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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ALVARO MOREYRA

 

 

Poeta, prosista y autor teatral, Alvaro Moreyra nació en Porto Alegre, en 1888. Líricamente se inició como un simbolista, evolucionando luego a formas de mayor libertad, en un estilo claro' y conversacional. En esas dos fases revela, no obstante, la misma psicología, en la que la saudade y el ironismo se hermanan. Sus pasajes más sabrosos están —para nuestro gusto— en esa captación de la vida humilde y sencilla de las zonas suburbanas.

 

Su primer libro poético, "Legenda da luz e da Vida", apareció en 1911, siguiéndole, cinco años más tarde, "A lendá das rosas". En su bibliografía ha dado preferencia a la prosa, en la que muchas veces se advierte su fino temperamento lírico, tan sensible y humano.

 

El poema que aquí hemos seleccionado, data de 1932.
GASTON FIGUEIRA

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS    -    TEXTOS EN ESPAÑOL

 

ORAÇÃO

 

Eu sou uma gota do sangue que corre no teu corpo, Brasil.

Brasil, família grande sem DE no nome,
simples, verdadeira, religiosa,
que vai às festas da Sociedade das Nações
mas que prefere divertir-se na intimidade.

Brasil feliz, com a graça de Deus.
Brasil das cidades que são criaturas humanas,
donas de mim:
Porto Alegre, mãe boa que eu tive e que perdi...
São Paulo, minha namorada...
Rio, minha linda mulher de toda a vida...
Belo Horizonte, titia desconfiada...
Brasil das cidades risonhas...
Baía, azulejo de mil cores...
Recife, jangada que parou olhando o céu...
Maceió enfeitada de rendas...
Fortaleza, vestida de sol...
Manaus, cabeça de criança cheia de lendas...

Brasil das cidades que parecem começo de rezas ingênuas
São Luís do Maranhão,
Santa Luzia de Carangola,
São José de Mipibú,
Sant´Ana do Livramento,
São Francisco de Paula de Cima da Serra...

Brasil das cidades encarquilhadas, lá em Minas,

que falam de coisas que houve no tempo dos bis-

[avós...

Brasil marítimo e terrestre,
companhia de seguros do meu destino,
banco das minhas economias sentimentais,
eu quero bem á tua terra,
eu quero bem á tua gente, a tudo que tu dás.
Brasil branco, preto e amarelo,
café, algodão, cana de açúcar, borracha, manganês,
cacau, erva-mate, couro, revoluções...

 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL

 

FIGUEIRA, Gaston.  Poesía brasileña contemporánea (1920-1946)  Crítica y antologia.   Montevideo: Instituto de Cultura Uruguayo-Brasileño, 1947.  142 p. 
18x23 cm.  Col. A.M.

 

 

LAS SIETE SOMBRAS

 

Saudade

vieja torre erguida

nebulosamente

 

en el paisaje otoñal del alma mía.

Tierra de donde todo se ve fan lejano...

Saudade...

Se pierde en la distancia el salmo de una voz" de campana.

La luz del poniente

es el pálido eco de esa voz perdida.

El alma de la tarde envuelve la vieja torre.

Y en la vieja torre

erguida

nebulosamente,              ,

ondulan siete sombras silenciosas,

tejiendo el sueño de mi vida.

Las estoy sintiendo. Recuerdo...

Las siete sombras silenciosas...

Una llegó a mí en noviembre,

rubia de sol, traía

las manos llenas de rosas:

—"Déjame entrar. Soy la alegría".

Y yo le dije: —"Bienvenida seas, Alegría".

Otra, tenue de espuma,

ojos azules de niña,

lentos gestos de pluma,

surgió más tarde a mendigar posada:

—"Mi nombre es Esperanza.

Vengo de muy lejos. Estoy cansada".

Y yo le dije: —"Descansa".

Vino desipués la Felicidad,

tan linda sombra, toda en oro encendida.

Y vino el Dolor, vino la Belleza,

vino la Bondad.                 

Una noche golpeaste. La vieja torre

te abrió las largas puertas vagarosas.

Y desde entonces en la vieja torre

tú quedaste también, serena amiga,

sombra de sombras silenciosas,

tejiendo el sueño de mi vida.

 

 

 

SAUDADES

 

Más triste que tener saudades es no tener motivo de saudade.

No fue ningún hada. Fue el señor Arthur Brandão.

          El me veía desde su casa, todas las tardes, en la azotea de la  
                                                                                                  nuestra.

Yo ponía mis codos pequeñitos en el muro blanco y los ojos que to-

davía no eran miopes, en las nubes llenas de colores.
                                       Quedaba así, quieto, hasta llegar la noche.

Las torres de Nuestra Señora del Rosario daban el toque de
                                                                                  Ave-María.

La noche llegaba, más bonita que una fiesta.

 

El señor Arthur Brandáo, 'cuando encontró a mi padre en lo del
           barbero, le dijo lo que presenciaba todas las tardes  garantió:

                    —Ese gury es poeta.

Mi padre contó el caso en el almuerzo, con muohas risas.           '

Fue aquel día que aprendí que poeta: es un niño que mira el cielo..,

 

En el tiempo en que la gente comienza a querer ser, yo comencé a

          querer ser esto mismo.

¡La culpa, fue mía!

 

 

 

Página publicada em janeiro de 2014

 

 

 

 

 


 

 

 

 
 
 
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