MARCELA MUÑOZ
Marcela Muñoz Molina nació en Puerto Natales, en el sur de Chile en 1967. Ha publicado los libros "Angeles y limusinas" (1989); "El salvavidas lleva mi nombre" (1994); Sus textos han sido publicados en la antología "Poetas jóvenes de Chile", Universidad de Concepción (1998); "Antología insurgente, la nueva poesía magallánica", de Pavel Oyarzún y Juan Magal (1998).
Actualmente reside en Santiago donde realiza estudios de dramaturgia.
Poemas extraidos de la página revista LA PATA DE LIEBRE, Chile.
Director: Aristóteles España - www.lapatadeliebre.cl
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
Y CASI TODO
SE ESTRELLÓ CONTRA LA
VIDA CORRIENTE
2 La tristeza que aún no se ha visto
A Carmen Abalos.
Como la bitácora de un viaje qué va a ninguna parte,
cada día algo escribo.
Seguramente se cosecha todo aquello que se siembra
Y como yo sembré alaridos,
hoy los aullidos se escuchan por todos lados.
Ya no soy mía.
Quiero hacerme transparente
un día cualquiera,
para que quede claro
que todas las ciudades me fueron indiferentes.
No así los árboles,
la espuma,
los caminos.
Yo soy la vendedora de colores,
soy la flor qué abre por una noche.
Soy la tristeza que aún no se ha visto.
Soy la lágrima incesante,
el agua que emana de las grutas que
no han sido bendecidas.
Soy el glaciar que se quiebra
para convertirse en lago eterno.
La que busca un lugar donde dormir y encajar los huesos
donde derrumbarse y dejar de latir,
un lugar no más grande que el nido de una paloma.
Soy el ala rota de quien espera orgullosa y serena la muerte.
Sangre de paloma que se cayó del nido.
Olor a líquido amniótico.
Debo recoger y rescatar con mis manos,
el liquido diseminado de mi propio nacimiento.
5 Bailar con el viento
A Andrés Miquel
Y si fuera un castillo
Habrían de cerrarse las puertas del castillo
Y levantar el puente.
Llenar de agua las fosas
Donde acechan los cocodrilos.
Y si fuera una cabaña,
Sería un madero grueso y pesado
Atravesado contra la puerta.
Tiene y a la vez no tiene
Muchas casas para clausurar.
Casas invisibles que habita
Casas perdidas en los bosques
Casas perdidas en el tiempo
Casas que nadie ve.
Cuando no hay puertas por donde escapar
Lo qué corresponde
Es hacerse invisible
Esperar
convertirse en silencio.
Los árboles no hablan,
Pero bailan con el viento.
7 Entonces los poetas guardan silencio
A Jorge Díaz
Entonces los poetas guardan silencio.
Algunos se endurecen como nueces
otros se descascaran, se caen a pedazos
se vuelven corteza de árbol
o frágiles hojas amarillas
que se entregan al viento
en caída libre
como Lira
se van de golpe como los De Rokha
o bajan los ojos como Jorge Cáceres.
Después de bracear en la nostalgia
Y acomodarse las entrañas con las manos
los poetas guardan silencio.
Se quedan mirando fijo
la vitrina del café
el espejo del baño
la ventana triste de la cocina.
Y aunque parecen muertos, no lo están.
Es sólo el frío del invierno de los poetas.
Cuando las monedas
Pierden la importancia que nunca tuvieron
Y el tiempo pierde la medida
que no fue jamás compartida
Ni comprendida
Ni trascendente
Cuando se cruzan
todos los puentes del desafío
y queda claro que el desafío
era el movimiento
que antes y después de todo
no había nada
que sólo la mirada queda
el instante queda
y el registro de ese instante
ahora mismo
va
cayendo.
Cuando se corta el cordón
Y la palabra se vuelve invisible
Y se anida en algún rincón del cuerpo,
en la cicatriz de algún hueso,
en el espacio que separa los dedos.
Entonces,
los poetas guardan silencio.
8 Ella va cayendo por la ventana
A Aristóteles España
El envía mensajes que dicen
Ella es brillante
Justo cuando cree que está cayendo
por la ventana
Y es verdad
Ella está cayendo por la ventana.
Y le dice a los otros
Ella es brillante
Y ella se ríe y siente vergüenza
de sus costras y de sus heridas
que no paran de sangrar.
Vergüenza de esa costumbre de ver
y fotografiar imágenes
que revela en su propio cuarto oscuro.
Y tener que decir eso
Que no se puede decir
de otra manera que no sea
como aprendiendo a caminar.
Orgullo de rimar demasiado
Orgullo de nunca rimar
El dice cada tanto,
Ella es brillante
Porque ningún radar la detecta
Y porque tiene un pie fuera de la tierra.
Y que se cae por la misma ventana
por donde otra hace unos años se caía
Y producía el mismo sonido largo
De sirena de barco
hundiéndose en el pasto
Mientras él repite palabras
Que lo puedan aliviar
Claraboya
Pluma
Caballito
caracol
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
2 A tristeza que ainda não se viu
A Carmen Abalos.
Como a bitáculo de uma viagem que vai a lugar nenhum,
cada dia escrevo algo.
Certamente se colhe tudo aquilo que se planta
e como eu semeei alaridos,
hoje os uivos se ouvem por toda parte.
Já não me pertenço.
Quero tornar-me transparente
um dia qualquer,
para que fique claro
que todas as cidades me são indiferentes.
Nem tanto as árvores,
a espuma,
os caminhos.
Sou a vendedora de cores,
sou a flor que se abre por uma noite.
Sou a tristeza que ainda não se viu.
Sou a lágrima incessante,
a água que emana das grutas que
não foram benzidas.
Sou a geleira que se rompe
Para converter-se em lago eterno.
A que busca um lugar onde dormir e encaixar os ossos
onde desmoronar-se e deixar de pulsar,
um lugar não maior que o ninho de uma pomba.
Sou a asa rota de quem espera orgulhosa e serena pela morte.
Sangue de pomba que caiu do ninho.
Cheiro de líquido aminoácido.
Devo recolher e resgatar com minhas mãos,
o líquido disseminado de meu próprio nascimento.
5 Dançar com o vento
A Andrés Miquel
E se fosse um castelo
Deveríamos fechar as portas do castelo
E levantar a ponte de acesso.
Encher de água os fossos
Onde espreitam os crocodilos.
E se fosse uma cabana,
Seria de madeira grossa e pesada
Atravessada contra a porta.
Tem e ao mesmo tempo não tem
Muitas casas para enclausurar.
Casas invisíveis que habita
Casas perdidas nos bosques
Casas perdidas no tempo
Casas que ninguém vê
Quando não tem portas por onde escapar
O que corresponde
É tornar-se invisível
Esperar
Converter-se em silêncio.
As árvores não falam,
Mas dançam com o vento.
7 Então os poetas guardam silêncio
A Jorge Díaz
Então os poetas guardam silêncio.
Alguns endurecem como nozes
outros se descascam, caem em pedaços
tornam-se crosta de árvore
ou frágeis folhas amarelas
que entregam ao vento
em queda livre
como Lira
vão de repente como os De Rokha
ou baixam os olhos como Jorge Cáceres.
Depois de bracejar na nostalgia
E acomodar-se às entranhas com as mãos
os poetas guardam silêncio.
Ficam olhando fixo
a vitrine do café
o espelho do banheiro
a janela triste da cozinha.
Ainda que pareçam mortos, não estão.
É apenas o frio do inverno dos poetas.
Quando as moedas
Perdem a importância que nunca tiveram
E o tempo perde a medida
Que não foi jamais contrapartida
Nem compreendida
Nem transcendente
Quando se cruzam
todas as pontes do desafio
era o movimento
que antes e depois de tudo
não havia nada
que só a mirada resta
o instante resta
e o registro desse instante
agora mesmo
vai
caindo
Quando se rompe o cordão
E a palavra se torna invisível
E se aninha em algum rincão do corpo,
na cicatriz de algum osso,
no espaço que separa os dedos.
Então,
Os poetas guardam silêncio.
8 Ela despenca pela janela
A Aristóteles España
Ele envia mensagens que dizem
Ela é brillante
Exatamente quando acredita que está despencando
pela janela
E é verdade
Ela está despencando pela janela.
E diz aos demais
Ela é brilhante
E ela ri e sente vergonha
de suas crostas e de suas feridas
que não param de sangrar.
Vergonha desse costume de ver
e fotografar imagens
que revela em seu próprio quarto escuro.
E ter que dizer isto
Que não se pode dizer
de outra maneira que não seja
como aprendendo a caminhar.
Orgulho de rimar demais
Orgulho de nunca rimar
Ele diz de vez em quando,
Ela é brilhante
Porque nenhum radar a detecta
Orgulho
E porque tem um pé fora da terra.
e que despenca pela mesma janela
por onde outra anos antes já caía
E produzia o mesmo ruído longo
De sirena de barco
afundando no pasto
Enquanto ele repete palavras
Que podem aliviá-lo
Clarabóia
Pluma
Cavalinho
caracol
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