sonidos.
Mi propio corazón
Bebe sus sangres
Mas yo no cuento en ello.
Recorro los caminos de mis manos
Y un día no lejano
Me hallaré desolado al borde de mis dedos.
Tomad,
Que os dejo lo vuestro.
Y sólo puesto me llevo
El gran sombrero de la noche,
Constelado.
EL HUERTO DOLORIDO
Alza su índice jesús
y el universo enrededor
como un anillo rodéale su dedo.
-Yo os digo que por mí
le duelen sus flores al olivo.
Duéleme el labio deciros
que por lo escrito me muero
y está escrito que me vuelve
por caminos de tiniebla.
Heridos hierros me esperan.
Heridas vienen volando
a escondérseme en el cuerpo.
Herido el aire de espinas
sangrará en mi frente.
Si no bastan los labios de mi rostro
que me abran otros labios
por el cuerpo. Donde mi voz oculta
mane ardiendo.
Queréis que me interponga
entre el agudo hierro y la madera.
¡Pobre de mí, cuando la hieran!
Cáese el Hombre arrodillado
y la tierra se arrodilla en sus rodillas.
Su Sangre busca un hueco por salir,
sus manos juntas se estrechan y despiden
antes de separarse eternamente.
(de LLAMA VIVA, 1953)
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: SOLON BORGES DOS REIS
TEOPATIA
Não é o compasso que faz o círculo
Pois este estava ali
Redondo, embora invisível e à espera
Do traço que o encontra e o revela.
Assim me acontece com Deus e o reparo
Estou e moro nele e não o alcanço.
O céu não está lá em cima,
No alto em que o vemos tão distante.
No rés do chão começa;
E quando caminhamos o pisamos.
Assim me acontece com Deus, e o percebo
Estou e moro nele e não o sinto.
Procurando como conciliar-me
E tentando conhecer-me,
Uma formiga percorreu meu rosto e eu a deixo
à vontade.
Mas, quando está na sobrancelha, já se esqueceu de
meus lábios.
E quando vai pela fronte, já se esqueceu do rosto.
Assim me acontece com Deus e o comparo
Estou e moro nele e não o abarco.
Como quem desenha uma porta
Ao pé de uma muralha
Gritando ao interior para que lhe abram
A fim de atravessá-la,
Meu Deus tão pressentido, silencia.
Assim como um protozoário que levanta o olhar
Que espreita o cristal do microscópio
estou procurando por Deus
E não distingo o olho que me observa.
Diante do mostrador de um relógio medito
Que exatamente neste instante
São as doze horas juntas
Simultaneamente.
E que todos os calendários do passado
E os do futuro
Reuniram-se em um só dia: hoje.
Com as pontas dos dedos da mente
Sondo a presença da eternidade.
CHEGADA À TERRA
Antes de nascer
Minha roupa era minha mão:
Tirei-a;
Vim viver desprevenido
E mais e vive a vida do que a vivo.
O meu estava preparado, sem prevê-lo:
O dia e o lugar de minha chegada;
Meu nome e minha linguagem.
. Meu rosto e os cabelos;
As terras, as paisagens,
Mas não encontro o que espero
E aguardava.
O ar me respira e tudo me é alheio.
As coisas se introduzem por meus olhos
Curiosas por olhar pupila a dentro.
Minha orelha pertence aos sons.
Meu próprio coração
Bebe seus sangues.
Mas eu não conto nisso.
Percorro os caminhos de minhas mãos
E um dia não está longe
Me encontrarei desolado à margem de meus dedos.
Tomai,
Que vos deixo o vosso.
E comigo só levo posto
O grande chapéu da noite,
Constelado.
O HORTO DOLOROSO
Alça Jesus o indicador
E o universo, ao redor,
Como um anel rodeia-lhe seu dedo.
— Eu vos digo, por mim,
As flores doem à oliveira.
Sofrem meus lábios dizer-vos
Que pelo escrito eu morro
E está escrito que volte
Pelos caminhos da treva.
Sangrentos ferros me esperam.
Voando chegam as chagas
A esconder-se no meu corpo.
Machucado o ar de espinhos
Sangrará em minha fronte.
Quereis que me interponha
Entre o agudo ferro e o lenho
Pobre de mim, quando o firam!
Cai-se o Homem ajoelhado
E a terra se ajoelha em seus joelhos.
Seu sangue busca um vão para sair.
Suas mãos juntas se apertam e se despedem
Antes de separar-se eternamente.
Página publicada em dezembro de 2019
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