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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 


FRANCISCO AZUELA

Poeta mexicano residente na Bolivia

 

Francisco Azuela, nació en la Ciudad de León, Guanajuato, México, en 1948. Es sobrino nieto de Mariano Azuela, primer novelista de la Revolución Mexicana. Estudió en las Universidades de Guanajuato, Iberoamericana, UNAM y Panamericana de la Ciudad de México, y en las Complutense de Madrid y Laval de Québec. Es miembro de la Sociedad General de Escritores de México, Miembro Ordinario y Miembro del Consejo Panamericano de la CISAC y Miembro de la International Writers Guild.

 

Fue diplomático en las Embajadas de México en Costa Rica y

 

Honduras (1973-1983) y fue condecorado por el Gobierno hondureño con la Orden del Libertador de Centroamérica FRANCISCO MORAZAN , en el grado de Oficial. Fue candidato de la Academia Hondureña de la Lengua al Premio Internacional de Literatura CENVANTES de España en 1981.

 

Es autor de El Maldicionero (Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 3ª.ed.,1981), El Tren de Fuego (Instituto de la Cultura del Estado de Guanajuato, 1993), La Parole Ardente , edición bilingüe (John Donne & Cie., France, 1993), Son las Cien de la Tarde (Instituto de la Cultura del Estado de Guanajuato, 1996), Ángel del Mar de mis Sueños (Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes-Águila Azteca, A.C., 2000). Además, su obra se ha publicado en Interactions (Department of German-University College, London), Rimbaud Revue (Semestriel International de Création Littéraire, France et la Communauté Européenne des poétes), en la Revista Neruda Internacional y en revistas de Canadá, Centroamérica, España, México, Portugal, Puerto Rico y Austria.

 

Fue Director de la Biblioteca del Honorable Congreso de la Cámara de Diputados del Estado de Guanajuato (1991-1997) y fundador de instituciones ecológicas de la sociedad civil.

 

Fue Coordinador General del Foro Plenario del Consejo para la Cultura de León, Guanajuato (1998) y fundador de la Galería Internacional “Escultor Víctor Gutiérrez”- Siglo XXI, S.C., con sede en la Ciudad de México (1998).

 

Es Director General y fundador del Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes – Aguila Azteca, A.C., con sede en la Ciudad de Cochabamba, Bolivia, (1999). La Editora Universitaria de Lisboa, Portugal publicó el libro de poesía contemporánea “ UN MUNDO NO CORAÇAO ”, del poeta francés Jean-Paul Mestas, edición bilingüe 2002 en portugués y francés que contiene 82 poetas de 57 países y en el que Francisco Azuela representa a México.

 

A partir de noviembre de 2001, Francisco Azuela radica en la ciudad de La Paz , Bolivia, en donde se desempeña como Director del Centro Integrado de Documentación e Información (CIDI) del Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello, Organización Internacional Intergubernamental de la que son miembros: Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, España, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela.

La Prestigiada Editorial boliviana Plural Editores, reeditó tres de sus libros, que fueron presentados por la Embajada de México en las VII y VIII Ferias Internacionales del Libro, celebrada en La Paz , en 2002 y 2003.

 

En 2004 , se editó en México su Antología Poética: Un Recorrido Interminable 1972- 2003 ” .

En julio del 2004 se leyeron en español y alemán en la Radio Fabrik Salzburg de Austria , poesías de Francisco Azuela, en el programa Poesía y Música Latinoamericana .

La Revista Revue d'art et de littérature, musique de la Editorial Le Chasseur Abstrait, hizo en 2004 una publicación en formato PDF de la Parole Ardente , traducida por el poeta Patric Cintas e ilustrada por Valérie Constantin.

Su obra ha sido traducida al alemán, francés, inglés y portugués.

Participa da antologia Um Mundo no Coração {Un Mundo en el Corazón},  versão portuguesa do poeta Jean-Paul Mestas; Universitária Editora. Lisboa, Portugal, edición bilingue portugés-francés 2002), incluindo 82 poetas de 57 países.

 

 

POEMA do livro:

 

EL TREN DE FUEGO

1ª. Edición del Gobierno del Estado de Guanajuato, hoy Instituto de la Cultura del Estado de Guanajuato, 1993.


TEXTO EN ESPAÑOL y/e TEXTO EM PORTUGUÊS

 

 

TE QUITARON LA PATRIA

 

Leyendas en el Extranjero

 

 

 

Extranjero uno

 

En este poema de muertos se murió tu padre,

se murieron tu abuelo,

tu siembra y se acabó la tarde en una mirada.

 

 

Se murió el amor de tus antiguos,

se murieron tus pájaros

y se cayó la estrella de tu frente

como un puñado de rosas enfermas.

 

Se te murió la vida,

por segunda vez se te murió la patria,

tú te quedaste mirando como un arcoiris.

 

Se quemaron tus árboles,

Cordilleras de pinos,

de ilusiones.

 

Se partió la sangre en dos ríos

y un esqueleto en tus ojos de nieve

buscó a tu pueblo.

 

Los aullidos silenciaban la noche,

lamían las sombras

con un pavor en el vientre deshecho,

¿quién oía el eco de las montañas

el sonido de las alondras

y un movimiento de gemidos

a cuatro mil kilómetros de vida?

 

Metidos en el fango hasta la pesadumbre

como locos desviando el instante

cuando en el fondo vacío,

sin espejos,

nadie te espera,

una mandrágora chupa sangre,

trozos de tierra.

 

Extranjero dos

 

Ahuyentar diablos,

inventar aves que lleven en sus alas un destino,

sentir cerca ese olor submarino,

baúl de mares en el que confiaste tus secretos.

 

 

Primeros años en los que te atravesó el

ansia de morir

bajo abetos y juncos.

 

Un hogar recuperó tu aliento,

otra dimensión,

nardo que perdió sus aromas,

fusil sin descargar su fuego,

voz robándote la vida,

volcán en tu camino.

 

La madre se compartió recordando

instantes de vida,

espacios que murieron tus padres

cuando vieron tus huesos;

no se acostumbraba.

hasta que ya no te alcanzaron las hojas.


 

 

 

 

Extranjero tres

 

Guacerique,

silencio apenas olfateado,

 

¿Dónde quedó la memoria del tigre

si el colmillo de la noche no responde?

La espiga,

río que viaja de espaldas llevándose la vida,

la memoria.

 

 

El mar está vacío,

cuatro piedras rodando en las manos

y un fusil agonizando.

 

Un alto en el camino,

revisar el rostro de los antiguos,

caminos de ferrocarril,

niños de los eucaliptos,

espacios de luz.

 

 

Vivir tiempos de ciego,

el siglo ha roto tímpanos,

las cigüeñas se han muerto

ruiseñores y grullas agoreras también

se han muerto;

ríos cargados de misterio,

pájaros negros.

 

La memoria se ha ido,

piedras mordidas por el viento,

un sueño arrancó la esperanza,

resucitó recuerdos.

 

 

Extranjero cuatro

 

Ángel como demonio,
serpiente recoge semilla infecunda
en cada parte de sus hojas desprendidas, de patria,
de vida arrebatada. .

Recostado sobre ceniza bajo
el puente de madera,
casa blanca con jardín en los ojos.

Cuando todo termine en el desierto,
a dónde la mirada si el tigre ha sido víctima.

el recuerdo,

la estación?

¿Volverá este tiempo,
el significado como una maldición?

Soñadores de trigo,
atardecer metiéndose en los hombros,
el siglo agoniza,
corazones destrozados.

Los brujos dejaron de cazar
en la copa de almendros y limoneros,
el espejo atraviesa el cuerpo
en la raíz del Verbo asesinado.


 

Extranjero cinco

 

 

R esucitar al difunto,
países de Centroamérica,
la sed ahoga las raíces y alguien
piensa todavía
en un trozo de planta recién nacido;
el murmullo estertor de una cigarra
crepita en la fauce de las hormigas;
se reincorpora,
lanza un grito,
caen las últimas piedras de la tarde,
los hijos duermen en el ojo del universo
creciendo como el trigo.

 

Arrebatado por la mandrágora acepta
el suplicio,

miles de rostros carcomidos por el tiempo,

 

secos por una lluvia ausente

un puñado de estrellas en el bolsillo izquierdo;

 

Sin conocer el verdadero aspecto

vuelve a entregarse y una vez más
.

 

Viene el hambre con huellas horribles

y roba el sueño de los niños. .

 

 

Catorce antenas perciben el dolor oculto,

disfrazado de lágrima,

nido de la inocencia.

 

Conmovido por los quejidos,

dónde si no el centro del corazón rompe

y ese después no saber nada.

pequeña vida en los ojos alimenta rencores,

un dardo envenenado rompe el silencio.

¿Cuándo tendrá una espalda donde

el sol alimente su ritmo?,

¿quién es el inmerso en esa mina

de diamantes?,

en sus ojos el lucero de la tarde,

la Cruz del Sur,

constelación de maestros lo acompañan.

 

¿Quién recuerda el silbido de las

locomotoras

cargadas de tristeza envejeciendo?

 

 

Rieles en los hombros de los deambulantes,

durmientes esperando la punta de los clavos,

 

yuntas ungidas a la tierra

donde la escarda y el grano son una esperanza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Extranjero seis

 

Hacienda misteriosa donde el manco vigilante,

rodó más de una vez cuando

emborrachaba a su caballo

y los perros mordían una pata de palo

a la sombra de los muertos.

árboles que sostienen la cuerda del pasado.

 

 

¿Cómo respirar y vivir

en esta desahuciada Centroamérica?

 

Música en plenitud de edades,

dioses del sonido,

romper el rito del espacio,

penetrar la esencia.

 

 

Maldicionero: :

denunciador de escombros,

extirpador de virus,

almacenador de grandes silencios,

parcela asesinada.

 

Ciudades con sabor de cobre viejo

en las dentaduras,

cosecha en el oficio desdiosado

tratando de cocinar hormigas,

fracturar cadáveres y descubrir el hilo

que dejaron sepultado los antiguos mayas.

Regresar al punto de partida,

cientos de rostros en el pecho,

alondra que al despuntar el día ilumine

corazones.


Extranjero siete

 

C uando la lucha regrese la patria,
tierra lejana de lluvias

que regala dioses tristes a los niños del pueblo,

nadie sabrá entonces de los pájaros prisioneros
en una jaula de madera.

 

Recibir un soplo que nace con las alas,

octubre en la distancia,

tierra que echaron en sus tumbas.

 

¿Cómo y con todo esto

está el resto de los tiempos?

 

 

¿Dónde será el lugar del momento,

de la luz,

del desprendimiento del vientre maternal?

No se puede matar la juventud de un pueblo,

habrá todavía miles de muertos?

 

 

¿Quién podrá con el valor de la sangre,

con la vida de la patria?

 

Hambre hasta los huesos de la tierra,

la conciencia penetrando la sombra

para conocer sus secretos.

 

Un día inspirarán una poesía más alta,
ya no dirán solamente la mitad de las cosas.

Si la rosa templó su carácter,

¿qué despuntará si el invierno se vino encima?

 

 

 

 

 

Extranjero ocho

 

T e quitaron la patria
cuando lanzabas flores a las estrellas
y tus hijos buscaban un trozo de pan
en la sombra de la frontera.

Te quitaron la tumba
una gota de agua se hundió en tu cabeza,
la escopalamina
y el pentotal rompieron tu memoria,
no pudiste inventar la más pequeña
de las mentiras,
salieron a flote tus huesos como un rayo solar,
con las manos heridas pronunciaste

tu nombre verdadero,

obstinado en la muerte.

 

 

 

Cuando quitan la patria todo se llena de silencio

 

 

Donde cae el sonido de la piedra

lora entre las rocas

con la mitad del cuerpo desprendido.


 

 

Extranjero nueve

 

Inventar un instrumento

que no lleve en las cuerdas un sol muerto,

sepultar el peso amargo en cada parte
del cuerpo,

las palpitaciones no se confundirán

al cruzar la frontera,

tu padre ha muerto,

herida profunda en el filo de un puñal.

No habrá en tu piel humillación silenciosa,
que se acabó la patria en los cuatro costados,
nadie recordará tus sueños,

estarán ocupados en una lucha de rencores.

 

 

La verdad arrebata la vida,

la piedra absorbe las heridas,

ninguna duda alimenta tu muerte.

 

Robarle una vez más el hilo a la araña

y llamar al pariente lejano.

 

Palabras de maíz,

ojo de tigre en los oídos,

poema que desmienta que un día

te quitaron la patria.

 

 

Tegucigalpa, Honduras, diciembre 1º. de 1981.

INVADIRAM TUA PÁTRIA

 

Legendas no Estrangeiro

 

Tradução de Antonio Miranda

 

 

Estrangeiro um

 

Neste poema de mortos morreu teu pai

morreram teu avô,

tua semeada e se acabou a tarde numa mirada.

 

Morreu o amor de teus antepassados,

morreram teus pássaros

e despencou a estrela de tua frente

como um punhado de rosas enfermas.

 

Morreu a tua vida,

pela segunda vez morreu tua pátria,

e ficaste olhando como um arco-iris.

 

Queimaram-se as tuas árvores,

cordilheiras de pinheiros,

de ilusões.

 

Rompeu-se o sangue em dois rios

e um esqueleto em teus olhos de neve

buscou tua gente.

 

Os uivos silenciavam a noite,

lambiam as sombras

com um pavor no ventre desfeito ,

- quem ouvia o eco das montanhas,

o som das cotovias

e um movimento de gemidos

a quatro mil quilômetros de vida?

 

Metidos na lama até ao pesadume

como loucos desviando o instante

quando no fundo vazio,

sem espelhos,

ninguém te aguarda,

uma mandrágora chupa sangue,

troços de terra.

 

Estrangeiro dois

 

Afugentar demônios,

inventar aves que levem em suas asas

um destino

sentir perto esse odor submarino,

baú de mares em que confiaste teus

segredos.

 

Primeiros anos em que trespassou

uma ânsia de morrer

sob abetos e juncos.

 

Um lar recuperou teu alento,

outra dimensão,

nardo que perdeu seus aromas,

fuzil sem descarregar seu fogo,

voz roubando-te a vida,

vulcão no teu caminho.

 

A mãe partilhou recordando

instantes de vida,

espaços que morreram teus pais

quando viram teus ossos;

grito do tamanho do ventre que

não se acostumava.

 

Fizeram-te pequeño com as árvores

até que já não alcançavas as folhas.


Estrangeiro três

 

Guacerique,

silêncio apenas olfateado,

terra úmida caída de bicos buitreiros .

Onde ficou a memória do tigre

e o colmillo da noite não responde?

 

A espiga,

rio que viaja de costas levando a vida,

a memória.

 

O mar está vazio,

quatro pedras rolando nas mãos

e um fuzil agonizando.

 

Um alto no caminho,

revisar o rosto dos antepasados,

infâncias,

caminhos de ferrovia,

meninos dos eucaliptos,

e de luz.

 

Viver tempos de cego,

o século rompeu os tímpanos,

as cegonhas morreram,

rouxinóis e grous agoureiros também

morreram;

rios carregados de misterio,

pássaros negros.

 

A memoria se foi,

pedras mordidas pelo vento,

um sonho arrancou a esperanza,

ressuscitou lembranças. 

 

 

Estrangeiro quatro

 

Anjo como demônio,
serpente recolhe semente infecunda
em cada parte de suas folhas desprendidas, de pátria,
de vida arrebatada.

Recostado sobre cinza debaixo
da ponte de madeira,
casa branca com jardim nos olhos .

Quando tudo termine no deserto,
onde a mirada se o tigre foi vitimado?

Quem regressará as imagens,
a lembrança,
a estação?

Voltará este tempo,
­o significado como uma maldição?

­­Sonhadores de trigo,
entardecer recolhendo os hombros,
o século agoniza,
corações destroçados.

Os bruxos deixaram de caçar
na copa de amendoeiras e limoeiros,
o espelho atravessa o corpo
na raíz do Verbo assassinado.

 

Estrangeiro cinco

 

Ressuscitar o difunto,
países da América Central,
a sede afoga as raízes e alguém
pensa ainda
em um troço de planta recém-nascido
o murmúrio estertor de uma cigarra
crepita nas fauces das formigas ;
se reincorpora,
lança um grito,
caem as últimas pedras da tarde,
os filhos dormem no olho do universo
crescendo como o trigo.

 

Arrebatado pela mandrágora aceita
o suplício,

millares de rostos carcomidos pelo
tempo

secos por uma chuva ausente

de que só guarda uma umidade
pesada.

 

Espreita a sorte o vôo,

um punhado de estrelas no bolso
esquerdo,

imagina que a morte o perdoou,

inocência do mundo;

rompe um par de ideáis,

surge o misterio,

sacode o sangue até a outra luz
apenas astral.

 

Sem conhecer o verdadeiro aspecto

volta a entregar-se e uma vez mais
roubam-lhe a pureza,

a pátria que levam no bico dos
pardais.

 

Vem a fome com pisadas horríveis

e rouba o sonho das crianzas.

 

Quatorze antenas percebem a dor oculta,

disfarçado de lágrima,

ninho da inocência.

 

Comovido pelos queixumes,

onde se não o centro do coração
rompe o alarme falso

e esse depois não saber de nada?

 

Prisioneira,

pequena vida nos olhos alimenta rancores

Um dardo envenenado rompe o silêncio.

 

Quando terá uma espalda onde

o sol alimente seu ritmo?,

quem é o imerso nessa mina de diamantes?,

em seus olhos o luzeiro da tarde,

o Cruzeiro do Sul,

Constelação de mestres o acompanham.

 

Quem lembra do apito das locomotivas

carregadas de tristeza envelhecendo?

 

Trilhos nos ombros dos andarilhos,

dormentes esperando a ponta dos pregos,

juntas ungidas à terra

onde a monda e o grão são esperança.

 

Estrangeiro seis

 

Fazenda misteriosa onde o manco vigilante

rodou mais uma vez quando

embebedava seu cavalo

e os cães mordiam uma pata de pau

à sombra dos mortos.

 

Um aro no pátio balança a Tenoch-Ko
árvores que sustentam a cordo do passado

Como respirar e viver

nesta desesperançada América Central.

Música na plenitude de idades

confessar todos os dias ante os

deuses do som,

romper o rito do espaço,

penetrar a esencia.

 

Praguejador:

denunciador de escombros,

extirpador de vírus,

armazenador de grandes silêncios,

parcela assassinada.

 

Cidades com sabor de cobre velho

nas dentaduras,

colheita no ofício desdeusado

tratando de cozinhar formigas,

dissecar cadáveres e descubrir o fio

que deixaram sepultado os antigos maias.

 

Regressar ao ponto de partida,

centenas de rostos no peito,

cotovia que ao dispontar o dia

ilumine corações.


Estrangeiro sete

 

Q uando a luta regresse à patria,
terra distante de chuvas

que regala deuses tristes às crianzas do povoado,

 

ninguém saberá então dos pássaros prisioneiros

na gaiola de madeira.

 

Receber o sopro que nace das asas ,

outubro à distância ,

terra que jogaram em suas tumbas.

 

Como e com tudo isso
se não se sabe em que buraco

está o resto dos tempos?

 

Onde será o lugar do momento,

da luz,

do desprendimento do ventre
materno?

Não se pode matar a juventude
de um povo,
haverá ainda milhares de mortos?

 

Quem pode com o valor do sangue,

com a vida da pátria?

 

Fome até os ossos da terra,

a conciência penetrando a sombra

para conhecer seus segredos.

 

Um dia inspirarão uma poesia mais alta

já não dirão somente a metade das coisas.

Se a rosa temperou seu caráter ,

que despontará se o inverno veio encima?

 

 

Estrangeiro oito

 

Invadiram a tua pátria
quando lançavas flores às estrelas
e teus filhos buscavam migalhas de pão
na sombra da fronteira.

Invadiram o túmulo
para enterrar centenas de mortos,
invadiram a Praça da República,
uma gota de água fundiu tua cabeça
a escopalamina
e o pentotal romperam tua memoria
não pudeste inventar a menor das mentiras,
sairam flutuando como um raio solar,

com as mãos feridas pronunciaste

teu verdadeiro nome ,

obstinado na morte.

 

Quando tiram a pátria tudo se enche de silêncio,

não se pode esquecer.

 

Onde cai o som da pedra

um deus do tamanho de um

escaravelho doura entre rochas
com a metade do corpo desprendido.

 

 

Estrangeiro nove

 

 Inventar um instrumento

que não leve nas cordas um sol morto,

sepultar o peso amargo em cada parte do corpo,

as palpitações não vão se confundir

ao cruzar a fronteira,

teu pai morreu,

ferida profunda no gume do um punhal.

 

Não haverá em tua pele humilhação silenciosa

não poderão dizer

que se acabou a pátria nos quatro costados

ninguém recordará teus sonhos,

estarão ocupados numa luta de rancores.

 

A verdade arrebata a vida,

a pedra absorve as feridas,

nenhuma dúvida alimenta tua morte.

 

Roubar uma vez mais o fio da aranha

e chamar o parente distante.

 

Palabras de milho,

olho de tigre nos ouvidos,

poema que desmente que um dia

te despatriaram..

 

 

Tegucigalpa, Honduras, diciembre 1º. de 1981.

 

 

 

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