LEOPOLDO CASTILLA
Leopoldo (Teuco) Castilla nació en Salta, Argentina en 1947. Ha publicado los siguientes libros de poemas: El espejo de fuego (1968); La lámpara en la lluvia (1971); Generación terrestre (1974); Versión de la materia (1982); Campo de prueba (1985); Teorema natural (1991); Baniano (1995); Nunca (2001); Libro de Egipto (2002); Línea de fuga (2004) y Bambú (2004). Como narrador ha publicado: Odilón (1975) y La luz naranja (1984). Es también autor de Diario en la Perestroika (1990); Nueva poesía argentina (1987) y Poesía argentina actual (1988); entre otras publicaciones.
Ha recibido premios nacionales e internacionales. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, sueco, portugués y ruso. Sobre su cuento La redada se filmó el largometraje homónimo dirigido por Rolando Pardo.
TEXTOS EM ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
NACIMIENTO DE LA SIMETRÍA
a Osvaldo Torasso
De esas dos mitades sólo una es real.
Hechizada por su aparición
y antes que la luz la disuelva
engendró la otra para verse.
Medio árbol es el que extiende sus ramas para tocarse,
medio hombre el que custodia su propia calavera
y sólo con un ala y un espejo
vuela la mariposa.
Una desesperada volandería de mitades llena de mañanas
el mundo.
Siempre que la muerte, que es tuerta,
con su ojo demasiado solitario
no se atreva a mirar,
lo irreal semillará la tierra.
TRANSMUTACIÓN
Un día tu pelo está ido,
despegado,
y habla, lengua de palo la calavera.
Tu semblante se va para salvarse.
Ya no tienes animal en dónde verte,
soporta los últimos, precarios,
insectos de sus ojos,
el hueserío de tu risa.
Devuelve el pez de tu deseo,
tu conocimiento
al agua,
al pájaro
tu instante,
y, antes de irte,
devuelve tu pequeño infinito
—y agradece—
a la víbora.
EL OCULTO
Dentro de sus hijos, indefenso,
dura el padre,
intruso en su propio nacimiento.
A veces lo nombran o lo ven en sueños.
Al que van a recordar.
El otro, el que desde el fondo
no puede asomarse al mundo,
el que medra de sus vidas
y, apenas hace pie, se les vuela en el gesto, esse
viene de lejos
como la mano de un ciego
y aletea
pide que le pidan
para verlos.
No está en el alma.
(Son deshoras
el alma.)
El hombre que hace un hijo
hace dos huérfanos.
De
Leopoldo Castilla
EL AMANECIDO
Caracas: El Perro y la Rana,2007
ISBN 978-980-396-883-0
OFERENDAS
Le ponen flores
para que el muerto vea
y le dejan, también, flores mentales
que calientan la piedra.
Em un viento sin viento
gira el difunto,
atraviesa la noche y sus batallas,
sostenido por los pétalos,
intenso y mudo
como um sol hundido,
vuela.
Mientras las flores se destruyen
él se nacimienta.
A los cuatro días, desde muy alto,
caen
la calavera profunda
los huesos nítidos
y ceniza
alegría de ceniza
sobre la tierra.
OSCURIDAD
Toco el espejo a oscuras. Una planície indefensa
donde pierdo mi frontera
y mis huesos pierdo
como si el espacio me hubiera envenenado.
Si cruzo esta noche, si amanhece,
pínteme la vida
porque nunca es el mismo
el resucitado,
de madre, en el mirar eternamente,
y, de tanto morir,
padre.
Soy yo la oscuridad.
Yo, las inclemencias del que no se ve
y,
porque he visto,
soy el que mendiga.
CASTILLA, Leopoldo. Teorema natural. Valencia, Venezuela: Ediciones Poesía – Universidad de Carabobo, 2008. 105 p.
ANTIGUA FOTOGRAFIA
A Capi Corrales
En la foto hay un hombre y el mar y un día
el hombre ha muerto
el día permanece
y el mar continua
y tapa la sombra del hombre
sin deshacerla
junto a él hay tres personas
las tres han muerto
pero siguen ahí
sorriendo
sólo para que él aparezca en la fotografia
hace un buen día
allí
las gaviotas gritan pero no se oyen
están todos está él
falta él
el viento no mueve sus vestidos.
ASTERIOESCLEROSIS
A Candelaria Quintana
Se le despegó la edad
mira la vida
ese basural de juguete
con la intensa beleza del que se desconhece.
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TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
Poemas de
VIENTO CARIBE
edición Petrocaribe - PDVCaribe, filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA), publicado por Vesalia editores en la colección Albastro, del poeta ganador del Premio Víctor Valera Mora, em 2015. Presentamos a seguir uma selección de la selección de textos y de fotos hecha por ENRIQUE ERNÁNDEZ D´JESUS, em traducciones al Português por ANTONIO MIRANDA
FAGOCITACIONES
El mar cae de bruces
en las fauces de la tierra
y la tierra
en las fauces del mar.
Uno a otro se devoran
en una cueva de Arecibo
donde un indio
talló en la piedra un rostro,
el último,
antes que el blanco
extinguiera a los taínos.
Esos ojos
miran espantados
el canibalismo de los elementos;
a los cangrejos que para salvarse
se disfrazan
con el cadáver de las caracolas
y a la sal que huye del polvo
al aterrado futuro
de sus cristales.
Cóncavo contra cóncavo
dos nacimientos se destruyen.
Para el final de esa batalla
el agua cava
las máscaras mortuorias
de la tierra
y del mar.
FAGOCITAÇÕES
O mar cai de bruços
nas fauces da terra
e a terra
nas fauces do mar.
Um devora o outro
numa cova de Arecibo
onde um índio
esculpiu na pedra um rosto,
o último,
antes que o branco
extinguisse os taínos (1).
Esses olhos
miram espantados
o canibalismo dos elementos;
os caranguejos que para salvar-se
se disfarçam
com o cadáver dos caracóis
e ao sal que foge do pó
ao enterrado futuro
de seus cristais.
Côncavo contra côncavo
dos nascimentos se destróem.
Para o final dessa batalha
a água cava
as máscaras mortuárias
da terra
e do mar.
- Índios pre-colombianos das Antilhas, no Caribe.
ENCUENTROS
Pierdes tu origen
al entrar en Santa Lucía.
La isla te deja ir
como un golpe de viento. El día no.
Su ciclo no está en el tiempo.
Allí fui una aparición.
Para ese anciano que me detuvo
y, con una voz antigua, me habló
como si él y yo
fuéramos un recuerdo del mundo.
Para esa mujer, arrancada de otro desorden,
que me buscaba la cara, a los gritos,
brincando como una tijereta
a mi alrededor.
Yo era el irreal.
Y ella
el basilisco.
Y también la niña que me llamaba
y se escondía
a ver cuál de los dos era más invisible.
Y aquel mendigo bajo el puente
que me saludaba eufórico
de reconocerme.
Porque él era yo mismo.
Fue una sola mañana
y cuatro universos paralelos.
Hasta que Santa Lucía sacudió sus cabellos
y me expulsó al mar.
Recién entonces recobré mi nombre.
Pero nunca
recuperé mi cuerpo.
ENCONTROS
Perdes a tua origem
ao entrar em Santa Luzia.
A ilha te deixa ir
como um golpe de vento. O dia não.
Seu ciclo não está no tempo.
Ali fui uma aparição
para esse ancião que me deteve
e, com uma voz antiga, falou-me
como se ele e eu
fôssemos uma lembrança do mundo.
Para essa mulher, arrancada de outra desordem,
que buscava minha cara, aos gritos,
brincando como uma vespa
ao meu redor.
Eu era o irreal.
E ela
o Basilisco.
E também a menina que me chamava
e se escondia
a ver qual dos dois era mais invisível.
E aquele mendigo debaixo da ponte
que me cumprimentava eufórico
ao reconhecer-me.
Porque ele era eu mesmo.
Foi apenas uma manhã
e quatro universos paralelos.
Até que Santa Luzia sacudiu os cabelos
e me deportou para o mar.
Só então recuperei meu nome.
Mas nunca
recuperei meu corpo.
DEVOCIONES
Estás en la mano de Dios
sin tus impresiones digitales.
Sábado a la noche en Tobago.
La fiesta es en la casa del dios protestante
donde suena una música enfermiza
con descreídos atabales
entre la genuflexa melodía de las plegarias.
Cantan
con el borbotón africano
embarrando el inglés, cantan
felices de una nueva historia
que los llevará, repatriados, al paraíso.
Pero el paraíso rodea la casa
procrea
sus infinitos homicidas en la selva.
Ajenos a ella
oran, misericordes, en busca del Reino
que expulsaron
sin ver que rezan
sobre una catacumba de mariposas y colibríes,
bajo el arco de oro
que va,
haciendo y deshaciendo mundos,
desde el ojo sagrado del camaleón
hacia el infierno
celeste
de los papagayos.
DEVOÇÕES
Estás na mão de Deus
sem as tuas impressões digitais.
Sábado à noite em Tobago.
A festa é na casa do deus protestante
onde soa a música enfermiça
dos descrentes atabaques
entre a genuflexa melodia das orações.
Cantam
com o jorro africano
enlameando o inglês, cantam
felizes por uma nova história
que os levará, repatriados, ao paraíso.
Mas o paraíso rodeia a casa
procria
seus infinitos homicidas na selva.
Alheios a ela
rezam, misericordiosos, em busca do Reino
que expulsaram
sem ver que oram
sobre uma catacumba de mariposas e colibris,
sob o arco de ouro
que vai,
fazendo e desfazendo mundos,
desde o olho sagrado do camaleão
até o inferno
celeste
dos papagaios.
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NASCIMENTO DA SIMETRIA
Dessas duas metas só uma é real.
Enfeitiçada por sua aparição
e antes que a luz a dissolva
engendrou a outra para ver-se.
Meia árvore é o que estende seus ramos para tocar-se,
meio homem o que custodia sua própria caveira
e com uma asa apenas e um espelho
voa a mariposa.
Uma desesperada volandeira de metades cheia de manhãs o mundo.
Sempre que a morte, que é torta,
com seu olho demasiado solitário
não se atreve a olhar,
o irreal semeará a terra.
TRANSMUTAÇÃO
Um dia teu cabelo terá ido,
despregado,
e fala, língua de pau de caverna.
Teu semblante vai-se para salvar-se.
Já não tens animal em que ver-te,
suporta os últimos, precários,
insetos dos olhos,
a ossatura de teu riso.
Devolve o peixe de teu desejo,
teu conhecimento
a água,
ao pássaro
teu instante,
e, antes de ir-te,
devolve teu pequeno infinito
—e agradece—
à víbora.
O OCULTO
Dentro de seus filhos, indefeso,
dura o pai,
intruso no próprio nascimento.
Às vezes citam-no ou vêem-no em sonhos.
Ao que vão recordar.
O outro, o que desde o fundo
não pode assumir o mundo,
o que medra de suas vidas
e, apenas fica de pé, vai-se com o gesto, esse
vem de longe
como a mão de um cego
e esvoaça
pede que lhe peçam
para vê-los.
Não está na alma.
(São desoras
a alma.)
O homem que faz um filho
faz dois órfãos.
OFERENDAS
Colocam flores
para que o morto veja
e deixam, também, flores mentais
que esquentam a pedra.
Num vento sem v ento
gira o defunto,
atravessa a noite e suas batalhas,
sustentado pelas pétalas,
intenso e mudo
como um sol desmoronado,
voa.
Enquanto as flores se desfazem
ele nasce.
Aos quatro dias, desde bem alto,
caem
a caveira profunda
os ossos nítidos
e cinza
alegria de cinza
sobre a terra.
ESCURIDÃO
Todo o espelho no escuro. Uma planície indefesa
onde perco minha fronteira
e meus ossos perco
como se o espaço me envenenasse.
Se cruzo esta noite, se amanhece,
pinte-me a vida
porque nunca é o mesmo
o ressuscitado,
de mãe, no mirar eternamente,
e, de tanto morrer,
pai.
Sou eu a escuridão.
Eu, as inclemências do eu não se vê
E,
porque eu vi,
sou o que mendiga.
FOTOGRAFIA ANTIGA
Na foto está um homem e o mar e um dia
o homem que morreu
o dia permanece
e o mar continua
e encobre a sombra do homem
sem desfazê-la
junto dele estão três pessoas
as três já morreram
mas continuam aí
sorrindo
só para que ele apareça na fotografia
faz um bom dia
ali
as gaivotas grasnam mas não se ouve
estão todos está ele
falta ele
o vento não move suas vestes.
ARTERIOESCLEROSE
Desprendeu-se da idade
vê a vida
esse lixão de brinquedos
com a intensa beleza do que se desconhece.
Página publicada em julho de 2009; ampliada e republicada em abril de 2011, AMPLIADA e republicada em julho de 2014
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