RICARDO ZELARAYÁN
( Paraná, provincia de Entre Ríos, 21 de octubre de 1922 — 29 de diciembre de 2010) fue un fecundo escritor de costumbres argentinas.
Estudió Medicina en Buenos Aires carrera que más adelante abandona para trabajar como corrector de una editorial. Trabajó como traductor y periodista. En 1973 fue colaborador de la revista Literal.
Sus obras se destacan por el lenguaje coloquial aunque él mismo admite influencia de escritores reconocidos. En 2009, Editorial Argonauta publicó "Ahora o nunca", un volumen que reúne la mayor parte de su obra poética.
Fuente: wikipedia
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
ZELARAYÁN, Ricardo. Traveseando (apto para todo público). Buenos Aires: EloisCartonera, 2005. 22 p. 15X21 capa artesanal de papelão pintada a mão. ( Proesia ) Presentado como "cuentos infantiles".
La confesión de un paraguas
Vivo casi siempre en un rincón oscuro, pero
cuando llueve me abro como una flor. Rara
vez he visto el sol. Apenas lo recuerdo.
Apenas me lo imagino.
Soy un ala redonda a la que no dejan volar.
Me han dicho que en realidad soy un
techo que camina, un techo ambulante que aparece
cuando llueve.
Me abren y enseguida me inflo como un
pavo y siento caer la lluvia sobre mí. El agua
de muchas nubes se ha derramado sobre mí.
Soy un paraguas para atajar mil lluvias:
chaparrones, aguaceros, garúas,
lloviznas... En fin, toda la familia.
Después cuando me cierran, me siento
mustio, marchito como una flor o peor...
como un fósforo apagado. Menos mal que
hay distraídos que me llevan abierto cuando
hace rato dejó de llover.
Y cuando estoy abierto me siento un ala
prisionera, la única ala hecha para mojarse
cuando llueve. Y entonces quiero escaparme
en serio, escaparme volando... Pero me
tienen bien sujeto por ese dichoso mango
traidor. Ni los pájaros ni los barriletes vuelan
cuando llueve. Yo, en cambio, quiero volar
en medio de la lluvia hasta verle la cara al sol.
Ni flor ni pájaro. Flor negra, pájaro negro,
me han dicho alguna vez. Y hasta dicen que
es de mal agüero llevarme creyendo que va a
llover.
Tal vez por eso me olvidan con facilidad. El
nuevo dueño siempre me cuida más que el
que me perdió. Pero, de todos modos, hace
conmigo lo mismo que el otro: abrirme,
cerrarme, sujetarme, olvidarme... Y así se va
la vida.
Me han hecho para navegar por la lluvia
como una canoa al revés.
Somos todo un pueblo que aparece con la
lluvia. Brotamos como los hongos cuando
comienza a llover.
Pero ya somos creciditos. Es hora de
soltarnos y de dejarnos volar. Tenemos que
esperar un descuido para escaparnos como
los globos. ¡Ah! ¡Cuándo seremos paraguas
sin mango!
Al final uno se parece al pelo y a las uñas,
que quieren crecer y seguir creciendo
siempre... ¡Y los cortan! Pero éste ya es otro
cuento.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
A confissão de um guarda-chuva
Vivo quase sempre num canto escuro, mas
quando chove me abro como uma flor. Rara
vez eu vi o sol. Apenas me lembro dele.
Apenas o imagino.
Sou uma ala redonda à qual me deixam voar.
Me disseram que em realidade sou um
teto que caminha, um tento ambulante que aparece
quando chove.
Me abrem e logo me inflo como um
pavão e sinto cair a chuva sobre mim. A água
de muitas nuvens já foi derramado sobre mim.
Sou um guarda-chuva para estancar mil chuvas:
Tempestades, aguaceiros, garoas,
chuviscos... Afinal, toda a família.
Depois, quando me fecham, me sinto
murcho, reduzido como uma flor ou pior...
como um fósforo apagado. Ainda bem que
alguns distraídos me carregam aberto quando
faz pouco tempo deixou de chover.
E quando estou aberto me sinto como uma ala
prisioneira, a única ala feita para molhar-se
quando chove. E então quero escapar
em sério, escapar voando... Mas me
levam bem agarrado por esse feliz cabo
traidor. Nem os pássaros nem as tubulações voam
quando chove. Eu, ao contrário, quero voar
no meio da chuva até ver a cara ao sol.
Nem flor nem pássaro. Flor negra, pássaro negro,
me disseram certa vez. E até dizem que
é de mau agouro levar-me acreditando que vai
chover.
Talvez por isso me esquecem com facilidade. O
novo dono sempre me cuida mais que o
que me perdeu. Mas, de qualquer maneira, faz
comigo o mesmo que o outro: abrir-me,
fechar-me, agarrar-me, esquecer-me... E assim segue
a vida.
Talvez por isso me esquecem com facilidade. O
novo dono sempre me cuida mais que o
que me perdeu. Mas, de qualquer maneira, faz
comigo o mesmo que o outro: abrir-me,
fechar-me, agarrar-me, esquecer-me... E assim segue
a vida.
Me fizeram para navegar pela chuva
como uma canoa ao contrario.
Somos um povo que aparece com a
chuva. Brotamos como fungos quando
começa a chover.
Mas já somos crescidinhos. É hora de
soltarmos e deixarmos voar. Temos que
esperar um descuido para escaparmos como
os balões. Ah! Quando seremos guarda-chuvas
sem cabo!
Mas já somos crescidinhos. É hora de
soltarmos e deixarmos voar. Temos que
esperar um descuido para escaparmos como
os balões. Ah! Quando seremos guarda-chuvas
sem cabo!
Finalmente a gente se parece com a pele as unhas,
que quer crescer e seguir crescendo
sempre… E os cortam! Mas este é outro
conto.
Página publicada em janeiro de 2018
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