Foto: Enrique Hernández-D’Jesús
GRACIELA MATURO
Graciela Maturo nuestra querida poeta, ensayista, arquitecta del espacio imaginario y gran creadora nació el 15 de agosto de 1928 en Santa Fe de la Vera Cruz, capital de la provincia de Santa Fe, Argentina, y reside en Buenos Aires. Es Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Cuyo y Doctora en Letras por la Universidad de El Salvador. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Un viento hecho de pájaros” 1960; “El rostro” 1961;“El mar que en mí resuena” 1965;“Habita entre nosotros” 1968; “Canto de Eurídice” 1982; “El mar se llama ahora con tu nombre” 1993; “Canto de Orfeo y Eurídice” 1996; “Memoria del trasmundo” 1996;“Cantata del Agua – Habita entre nosotros” 2001. En 2008,“Antología poética”, en Venezuela, con prólogo de Enrique Arenas Capiello, en 2009 se editó su “Bosque de alondras. Obra poética, 1958-2008… Unión Libre se siente feliz de presentar sus poemas y la entrevista que en el 2015 Rolando Revagliatti le realizó a Graciela Maturo.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
El mar que en mí resuena
Extraído de Unión LIBRE www.unionlibre.rakumin.org/
Editorial La Draga y el Dragón Colección El Pulpo de la distancia - No. 272
7 de febrero de 2016
Curandero y fotografías Enrique Hernández-D’Jesús
IV
Los signos me acompañan
mis extraños amigos
fieles a una desconocida arquitectura
a la que estoy uncida desde el hueso.
Me miran rostros, pájaros, ramajes,
altas constelaciones.
Una piedra sellada por la música
es un signo de amor indescifrable.
Siento el pavor de un reino que no me pertenece
pero busco sus huellas.
Señales, talismanes,
estamos anudados por un pacto secreto.
XI
Un sol extraño sube
desde el fondo del sueño
Una espuma de sal mezcla sus turbias flores
al polvo de mi frente. Débil, sola,
centella la verde
raíz
naciendo y ya mirada por los ojos
sin pausa de la muerte.
Paso junto a la luz
fantasmal de unos árboles.
Una abeja me zumba en el alma,
hoja vellosa y suave
lengua ardiente.
Soy la ola que rueda desde un nudo brillante
y la semilla, condenada a ser.
Arde la nuez de fuego
espléndida y atroz en su violencia
rodando hacia la arena del mar enamorado.
XIII
Qué amor voraz acecha nuestras barcas
las dulces aguas de la tierra
sus metales pacientes
Las flores cantan su mortal delirio,
arde la hierba suave
y una espiral secreta en mi oído recuerda...
Bajo el hondo rumor de la fábula terrestre
gran ataúd de leños y de flores
quebrado, a la deriva
cantando hacia su muerte.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda
IV
Os signos me acompanham
meus estranhos amigos
fieis de uma desconhecida arquitetura
à que estou emparelhada até os ossos.
Observam-me rostos, pássaros, ramagens,
altas constelações.
Uma pedra selada pela música
é um signo de amor indescifrável.
Sinto o pavor de um reino que não me pertence
mas busco seus rastros.
Sinais, talismãs,
estamos atados por um pacto secreto.
XI
Um sol estranho ascende
desde o fundo do sonho
Uma espuma de sal mescla suas flores turvas
ao pó de minha face. Débil, sozinha,
faisca a verde
raiz
nascendo e já divisada pelos olhos
sem pausa da morte.
Passo diante da luz
fantasmal de uma árvores.
Uma abelha zoa na alma,
folha de veludo suave
língua ardente.
Sou a onda que roda desde um nó brilhante
e a semente, condenada a ser.
Arde a noz de fogo
esplêndida e atroz em sua violência
rodando até a areia do mar enamorado.
XIII
Que amor voraz espreita nossas barcas
as doces águas da terra
seus metais pacientes
As flores cantam seu mortal delírio,
arde a erva suave
e uma espiral secreta em meu ouvido lembra...
No profundo rumor da fábula terrestre
grande ataúde de lenha e de flores
partido, à deriva
cantando a sua morte.
Página publicada em fevereiro de 2016
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