TERESA WILMS MONTT
(1893-1921)
María Teresa de las Mercedes Wilms Montt (Viña del Mar, 8 de septiembre de 1893 - París, 24 de diciembre de 1921) fue una escritora chilena de principios del siglo XX. Considerada una precursora feminista, tuvo una vida novelesca.
Extraído de
Unión LIBRE www.unionlibre.rakumin.org/
No. 377 25 de febrero de 2018
Editorial La Draga y el Dragón
Colección El Pulpo de la distancia
Curandero y fotografía Enrique Hernández-D’Jesús
La poeta Canaria Sonia Betancort dice sobre Teresa Wilms Montt: Qué interesante y misteriosa esta poeta, su vigilia entre la nada y el todo me recuerda mi alma, en un lugar invisible, entre el cielo y la tierra. Allí me suelo encontrar con caballos místicos y poderosos que ponen azul al cielo y encienden de rojos la tierra. Encontramos en ella su mística, anarquía, poeta de una gran profundidad, sensible al amor, a la naturaleza y que mejor ilustración para esta joven chilena, nacida en el siglo antepasado que las Estrellas de Belén (leche de gallina, Ormithogalum umbellatum) la flor para el consuelo del alma y calma las penas y los dolores. Los seis pétalos blancos es la estrella de seis puntas. Los verdaderos vasos comunicantes, perceptibles a la temperatura de la expresión clara, sincera y transparente en su poética. El modernista español Ramón del Valle-Inclán fue su amigo y escribió sobre ella. Vicente Huidobro uno de sus admiradores.
[Escribió Anuarí tras presenciar el suicidio de un enamorado suyo de 19 años que, despechado por su rechazo, se quitó de enmedio. Lógicamente, esto oscureció un tanto sus poemas… Teresa Wilms, de circunstancias vitales complicadas (secuestrada un tiempo en un convento, apartada de sus hijas…), de palabras sombrías y cegadoras, suicida, de pensamiento anarquista y masón, librepensadora, caminante de lo oculto, resistente a las feroces convenciones… Me pregunto cómo hubiera vivido y qué hubiera pensado de una época como la nuestra.] RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
Regaló la noche al pantano una estrella.
Centro de la esfera fangosa irradiaba el astro en la
podredumbre verde,
palacio de reptiles.
Y en coro alrededor, lotus de veneno surgían sapos
inquietando el sosiego
de los valles con el croar siniestro.
Despertó el águila, y abandonando la roca, voló hacia el plano.
El punto fulgurante marcó su orgullo.
Creyó rasgar el azul para rozar un astro y precipitóse al
pantano putrefacto.
Llevóse la estrella la rapiña a lo hondo, estampada en las
soberbias alas.
Estallaron resoplando cual instrumento, destrozados,
los reptiles y los sapos.
* * *
Llega todas las noches a mi alcoba. Sin tener ojos me mira,
sin tener boca me habla, y su mirada y su voz son tan hondas
como el silencio de los sepultados.
Está muy lejos, y está conmigo, piensa en mi cerebro y llora
en mis lágrimas.
Cuando procedo mal, Anuarí castiga mis huesos, travesándolos
del hielo de una carcajada sin dientes.
* * *
Vestido de la chía llegó anoche por el espejo.
Sus manos cruzadas sobre el pecho salían en pétalos de
azucena por la negra manga.
El abismo de sus ojos tragóse todas las sombras y en mi
cerebro se hizo la luz.
Habló su boca sin palabras como los viejos órganos de las
catedrales y dijo: Duerme, duerme, el sueño
es la aurora del día eterno.
* * *
Frente a mi ventana cerrada pregunto al tiempo cuánto más he
de vivir.
Las sombras anegan mis persianas, y apenas marca una
delgada raya la claridad.
El reloj tiene titubeos de corazón enfermo.
En un gesto convulsivo se crispan mis manos sobre el papel.
Buscan el apoyo de la tierra.
* * *
Se ahogó mi risa en el espejo.
Largo crujido siniestro lanzó a la noche el cristal de plata.
Una, dos… calló la hora, metal frío de planeta en la rigidez
Del páramo.
Epiléptica de calentura la luna se dio a los balcones.
Y el cadáver de mi risa es una esmeralda blanda que al
deshacerse vuelve
en la superficie argollas y cruces brillantes.
* * *
¡Anuarí! ¡Anuarí!
Espíritu profundo, vuelve del caos.
Torna en misteriosa envoltura, huésped de mis noches
glaciales.
Que tus dedos de sueño posen sobre mis párpados
desvelados.
Ciérralos, Anuarí.
Veneno sublime, da muerte a mi cerebro aterrado.
Quédate sobre mi fosa sonriendo enigmático.
Sonrisas de ultratumba, sombra y luz, sonrisa tremenda que
me ha aniquilado.
¡Espíritu profundo, vuelve del caos!
Se han muerto todas mis flores, sólo queda para tu hambre la
sangrienta herida de mi corazón partido.
Anuarí, Anuarí. ¡Sucumbo en el torbellino de los astros locos
que se precipitan!
¡Vuelve del caos!
De Anuarí, Ed. Torremozas, 2009
AUTODEFINICIÓN
Soy Teresa Wilms Montt
y aunque nací cien años antes que tú,
mi vida no fue tan distinta a la tuya.
Yo también tuve el privilegio de ser mujer.
Es difícil ser mujer en este mundo.
Tú lo sabes mejor que nadie.
Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida.
Destilé mujer.
Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo.
Cuando me dieron la espalda, yo di la cara.
Cuando me dejaron sola, di compañía.
Cuando quisieron matarme, di vida.
Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad.
Cuando me amaban sin amor, yo di más amor.
Cuando trataron de callarme, grité.
Cuando me golpearon, contesté.
Fui crucificada, muerta y sepultada,
por mi familia y la sociedad.
Nací cien años antes que tú
sin embargo te veo igual a mí.
Soy Teresa Wilms Montt,
y no soy apta para señoritas.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
Presenteou a noite ao pântano uma estrela.
Centro da esfera lodosa irradiava o astro na podridção verde,
palácio de répteis.
E em coro arredor, lótus de veneno surgiam sapos
inquietando o sossego
dos vales com o coaxar sinistro.
Despertou a águia, e abandonando a rocha, voou para o plano.
O ponto fulgurante marcou seu orgulho.
Acreditou em rasgar o azul para roçar um astro e precipitou-se
no pântano putrefaço.
Levou a estrela a rapina ao fundo, estampada nas asas soberbas.
Detonaram soprando como um instrumento, destroçados,
os répteis e os sapos.
* * *
Vem todas as noite à minha alcova. Sem ter olhos me mira,
sem ter boca me fala, e sua mirada e sua voz são tão profundas
como o silêncios dos sepultados.
Está bem longe, e está coigo, pensa em meu cérebro e chora
em minhas lágrimas.
Quando procedo mal, Anuari castiga meus ossos, atravessando-os
do gelo de uma gargalhada sem dentes.
* * *
Vestido da chia chegou de noite pelo espelho.
Suas mãos cruzadas sobre o peito saiam em pétalas de
açucena pela manga.
O abismo de seus olhos tragou todas as sombras e em meu
cérebro se fez a luz.
Sua boca falou sem palavras como os velhos órgãos das
catedrais e disse: Dorme, dorme, o sonho
é a aurora do dia eterno.
* * *
Diante de minha janela fechada pergundo ao tempo quanto
mais hei de viver.
As sombras afogam minhas persianas, e apenas marca uma
linha fina a claridade.
O relógio com titubeios de coração enfermo.
Em um gesto convulsivo titubeiam minhas mão sobre o papel.
Buscam o apoio da terra.
* * *
Afogou-se meu riso no espelho.
Longo rangido sinistro lançou a noite o cristal de prata.
Uma, duas... calou a hora, metal frio de planeta na rigidez
Do planalto deserto.
Epiléptica de calentura a lua se revelou nos balcões.
E o cadáver de meu riso é uma esmeralda branda que ao
desfazer-se volta
na superfície argolas e cruzes brilhantes.
* * *
¡Anuarí! ¡Anuarí!
Espírito profundo, regressa do caos.
Volta em misteriosa envoltura, hóspede de minhas noites
glaciais.
Que teus dedos de sonho pousem sobre minha pupilas
reveladas.
Encerre-os, Anuarí.
Veneno sublime, dê morte ao meu cérebro assustado.
Fica sobre minha fossa sorrindo enigmático.
Sorrisos de ultra túmulo, sombra e luz, sorriso tremendo que
me aniquilou.
Espírito profundo, regressa do caos!
Já morreram todas as minhas flores, apenas resta para tua fome
a sangrenta ferida de meu coração partido.
¡Anuarí! ¡Anuarí! Sucumbo no torvelinho dos astros loucos
que se precipitam!
Regressa do caos!
Se han muerto todas mis flores, sólo queda para tu hambre la
sangrienta herida de mi corazón partido.
Anuarí, Anuarí. ¡Sucumbo en el torbellino de los astros locos
que se precipitan!
AUTO-DEFINIÇÃO
Sou Teresa Wilms Montt
e embora nascida cem anos antes de ti,
minha vida não foi tão diferente da tua.
Eu também tive o privilégio de ser mulher.
É difícil ser mulher neste mundo.
Tu sabes melhor do que ninguém.
Vivi intensamente cada respiro e cada instante de minha vida.
Destilei mulher.
Tentaram me reprimir, mas não puderam comigo.
Quando me deram as costas, eu dei a cara.
Quando me deixaram sozinha, acompanhei.
Quando quiseram matar-me, deu vida.
Quando tentaram enclausurar-me, busquei a liberdade.
Quando me amavam sem amor, eu dei mais amor.
Quando trataram de calar-me, gritei.
Quando me golpearam, protestei.
Fui crucificada, morta e sepultada,
por minha família e pela sociedade.
Nasci cem anos antes de ti
no entanto te vejo igual a mim.
Sou Teresa Wilms Montt,
e não estou apta para senhoritas.
Página publicada em fevereiro de 2018
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