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NOÉ JITRIK
(Rivera, Provincia de Buenos Aires, 23 de enero de 1928) es un crítico literario y escritor argentino, autor de numerosos cuentos, novelas y ensayos críticos, literarios e históricos.
En 1953 comienza a colaborar en la Revista Contorno, junto a David Viñas, Ismael Viñas, León Rozitchner, Juan José Sebreli, Oscar Masotta y Carlos Correas, entre otros. Trabajando como profesor en la Universidad de Córdoba, conoce a quien sería su futura esposa, Tununa Mercado, con la que se casa en 1961. En 1964 se traslada a Buenos Aires.
Se estrena en 1966 la película Todo sol es amargo, de la cual es guionista. Recibe una propuesta para trabajar en una Universidad francesa, y se radica en ese país por casi tres años. Jitrik participó junto a su mujer en comisiones de solidaridad con Chile y otros países de América donde hubo golpes militares, durante la década del 70.
En 1974 trabaja en México como profesor durante seis meses. Su familia, que en principio iba a visitarlo en vacaciones, debe adelantar su viaje a ese país ya que comienzan a recibir amenazas de la Triple A, y se establecen en México hasta el fin de la dictadura militar entonces gobernante en Argentina.
En 1987, ya en Argentina, comienza a trabajar como investigador principal en el Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET). En 1990 dirige la revista de análisis discursivo y semiótica "sYc".[cita requerida]
Desde 1997 es director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires. En 1999 dirige la obra Historia Crítica de la Literatura Argentina, que publica en doce tomos la Editorial Sudamericana.
Autor de los libro "Addio a la mamma, Fiesta en casa, y otros poemas" y “Antología interna” (1965).
Biografía extraída de https://es.wikipedia.org/.
TEXTO EN ESPAÑOL - TEXTO EM PORTUGUÊS
CUERPO ERÓTICO. Selección de Juan Gustavo Vobo Borda. Bogotá, Colombia: Villegas Editores, 2005. 431 p. ISBN 958-8160-93-6
Ex. bibl. Antonio Miranda
DICHTERLIEBES
Una vez tive una atriz entre mis brazos :
aleteaba como un gorrión o se arqueaba como una gata,
al conmoverse engendraba oleadas de encanto
mientras en su cuerpo hacía preguntas
que me parecieron inteligentes
o (por lo menos) oportunamente ubicadas.
El verano estaba adelantado y los bares ardían;
presumo que fue eso que nos empujó a las calles;
nos arrastrábamos por la noche
y mucha cerveza corrió por nuestros labios,
tanta como el río de amor que nació en mí.
Supongo que mentía por razones profesionales
o tal vez por alguna otra cosa que no entendo;
el hecho es que pienso todavia en estas certidumbres
y en nuestras sombras fanáticas por ellas,
y las noches, buenas amigas,
me devuelven la escalinata de dolor que descendí.
Es cierto que hubo el deleite que llaman físico
Aunque simplemente sea por el descubrimiento:
naves desarboladas que a los tumbos
aprisionan los continentes, negros, blanquecinos o pardos
según corresponda al momento y al lugar.
Pero hubo más,
hubo tortura mutua, un insospechable sadismo
que redujo a cero el ámbito heroico y la conquita:
también temblábamos, pero ahora ahora de maldad,
desechábamos el verano, huíamos pertinaces de la noche,
los nervios nos brillaban como estrellas.
En realidad, estalamos al modo de las bombas
y nos alteramos, con lo cual tanto paseo tuvo su remate.
Pero sabíamos que no era cuestión de derechos,
que ninguna dignidad estaba herida;
era la ficción, era el arte que nos sedujo y nos rodeó,l
era la noche y la estación tan avanzada.
Eso después lo entendimos y supimos, con melancólicas
razones,
que una cosa es la cerveza y otra, el amor.
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
Certa vez tive uma atriz entre meus braços :
batia as asas como um pardal ou curvava como uma gata,
ao comover-se engendrava ondas de encanto
enquanto em seu corpo fazia perguntas
que me pareciam inteligentes
ou (pelo menos) oportunamente situadas.
O verão estava adiantado e os bares ardiam;
presumo que foi isso que nos empurrou para as ruas;
arrastávamo–nos pela noite
e muita cerveja rolou por nossos lábios,
tanta como o rio de amor que nasceu em mim.
Suponho que mentia por razões profissionais
ou talvez por alguma outra coisa que não entendo;
o fato é que penso ainda nestas certezas
e em nossas sombras fanáticas por elas,
e as noites, boas amigas,
me devolvem a escadaria de dor que eu desci.
Embora simplesmente seja pelo descobrimento:
naves desgastadas que aos tombos
aprisionam os continentes, negros, esbranquiçados ou pardos
conforme corresponda ao momento e ao lugar.
Mas teve mais,
teve tortura mútua, um insuspeitável sadismo
que reduziu a zero o âmbito heroico e a conquista:
também tremíamos, mas então de maldade,
rejeitávamos o verão, fugíamos pertinazes da noite,
nossos nervos brilhavam como estrelas.
Na realidade, estalamos à maneira das bombas
e nos alteramos, com o que tanto passeio teve seu remate.
Mas sabíamos que não era questão de dereitos,
que nenhuma dignidade estava ferida;
era a ficção, era a arte que nos seduziu e nos cercou,
era a noite e a estação tão avançada.
Isso depois entendemos e soubemos, com melancólicas
razões,
que uma coisa é a cerveja e outra, o amor.
Página publicada em maio de 2020
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