GRACIELA ARÁOZ
Nació en Villa Mercedes, provincia de San Luis. Es Profesora en Letras. Por concurso de antecedentes ganó una beca para realizar un postgrado en Madrid, donde obtuvo los títulos de profesorado en Lengua y Literatura Española, y la licenciatura en Filología Hispánica. Actualmente es la presidenta de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina, SEA. Integró el Consejo de Redacción de la revista Último Reino. Es miembro de la Comisión de Actividades Culturales de la Fundación El Libro. Diseñó e implementó la campaña de promoción del libro y la lectura "Argentina Crece Leyendo" de la CONABIP. Ha participado en festivales internacionales de distintos países, así como en ferias internacionales del libro, la última este año en La Habana, Cuba.
Publicó los libros de poesía Equipaje de silencio; Itinerario del fuego y Diabla, y el ensayo: Ángel García López: una renovación en la lírica española contemporánea. Además de varios ensayos sobre cultura, educación, lectura y la participación de la mujer en la política argentina. Obtuvo en España el Primer Premio Tiflos de Poesía, el Primer Premio de Poesía "Vicente Aleixandre" y el Segundo Premio "Carmen Conde". Poemas de Diabla fueron traducidos al japonés y al turco.
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
Escribo este libro sin escribirlo
porque este libro está escrito bajo el agua.
Pero en mi oído despierta la música dei cielo.
Aparezco en la niebla oliendo a ese animal
que me lleve a algún sitio
donde pueda no verme.
Los nombres se parten, los sustantivos
y los verbos se despiden.
No puedo escribir lo escrito.
Mi lengua se tatuó de números
y la palabra es lluvia en la lluvia.
El tacto es arena inaudible.
Este libro no existe, deshielo
en los ojos dei tigre,
lluvia bajo el agua,
nube ciega que desconoce la nieve.
Este libro es una efígie de agua,
nada,nada.
XVIII
Desdíceme
de esa costumbre de temblar en el pecado
que no cometemos,
y nos deja impávidos entre las mil velocidades
de un instante.
Levanta
mi vestimenta de trapos lavados con palabras
que se miran en la mitad dei río,
en la otra orilla,
las piernas con anotaciones de melografías.
Levanta
mi mudez en la telaraña
de adobe que esconden mis manos
para no robar la fruta
y exiliarme para siempre de este mundo.
XX
La noche persiste en su fugaz intento
de ser día.
Milenária arde la semilla
dentro dei miedo que borda con encajes el deseo.
En el olvido de la niebla la busco.
La busco y se hunde
en el río donde deposito un secreto.
La busco en el verano que pasó a ser invierno
de otro otoño en domingo.
Se huele en la fruta robada
y en celo.
Se desliza rampante los dias de fiesta.
Y ella es una luciérnaga que,
cuando se enciende,
no alcanza a ver su luz.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traducción de Antonio Miranda
De
DIABLA. 2 ed.
Buenos Aires: Ediciones Último Reino, 2007.
I
Escrevo este livro sem escrevê-lo
porque este livro está escrito debaixo d´água.
Mas em meu ouvido desperta a música do céu.
Apareço na névoa cheirando esse animal
que me leva a algum lugar
onde possa não ver-me.
Os nomes vão-se, os substantivos
e os verbos se despedem.
Não posso escrever o escrito.
Minha língua tatuou-se com números
e a palabra é chuva na chuva.
O tato é areia inaudível.
Este livro não existe, degelo
nos olhos do tigre,
chuva debaixo d´água,
nuvem cega que desconhece a neve.
Este livaro é uma efígie de agua, nada, nada.
XVIII
Desdiz-me
desse costume de tremer no pecado
que não cometemos,
e nos deixa impáido entre as mil velocidades
de um instante.
Levanta
mina vestimenta de trapos lavados com palavras
que me miram na metade do rio,
na outra margen,
as pernas como anotações de melografías.
Levanta
minha mudez de teia de aranha
de adobe que minhas mãos escondem
para não roubar a fruta
e exilar-me para sempre deste mundo.
XX
A noite persiste em sua fugaz tentativa
de ser dia.
Milenar arde a semente
no medo que borda com renda o desejo.
No esquecimento da névoa eu a busco.
Busco-a e submerge
no rio em que deposito um segredo.
Busco-a no verão que tornou-se inverno
de outro outono no domingo.
Se cheira na fruta rouba
e com zelo.
Se desliza rompante os días de festa.
E ela é um vagalume que,
quando acende,
não consegue ver a sua luz.
XXII
Pediram para fechar a porta.
Eu a abri.
Não posso dizer que não posso.
As palavras.
Um labirinto me percorreu.
Afundou no rio da infancia
e eu aí, abrindo a porta,
o coração, a boca.
Abrindo a lágarima que secava.
E eu aí, anoitecida, rubra de desejo.
Não posso dizer que não posso.
A linguagem está de pé.
E eu decido fechar a porta.
Página publicada em maio de 2009
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