JOSÉ EMILIO TALLARICO
“... um poeta reflexivo, agudo, que escribe con genuina inspiración y sin prejuicios. La poesia de José Emilio Talllarico es una poesia coloquial, honda, que muestra un ritmo envolvente y un lenguaje próprio, reconocible, el que transmite certezas, dudas y preguntas, sobre el contexto lleno de significativos signos y símbolos que perturban el poeta.” AMADEO GRAVINO
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traduções livres de Antonio Miranda
YA SALGO
Nunca me queda claro
qué tipo de dolor funda el amanecer
antes de propagarse en carícia.
Siento que lleva un sueño
de perfección dentro suyo.
Pero también concibe tiranteces de carne:
irascibles figuras atraviesan
los tálamos cebados por la noche,
y concluyen en mí —frías de toda luz—
desordenadas y vencidas.
¿Qué-soy? ¿Y esa perplejidad
que me arrasaba, sigue?
La calle se abre y en un ojo bendito
caben la espuela de mi origen
y el dejá vú del viejo simulacro.
Inmunidad sin fin de una materia
pertrechada al sol.
¿Y yo?
(Repaso cuentas, /termino mi café. / Ya salgo).
JÁ VOU
Nunca fica esclarecido
que tipo de dor funda o amanhecer
antes de propagar-se em carícia.
Sinto que leva um sonho
de perfeição dentro de si.
Mas também concebe tensões de carne:
irascíveis figuras atravessam
os tálamos cevados pela noite,
e concluem em mim — frias de toda luz —
desordenadas e vencidas.
Que sou eu? E essa perplexidade
que me arrasa, segue?
A rua se abre e num olho bendito
cabe a espora de minha origem
e o dejá vu do velho simulacro.
Imunidade sem fim de uma matéria
apetrechada ao sol.
E eu?
(Refaço as contas, / termino meu café. / Já vou),
POETA EN ZONA ROJA
Noche loba de barrio, noche sobre la especie.
A paso de poeta entre tres travestidos
—permisito— un Rolando diligente y discreto
va camino a casa.
Las rubias altas ven que no es ortiva ni cliente,
lo ven encorvadito, tan leve, nadie sabe
qué tiene aquel vecino.
Si conocieran el poema que será ley un dia:
"quedáis a salvo y para siempre de la barbarie policial"
—dice asi algún fragmento ...
Ah, Rolando, en ese caso, ¿quién podria salvarte a vos
de que te alcen como a un bebé, y te recompensen
con denso rouge vertiginoso, tus vecinas?
POETA EM ZONA DE MERETRÍCIO
Noite feroz de subúrbio, noite sobre a espécie.
Trajeto de poeta entre três travestis
— com licença — um Rolando diligente e discreto
no caminho de casa.
As louras altas vêem que não é ortiva nem cliente,
vêem que está cabisbaixo, tão leve, ninguém sabe
que é vizinho dele.
Se conhecessem o poema que será lei um dia:
“fique ileso e para sempre da barbárie policial”
—diz assim algum fragmento...
Ah, Rolando, neste caso, quem poderia te safar
de que te alcem como um bebê, e te recompensem
com um denso rouge vertiginoso, tuas vizinhas?
RECUERDO UN PIE EN LA ARENA
Un pie en la arena, el mío,
tosco y temperamental,
señor de unos pocos objetos
(una toalla, um llavero, unas ojotas negras).
A mis espaldas, echada, está mi sombra.
Enfrente, el mar y su esmerado solipsismo.
Un velero pequeno, ese brillo compacto en las olas
son formas que tranquilizan la carne visual,
aunque uno no esté listo para comprender
el canto del paisaje.
Por lo pronto, la amplitud me delata.
(El resto son detalles, hebras, apariciones,
imposibles naufragios).
Ahora tiemblan los ojos vencidos por la luz.
—Vos nunca estarás listo— recuerdo que me dije
(Y una especie de lírica abrí a las fogatas del sol).
RECORDO UM PÉ NA AREIA
Um pé na areia – o meu,
tosco e temperamental,
senhor de uns poucos objetos
(uma toalha, um chaveiro, uns olhões negros)
Detrás de mim, prostrada, está minha sombra.
De frente, o mar e seu esmerado solipsismo.
Um veleiro pequeno, esse brilho compacto nas ondas
são formas que tranqüilizam a carne visual,
embora não estejamos preparados para entender
o canto da paisagem.
Conseqüente, a amplidão me delata.
(O mais são detalhes, seda, aparições,
impossíveis naufrágios).
Agora tremem os olhos vencidos pela luz.
— Você nunca estará preparado — me lembro que disse
(E uma espécie de lírica abri às fogueiras do sol).
Extraídos de EN CONSECUENCIA. (Buenos Aires: Petén Poesia, 2005)
TALLARICO, José Emilio. Andariveles. Córdoba, Argentina: Ediciones Argos, 2006. 79 p. 14x21 cm. Ex. bibl. Antonio Miranda
“Nada hay de agregado en sus poemas; nada que no tenga relación sensible con sus pensamentos y vivencias. Podría así afirmarse que su poesia no comienza en el hecho escritural em si, ni ahí termina; por el contrariol, se confirma en esos momentos, muchas veces tensos, entro lo vivido y entrevisto y lo que va a expresarse.” EDUARDO DALTER
POÉTICO
Éste es um plano donde no hay Consuelo.
Acude porque sí y encarna.
Si lo llamara místico
caería em el error de la lumbre que arde en la ceguera,
porque el caminho de mi Dios
no es combustible del desgarramiento.
En cambio, lo palpo en el crebro,
en esa zona de tensión donde cruje una historia
aderida a mi nombre, alguna fe a punto de reprobarse<
un labirinto marginal.
Yo lo celebro con la voz profana con que tuerce
el peso de las sombras.
POÉTICO
Este é um plano onde não há consolo.
Acontece porque sim e encarna.
Se o intitulasse místico
cairia no erro do lume que arde na cegueira,
porque o caminho de meu Deus
não é combustível do desgarramento.
No entanto, apalpo-o no cérebro,
nessa zona de tensão onde range uma historia
aderida ao meu nome, alguma fé a ponto de reprovar-se.
um labirinto marginal.
Eu o celebro com a voz profana com que se torce
o peso das sombras.
(Tradução: Antonio Miranda)
ALBERGUES
Teníamos que amanecer así,
en el ambiente del disturbio rojo,
y suponer que el pensamiento
no se desmerecía al habitar
un artificio de fantasmas,
sino que únicamente escudriñaba
entre el vapor y el bien
de una plástica incierta.
(La obviedad de que todo
se fingiese oculto el azaroso cortinado,
la fragancia de esa emulsión desapacible —
regresaba a nosotros como un vínculo
celosamente consentido.)
Y el amor, reposaba.
Desde la trama insular de la primera noche
descorrí mi caricia, agradecido.
Los espejos en la desnudez huían
hacia un susurro inabarcable.
ALBERGUES
Deveríamos amanhecer assim,
no ambiente do distúrbio vermelho,
e supor que o pensamento
não desmerecia ao habitar
um artifício de fantasmas,
apenas unicamente perscrutada
entre o vapor e o bem
de uma plástica incerta.
(A obviedade de que tudo
se fingisse oculto
— a malograda cortina,
a fragrância dessa emulsão desagradável —
regressava a nós como um vínculo
ciumentamente consentida.)
E o amor, repousava.
Página ampliada e republicada em outubro de 2015. |