MARIETA MORALES RODRIGUEZ
Poeta. Nace el 18 de Julio de 1973 en la ciudad de Antofagasta. Es Diplomada en Gestión Cultural en la Universidad de Los Lagos. El año 2000 publica su libro “Cartas abiertas a Serguei”. El 2001 gana la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile para terminar su poemario “El rudo alacrán de doble aliento”. El año siguiente, parte de su libro es publicado en la revista “Nuevo Mundo”, de la Editorial Ser, de Buenos Aires. El 2003 es publicado una selección de sus poemas en la revista “Letralia”, de Caracas, Venezuela. Ha organizado Concursos y eventos culturales en el norte de Chile.
Poemas extraidos de la página revista LA PATA DE LIEBRE, Chile.
Director: Aristóteles Espana - www.lapatadeliebre.cl/
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
EL DOLOR DE CRISTO EN LAS CALLES FRIAS
Esta es la carta
en lo alto de un monte
donde las heridas de los clavos
calan en las hojas amarillas
de los arboles .
Son los milagros de un monje
que alimentan las bolsas de oro ,
por el abrigo del polvillo de la miseria .
Es el ulular de la Santa inquisiciòn
por la quema de las pitonisas
del libro de las sombras .
El dolor de Cristo
en las calles frìas de la indiferencia .
Te evoco
bajo el canto de amenaza
del hermano muerto .
LA PATRIA DEL CIUDADANO KANE
Miro aquella frìa tumba
en la quietud del desierto ,
donde el sol nunca se pone .
Siento el correr de las caravanas
como àngeles negros
en el cemento de la ciudad .
Pàlido trasluz
del espejo de dos caras ,
que gira como la brùjula
del norte y del sur ,
que sacude las flores secas
en la cripta de aquella novia
que jamas entro por la ventana .
Construyo cada pisada
en la linea horizontal de la carretera ,
en la tranquilidad
de un pueblo fantasma .
Olvido el momento
en que no puedo lanzar
el càntico de la amargura ,
por aquellos que dibujaron
cuerpos en las paredes .
Soy la patria del ciudadano Kane ,
que no pudo ser enjuiciado
en el momento de su muerte .
INTIMIDAD
Un encuentro furtivo
entre matorrales secos ,
en las colinas de una
vieja casona .
Es el viento de la desdicha
que danza sobre los vidrios
rotos del desamor .
Una casa abandonada,
un frìo piso ,
es el dialogo de esas sabanas
de los desconocidos.
En la mirada de esos gitanos
de las monedas desvanecidas
por el fuego de la angustia .
Es el cruzar de los cuerpos
como la mala jugada
de un juego de ajedrez .
El pequeño villano
del anuncio de un pub
en decadencia
por el ronronear de un gato
de un viejo burdel .
Los ecos de esa actriz
que despierta de un
largo sueño de los cien años ,
junto a un obeso cocinero.
Es la ecuaciòn perfecta del desamor .
EL FRIO EN LOS ARBOLES DE UN CEMENTERIO
Es el frìo de los arboles
de un cementerio .
El frìo , frìo , frìo ,
sin sentido en la brùjula .
Un aliento de las hojas secas
sobre las tumbas de los hèroes ,
en el silencio de los pasos nocturnos .
Es el polvo
que entra por mis pulmones
de esa grandeza del àrbol
de los lamentos de un leproso ,
sobre los caballos
que cabalgan
en el firmamento de las lapidas .
Es el canto de una cantante ciega
que cuenta las hojas amarillas ,
por ese largo llanto por el frìo , frìo , frìo ,
de una noche en el cementerio .
Es la fertilidad del fuego,
de las doncellas
que resguardan esa fogata .
Es el frìo , frìo , frìo ,
como la escarcha de las hojas del àrbol
de los lamentos de un leproso .
EPITAFIO DEL SILENCIO
En una vieja casona
se escuchaba
el baile de las brazas
y el movimiento
del agua de la batea ,
en el caminar de la gran madre .
El cìrculo del silencio
en el gènesis de la lluvia ,
en que todos los sueños
giraban en las botellas
de los viejos vinos
perdidos en el tùnel de Alicia .
Los años de la infancia
de esas ramas mortuorias ,
en el silencio del panteòn ,
sobre el hielo de la vieja casa .
La danza de las brasas
y el zumbido de las abejas .
Es el silencio
de la cripta de un Pontìfice .
El tiempo corriò
desafiando ese silencio
por los làtigos de la lluvia
que dibuja el cìrculo de las serpientes del silencio .
LOS ANCIANOS CIEGOS
Son los ancianos ciegos
que jugaron en la casa de muñecas .
Sus ojos se cerraron
por la espada ardiente de su propia miseria .
En el momento donde las rosas del jardìn
se secaron con la carta de despedida de Emily .
Los ancianos ciegos
como el fantasma de la glorieta
acalla esas fiestas del viejo parròn .
Ellos escuchan esa voz de Emily
como el leve roce de la daga furiosa
y respiran el aroma de la sangre
que brota de las rosas muertas.
Son los rincones gèlidos
que observan el baile de sombras de Emily.
Los ancianos ciegos
con los pulmones llenos de tristeza
vieron como los niños
ya no juegan en el jardìn
por el ritual dominical de levantarse
y escuchar los ecos del predicador .
El brillo de las velas
de los rincones se apagan
sobre ese armario
donde las arañas tejen
el claroscuro
de la miseria de los ancianos ciegos .
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TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
A DOR DE CRISTO PELAS RUAS FRIAS
Esta é a carta
no alto de um monte
onde as feridas dos pregos
calam na folhas amarelas
das árvores .
São os milagres de um monge
que alimentam as bolsas de ouro,
pelo abrigo do pó da miséria .
É o ulular da Santa Inquisição
pela queima das pitonisas
do livro das sombras.
A dor de Cristo
nas ruas frias da indiferença.
Te evoco
sob o canto de ameaça
do irmão morto.
A PATRIA O CIDADÃO KANE
Vejo aquela fria tumba
na quietude do deserto,
onde o sol nunca se põe .
Sinto o passar das caravanas
como anjos negros
no cimento da cidade .
Pálido transluz
do espelho de duas faces,
que gira como a bússola
do norte e do sul,
que sacode as flores secas
na cripta daquela noiva
que jamais entrou pela janela .
Construo cada pegada
na linha horizontal da estrada,
na tranqüilidade
de um povoado fantasma.
Esqueço o momento
em que não posso lançar
ocântico da amargura,
por aqueles que desenharam
corpos nas paredes .
Sou a pátria do cidadão Kane,
que não pôde ser julgado
no momento de sua morte .
INTIMIDADE
Um encontro furtivo
entre matagais secos,
nas colinas de um
velho casarão .
É o vento da desdita
que dança sobre os vidros
rotos do desamor.
Uma casa abandonada,
um piso frio,
é o diálogo desses lençóis
dos desconhecidos.
Na mirada desses ciganos
das moedas desvanecidas
pelo foto da angústia .
É o cruzar dos corpos
Como a jogada errada
de um jogo de xadrez.
O pequeno vilão
do anúncio de um bar
em decadência
pelo ronronar de um gato
de um velho bordel .
Os ecos dessa atriz
que acorda de um
longo sonho de cem anos,
junto de um obeso cozinheiro .
O FRIO NAS ÁRVORES DE UM CEMITÉRIO
É o frio das árvores
de um cemitério.
O frio, frio, frio,
Sem sentido na bússola.
Um alento de folhas secas
sobre as tumbas dos heróis,
no silêncio dos passos noturnos .
É o pó
que entra pelos pulmões
dessa grandeza de árvore
dos lamentos de um leproso,
sobre os cavalos
que cavalgam
no firmamento das lápides .
É o canto de uma cantora cega
que conta as folhas amarelas,
por esse longo pranto pelo frio, frio, frio,
de uma noite no cemitério .
É a fertilidade do fogo,
das donzelas
que resguardam essa fogueira.
É o frio, frio, frio,
como a geada das folhas da árvore
dos lamentos de um leproso .
EPITÁFIO DO SILÊNCIO
Neste velho casarão
se escutava
o baile das brasas
e o movimento
da água na gamela,
no caminha da mãe grande.
O círculo do silêncio
na gênese da chuva,
em que todos os sonhos
giravam em garrafas
dos velhos vinhos
perdidos no túnel de Alicia .
Os anos da infância
desses ramos mortuários,
no silêncio do panteão,
sobre o gelo da velha casa .
A dança das brasas
E o zumbido das abelhas .
É o silêncio
da cripta de um Pontífice .
O tempo passou
desafiando esse silêncio
pelos látegos da chuva
que desenha o círculo das serpentes do silêncio .
OS ANCIÃOS CEGOS
São os anciãos cegos
que brincaram na casa de bonecas.
Seus olhos se fecharam
Pela espada ardente de sua própria miséria .
No momento em que as rosas do jardim
Se secaram com a carta de despedida de Emily.
Os anciãos cegos
como o fantasma do coreto
cala essas festa da velha labrusca .
Eles escutam essa voz de Emily
como o leve roçar da adaga furiosa
e respiram o aroma de sangue
que brota das rosas mortas .
São os rincões gelados
que observam o baile de sombras de Emily .
Os anciãos cegos
com pulmões plenos de tristeza
viram como as crianças
já não brincam no jardim
pelo ritual dominical de acordar
e escutar os ecos do predicador.
O brilho das velas
dos rincões se apagam
sobre esse armário
onde as aranhas tecem
o claro-escuro
da miséria dos anciãos cegos.
Página publicada em novembro de 2007.
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