Enrique Molina, en foto de Claudio Elias
(dominio público)
ENRIQUE MOLINA
(1910-1997)
Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1910. Su espíritu aventurero lo llevó a vivir una vida intensa como tripulante de barcos mercantes en el Caribe y Europa, experiencia que le sirvió para dotar con un carácter universal su expresión artística tanto en la poesía como en la pintura. Identificado con las ideas y los fines del movimiento surrealista, fundó en 1952, con Aldo Pellegrini, la revista A partir de cero.
Considerado como uno de los más importantes poetas de Latinoamérica, obtuvo importantes galardones entre los que merece destacarse el Gran Premio Fondo Nacional de las Artes 1992.Su obra está contenida en las siguientes publicaciones: «Las cosas y el delirio» en 1941, «Pasiones terrestres» en 1946, «Costumbres errantes o la redondez de la tierra» en 1951, «Amantes antípodas» en 1961, «Fuego libre» en 1962, «Las bellasfurias» en 1966, «Monzón Napalm» en 1968, «Los últimos soles» en 1980 y «El ala de la gaviota» en 1985.
Falleció en Buenos Aires en 1997.
Fuente de la biografía: http://amediavoz.com/
TEXTOS EN ESPAÑOL / TEXTOS EM PORTUGUÊS
ALTA MAREA
Guando un hombre y una mujer que se han amado se separan
se yergue como una cobra de oro el canto ardiente del orgullo
la errónea maravilla de sus noches de amor
las constelaciones pasionales
los arrebatos de su indómito viaje sus risas a través
de las piedras sus plegarias y cóleras
sus dramas de secretas injurias enterradas
sus maquinaciones perversas sus cacerías y disputas
el oscuro relámpago humano que aprisiono un instante
el furor de sus cuerpos con el lazo fulmíneo de las antípodas
los hechos a
la deriva en el oleaje de gasa de los sueños
la mirada de pulpo de la memoria
los estremecimientos de una vieja cubierta de pronto
con la palidez de la tristeza y todos los gestos del abandono
dos o tres libros y una camisa en una maleta
llueve y el tren desliza un espejo frenético por los rieles de la tormenta
el hotel da ai mar
tanto sitio ilusório tanto lugar de no llegar nunca
tanto trajín de gente circulando con objetos inútiles
o enfundadas en ropas polvorientas
pasan cementerios de pájaros
cabezas actitudes montarías alcoholes y contrabandos
informes
cada noche cuando te desvestías
la sombra de tu cuerpo desnudo crecía sobre los muros hasta el techo
los enormes roperos crujían en las habitaciones
inundadas
puertas desconocidas rastros vírgenes
los desastres imprecisos los deslumbramientos de la
aventura
siempre apunto de partir
siempre esperando el desenlace
la cabeza sobre el tajo
el corazón hechizado por la amenaza tantálica del
mundo
Y ese reguero de sangre
un continente sumergido en cuya boca aun hierve
la espuma de los días indefensos bajo el soplo del sol
el nudo de los cuerpos constelados por un fulgor de
lentejuelas insaciables
esos labios besados en otro país en otra raza en otro
planeta en otro ciclo en otro infierno
regresaba en un barco
una ciudad se aproximaba a la borda con su peso de
sal como un enorme galápago
todavía las alucinaciones del puente y el sufrimiento
del trabajo marítimo con el desplomado
trono de las olas y el árbol de la hélice que pasaba
justamente bajo mi cucheta
este es el mundo desmentido el mundo sin reemplazo
el mundo desesperado como una fiesta en su huracán
de estrellas
pero no hay piedad para mi
ni el sol ni el mar ni la loca pocilga de los puertos
ni la sabiduría de la noche a la que oigo cantar por
la boca de las aguas y de los campos con las violencias de este
planeta que nos pertenece y se nos escapa
entonces tu estabas al final
esperando en el muelle mientras el viento me devolvía
[a tus brazos como unpájaro
en la proa lanzaron el cordel con la bola de plomo
en la punta y el cabo de Manila fue recogido
todo termina
los viajes y el amor
nada termina
ni viajes ni amor ni olvido ni avidez
todo despierta nuevamente con la tensión mortal de
la bestia que acecha en el sol de su instinto
todo vuelve a su crimen como un alma encadenada
a su dicha y a sus muertos
todo fulgura como un guijarro de Dios sobre la playa
unos labios lavados por el diluvio
y queda atrás
el halo de la lámpara el dormitorio arrasado por la vehemencia
del verano y el remolino de las hojas sobre las sábanas vacías
y una vez más una zarpa de fuego se apoya en el
corazón de su presa
en este Nuevo Mundo confuso abierto en todas
direcciones
donde la furia y la pasión se mezclan al polen del Paraíso
y otra vez la tierra despliega sus alas y arde de sed
intacta y sin raíces
cuando un hombre y una mujer que se han amado
se separan.
(Amantes antípodas)
ALGÚN VESTIGIO DE TU PASO
La dulzura de recordar el sol en la espiral del sueño
y el vano poder de haber ido tan lejos.
Es tan extraño perdurar, oír aún
la grave letanía de los huesos y el hechizo del mundo.
Déjame ver, déjame ver:
alguien me condujo hasta aquí y se oculta,
cubierto de grandes praderas, de climas,
refugios baldíos, luces que brillan
en el faro donde la tierra termina.
Salido de lugares inciertos, de trópicos y lluvias,
voraz como fuego, intruso,
la huella de sus dientes y sus besos en la manzana.
¿De quién es ese rostro desconocido entrevisto
donde se pierde? Es incierto y ansioso
extraviado en la fábula oscura de mi vida.
Adiós, sombra mía.
Una silla natural
Silla remota oliendo a província con sus sentados
desconocidos que estallan en carcajadas ante
el carbón de sus sopas
como un mueble congénito próprio de mi raza
un ídolo tallado en la sombra doméstica
en la habitación infestada por enormes moscas azules
Pero sin explicación ni palavra ni bautismo
oferecida por el hospício
se hincha furiosamente como un artefacto delirante
en la carpintería del caos
donde no son más terribles las abluciones de las estrelas
y el llanto de los muertos
que este objeto implacable y ritual apostado em mi destino:
una silla
la ciega esfinge de cocina contra cuyas membrnas inmensas
atruenan los astros
(De Amantes antípodas)
Comarca propia
Mi país es falso y sin techos cavando en la tierra como u
perro cavando en el cielo
cavando en el alma ¿para qué? En su rincón com la espuma
de las moscas. ¡Estrellas! De noche es inútil encogerse
como un feto.
No por eso deja de oírse el señorío famélico de los órganos y
su súplica
¡aunque uno no vuelva a aquellos días y a la negra circundada
por el sudor de las flores del mundo
a aquellas caricias que hacían blasfemar de placer a los
cocheiros fúneros!
Fundado en la corriente mi país desnudo hace con sus dientes
y sus anzuelos um rumor de supersticiones bajo los
plátanos
¡entonces una ola radiante como la siesta de la primera
masturbación al pie del molinho como el primer
descubrimiento de un astro hembra entre los pliegues
del sueño!
Y no importa
llorar em su piedrapaís errante mío farsante
¿Por qué rechazaré tanto um cuerpo que quiero? ¿Por qué
desearé tanto um cuerpo que abandono...? País cocodrilo
perpetuo al acecho al sol em el bello fango
País droga
¡Partenón de hierbas podridas y estrelas con tu gracia tentálica
y esas vastas y ociosas imágenes salvajes del infinito
cubiertas de lianas...!
(De Amantes antípodas)
Extraído de
POESÍA SEMPRE Ano I - Número 1 - Janeiro 1993
Rio de Janeiro: Ministério da Cultura. Fundação Biblioteca Nacional. Departamento Nacional do Livro. ISSN 0104-0626 Ex. bibl. Antonio Miranda
/ Aparece na revista com o nome abrasileirado: HENRIQUE MOLINA/
Descenso al Olvido
He aquí los muertos, sentados, inmóviles alrededor del Tiempo; adorando su pálida, eterna hoguera, extrañamente sombríos en su reunión solitaria.
Ahí están, invadidos por marañas azules;
poblados por húmedas músicas, por tenaces cigarras.
Sobre ellos el cierzo ha pesado, y sus gestos de antaño, sus cuerpos de vapor,
se condensan de súbito en alargadas lluvias.
No; no hables un idioma olvidado. No pronuncies tu nombre.
Que no giren con letal lentitud la borrada, tormentosa cabeza.
Que no te reconozcan sus huecos corazones comidos por los pájaros.
(Las Cosas y el Delirio)
Dioses de America
Como rayos que parten al destierro,
con el viejo alarido de sus víctimas
uno a uno pasaron, rodando de la pétrea corona del altar
que sostuviera su pavor espléndido.
Su nube a solas, con sus mitos fríos
gira al relente, como un triste pájaro;
y de la hoguera,
sólo la llama de la ortiga sube
al pie de unas pirámides truncadas por los tiempos.
Ninguna sombra allí posa la ofrenda,
ni el ojo del humano, bajo las lágrimas, contempla
fulgir en el vacío su cólera emplumada.
Dioses de America. Sólo el caimán azota
con su cola de fango vuestro orgulloso imperio.
Esparcidos collares de dientes y de guerras
donde agoniza el trueno como una bestia herida
y la funesta tierra del silencio devora
el cuchillo de ónix, la vasija cerámica
con su muerto en cuclillas
en cuyos verdes labios de piel seca aún fulgura
el Salmo de la Lluvia,
el Salmo del Huevo,
el Salmo de la Luz y la Serpiente.
Máscaras impregnadas por la resina de la tea,
iluminad el páramo, la nieve,
y la piel de los siglos sobre los escalones
donde como un ligero torbellino de polvo
aún reza el sacerdote de orejas espinadas que descifra el oráculo. Fabulosos globos de monstruos y plumas, dioses,
cumbres de pánico y grandeza.
¿Quién soy ante vosotros, siervo de un dios más alto
en cuya palma herida
sólo se posa la paloma ardiente de la expiación?
Ignoro vuestros cetros,
sólo sé de vosotros la ruina, la humillada ceniza de la hoguera,
la escalera de piedra, el disco derribado,
la momia que farfulla entre las lagartijas sus plegarias solares,
vuestra eterna alabanza,
vuestra ley, ¡oh vencidas potestades amargas!
Sin embargo, a menudo, entre la tempestad,
oigo el aullido de esos duros imperios devastados,
el rumor de unas perdidas glorias
que el polvo diviniza.
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TEXTOS EM PORTUGUÊS
MARÉ ALTA
Quando um homem e uma mulher que se amaram se separam
surge como uma cobra de ouro e canto ardente do orgulho
a equivocada maravilha de suas noites de amor
as constelações passionais
os arrebatamentos de sua indômita viagem seu riso através
das pedras suas preces e cóleras
seus dramas de secretas injúrias enterradas
suas perversas maquinações as caças e disputas
o escuro relâmpago humano que aprisionou um instante
o furor de seus corpos com o laço fulmíneo dos antípodas
os fatos à deriva no marulhar da gaze dos sonhos
o olhar de polvo da memória
o estremecimento de uma velha coberta repentina
com a palidez da tristeza e todos os gestos do abandono
dois ou três livros e uma camisa na mala
chove e o trem desliza espelhos frenéticos pêlos trilhos da tormenta
o hotel dá para o mar
tanto lugar ilusório tanto lugar do não chegar nunca
tanto vaivém de pessoas circulando com objetos inúteis
ou enfronhadas em roupas poeirentas
desfilam cemitérios de pássaros
cabeças atitudes montanhas álcool e contrabandos
informes
cada noite quando te despias
a sombra de teu corpo nu engordava nas paredes
até o teto
os enormes guarda-roupas rangiam nos quartos
inundados
portas desconhecidas rostos virgens
desastres imprecisos deslumbramentos da
aventura
sempre a ponto de partir
sempre esperando o desenlace
a cabeça no cepo
o coração enfeitiçado pela ameaça tantálica do
mundo
E esse arroio de sangue
um continente submerso em cuja boca ainda ferve
a espuma dos dias indefesos sob a baforada do sol
o enlace dos corpos constelados por um fulgor de
insaciáveis lantejoulas
esses lábios beijados em outro país em outra raça em outro
planeta em outro céu em outro inferno
regressava em um navio
uma cidade ia se aproximando da margem com seu peso de
sal como um enorme cágado
ainda as alucinações da ponte e o sofrimento
do trabalho marítimo com o desmoronado
trono das ondas e a árvore da hélice que passava
justamente por baixo de meu camarote
este é o mundo desmedido mundo sem substituto
mundo desesperado como uma festa em seu vendaval
de estrelas
não há no entanto piedade para mim
nem o sol nem o mar nem a louca pocilga dos portos
nem a sabedoria da noite que ouço cantar pela
boca das águas e dos campos com as violências
deste planeta que nos pertence e nos escapa
afinal estavas então
esperando no cais enquanto o vento me devolvia
a teus braços como um pássaro
da proa lançaram a corda com a bola de chumbo
na ponta e o cabo de Manila foi recolhido
tudo se acaba
as viagens e o amor
nada termina
nem viagem nem amor nem esquecimento nem avidez
tudo desperta novamente com a tensão mortal
da besta que espreita o sol de seu instinto
tudo volta ao local do crime qual alma acorrentada
à sua dita e a seus mortos
tudo fulgura como um seixo de Deus sobre a praia
alguns lábios lavados pelo dilúvio
e para trás fica
o halo da lâmpada o dormitório arrasado pela veemência
do verão e o redemoinho das folhas sobre os lençóis vazios
e uma vez mais uma sapata de fogo instala-se
no coração de sua presa
neste Novo Mundo confuso e aberto a todas as
direções
onde a fúria e a paixão mesclam-se ao pólen do Paraíso
e outra vez a terra decola suas asas e arde de sede
intacta e sem raízes
quando um homem e uma mulher que se amaram
se separam.
(Amantes antípodas)
Poemas extraídos da obra POESIA ARGENTINA 1940-1960 edição bilíngüe. Seleção, prefácio e tradução de Bell Jozef. São Paulo: Iluminuras, 1990.
Edição com o apoio do Intituto Cultural Brasil-Argentina (Embaixada da Argentina).
ALGUM VESTÍGIO DE TUA PASSAGEM
Tradução de Antonio Miranda
A doçura de lembrar o sol na espiral do sonho
e o poder vão de ter ido tão longe.
É tão estranho perdurar, ouvir ainda
a grave ladainha dos ossos e o feitiço do mundo.
Deixe-me ver, deixe-me ver:
alguém me conduziu até aqui e se esconde,
Coberto de grandes prados, de climas,
refúgios baldios, luzes que brilham
no farol onde a terra termina.
Saído de lugares incertos, de trópicos e chuvas,
voraz como o fogo, intruso,
o vestígio de seus dentes e seus beijos na maçã.
De quem é esse rosto desconhecido pressentido
onde se perde? É incerto e ansioso
extraviado na fábula escura de mina vida.
Adeus, sombra minha.
Um sofá natural
Sofá remoto cheirando a província com seus sentados
desconhecidos que estalam em gargalhadas diante
do carvão de suas sopas
como um móvel congênito próprio de minha raça
um ídolo talhado na sombra doméstica
no quarto infectado de enormes moscas azuis
Mas sem explicação nem palavra nem batismo
oferecida pelo hospício
incha furiosamente como um artefato delirante
carpintaria dos caos
onde não são mais terríveis as abluções das estrelas
e o pranto dos mortos
que este objeto implacável e ritual colocado em meu destino:
um sofá
a cega esfinge de cozinha contra cujas membranas imensas
trovejam os astros
(Tradução de Antonio Miranda)
Comarca própria
Meu país é falso e sem tetos cavando na terra como um cão
cavando no céu
cavando na alma, para quê? Em seu canto com a espuma
das moscas. Estrelas! De noite é inútil encolher-se
como um feto.
Nem por isso deixa-se de ouvir o senhorio famélico dos órgãos
e sua súplica
embora a gente volte àqueles dias e à negra circundada pelo
suor das flores do mundo
àquelas carícias que faziam blasfemar de prazer os cocheiros
fúnebres!
Fundado na corrente meu país despido faz com seus dentes
e seus anzóis um rumor de superstições sob as
bananeiras
então uma onda radiante como sesta da primeira
masturbação ao pé do moinho como o primeiro
descobrimento de um astro fêmea entre as dobras
do sonho!
E não me importa
chorar em sua pedra país errante meu farsante
Por que rejeitarei tanto um corpo que desejo? Por que
desejarei tanto um corpo que abandono...? País
crocodilo perpétuo na espreita do sol no belo lodo
País droga
Panteão de ervas podres e estrelas com tua graça tentálica
essas vastas e ociosas imagens selvagens do infinito
cobertas de cipós...!
(Tradução de Antonio Miranda)
Descida no Olvido
Aqui estão os mortos, sentados, imóveis no Tempo;
adorando sua pálida, eterna fogueira, estranhamente sombrios
em sua reunião solitária.
Aí estão, invadidos por teias azuis;
povoados por úmidas músicas, por tenazes cigarras.
Sobre eles a corrente de ar pesou, e seus gentos de
antigamente, seus corpos de vapor,
se condensam de repente em alongadas chuvas.
Não; não fale um idioma esquecido. Não pronuncies teu nome.
Que não girem com letal lentidão a suja, tormentosa cabeça.
Que não te reconheçam seus vazios corações comidos pelos pássaros.
(Tradução de Antonio Miranda)
Deuses da América
Como raios que partem para o desterro,
com o velho alarido de suas vítimas
um a um passaram, rodando da pétrea coroa do altar
que sustentara seu pavor esplêndido.
Sua nuvem sozinha, com seus mitos frios
gira no sereno, como um triste pássaro;
e da fogueira,
apenas a chama da urtiga sobe
ao pé de pirâmides truncadas pelos tempos.
Nenhuma sombra ali pousa a oferenda,
nem o olho do humano, sob as lágrimas, contempla
Fulgir no vazio sua cólera emplumada.
Deuses da América. Apenas o jacaré açoita
com sua cauda de lama vosso orgulhoso império.
Espalhados colores de dentes e de guerras
onde agoniza o trono como uma besta ferida
e a funesta terra do silêncio devorta
a navalha de ônix, a vasilha de cerâmica
com seu morte de cócoras
em cujos verdes lábios de pele seca ainda fulgura
o Salmo da Chuva,
o Salmo do Ovo,
o Salmo da Luz e a Serpente.
Máscaras impregnadas de resina do chá,
iluminai o páramo, a neve,
e a pele dos séculos sobre os degraus
onde como uma ligeira tormenta de pó
ainda reza o sacerdote de orelhas feridas que decifra o oráculo.
Fabulosos globos de monstros e plumas, deuses,
cumes de pânico e grandeza.
Quem sou em ante vós, servo de um deus mais alto
em cuja palma ferida
apenas pousa a pombar ardente da expiação?
Ignoro vossos cetros,
sei apenas de vós a ruina, a humilhada cinza da fogueira,
a escada de pedra, o disco derrubado,
a múmia que gagueja centre as lagartixas sus plegárias solares,
vosso eterno louvor,
vossa lei, ó vencidas potestades amargas!
No entanto, geralmente, entre a tempestade,
ouço o uivo desses duros impérios devastados,
o rumor de umas perdidas glórias
que o pó diviniza.
(Tradução de Antonio Miranda)
MOLINA, Enrique. Costumes Errantes ou A Redondeza da Terra. / Costumbres errantes o la redondez de la tierra. Organização, tradução e nota prelimiar Floriano Martins. Edição bilíngue Español e Português Natal, RN: Sol Negro Edições, 2016. 124 p. 14 x 21 cm, Coordenação editorial e projeto gráfico; Márcio Simões. Tiragem: 80 exs.
Ex. bibl. Antonio Miranda
“Busquei uma poesia nascida mais das sensações do que do intelecto. Isto não quer dizer que a minha, como toda poesia desse tipo, não tenha algum conteúdo intelectual, porém foi traduzido por outras vias expressivas que não são as do discurso lógico do pensamento. Há uma grande poesia de índole intelectual, como a de Mallarmé ou Jorge Guillén, porém a minha sensibilidade se inclina mais para uma poesia vivencial, como a de Neruda ou Vallejo.” ENRIQUE MOLINA
Los Hoteles Secretos
El brillo nómade del mundo
Como un ascua en el alma una joya del tiempo
Se abre tan sólo al paso de ciertos lechos tormentosos
Arrastrados por la corriente
Hasta las escaleras cortadas por el mar
En ciertos antros de lujuria de bordes sombríos
Poblados por estatuas de reyes
Casi irreconocibles entre el reverberar de las antorchas
cuya luz es la hiedra que cubre los muros ¡Oh corazón orgulloso! Entrégate al fantasma apostado en la puerta
Ahora que tan bien te conozco Sin otra sed que tu memoria
Criatura melancólica que tocas mi alma de tan lejos
Invoca en las alcobas el éxtasis y el terror
El lento idioma indomable de la pasión por el infierno
el veneno de la aventura con sus crímenes ¡Oh! invoca una vez más el gran soplo de antaño En estas cámaras de piedra enlazada a tu amanteambos envueltos en la lona de los días perdidos como
el muerto en el mar
prontos a deshacerse en las hogueras instantáneas Sobre lechos de un metal misterioso que brilla en las
tinieblas bajo la zarpa de los candelabros
el coro de pájaros lascivos girando con furia en las
habitaciones selladas por el hierro de otras noches
Pues tales antros solemnes cubiertos de flores carnívoras
Con mármoles que se pudren a la sombra de cabelleras
opulentas
Se balancean labrados pomposamente desde el portal
hasta la cúpula
Como la nave anclada sobre el abismo
Agitando con lentitud sus espejos para adormecer a la
mujer desnuda entre los verdugos que incineran el
corazón de la noche
Y el zaguán donde se cruzan la lluvia y la frustración
Los camareros con el rostro podrido por el tufo de las
flores acumuladas en los pasillos infinitos
El rumor de los suspiros sofocados
Los besos entretejidos en nácar tristísimo
La hierba sin nombre en que se hunden sus huéspedes
Repiten una vez más entre la sombra
La leyenda del amor que nunca muere
Canción Amarilla
Tenía el sueño
Sus bellas cavernas sagradas
Tenía los labios ávidos
El gusto de estar de pie
Tenía los gestos impuros
De recoger migajas sombrías
Siempre esos labios que no tuve nunca
Una ausente mujer a mi lado
El terror de las metamorfosis
Tenía lo oscuro para ver
Los espejos con aire de ladrones de niños
El dado de la aventura
La llanura de esos países
A los cuales se llega caminando hacia nunca
Cubiertos de nidos sin dueño
Cubiertos de pueblos que se alejan
Y estoy aquí con toda mi alma
Mientras la tierra me circunda
Con su cajón lleno de sal
Para guardar las grandes rosas
TRADUÇÕES por FLORIANO MARTINS
Os Hotéis Secretos
O brilho nómade do mundo
Como uma brasa na alma uma joia do tempo
Se abre unicamente à passagem de certos leitos
tormentosos
Arrastados pela corrente
Até as escadas cortadas pelo mar
Em certos antros de luxúria de bordas sombrias
Povoados por estátuas de reis
Quase irreconhecíveis entre o reverberar das tochas cuja
luz é a hera que cobre os muros
Oh coração orgulhoso!
Entrega-te ao fantasma postado na porta
Agora que tão bem te conheço
Sem outra sede além de tua memória
Criatura melancólica que tocas minha alma de tão longe
Invoca nas alcovas o êxtase e o terror
O lento idioma indomável da paixão pelo inferno
E o veneno da aventura com seus crimes
Oh invoca uma vez mais o grande sopro de antigamente
Nestas câmaras de pedra enlaçada a teu amante!
E ambos envoltos na lona dos dias perdidos como
o morto no mar
E prontos para se desfazerem nas fogueiras instantâneas
Sobre leitos de um misterioso metal que brilha nas
trevas sob a base dos candelabros
E o coro de pássaros lascivos girando com fúria nos
quartos lacrados pelo ferro de outras noites
Pois tais antros solenes cobertos de flores carnívoras
Com mármores que apodrecem à sombra de opulentas
cabeleiras
E se balançam pomposamente lavrados do portal até a
cúpula
Como a nave ancorada sobre o abismo
Agitando com lentidão seus espelhos para adormecer a
mulher desnuda entre os ladrilhos que incineram o
coração da noite
E o saguão onde se cruzam a chuva e a frustração
Os camareiros com os rostos podres pelo tufo das flores
acumuladas nos corredores infinitos
O rumor dos suspiros sufocados
Os beijos entretecidos em nácar tristíssimo
A relva sem nome em que se afundam seus hóspedes
Uma vez mais repetem entre a sombra
A lenda do amor que nunca morre
Canção Amarela
Tinha o sonho
Suas belas cavernas sagradas
Tinha os lábios ávidos
O gosto de estar de pé
Tinha os gestos impuros
De recolher migalhas sombrias
Sempre esses lábios que não tive nunca
Uma mulher ausente ao meu lado
O terror das metamorfoses
Tinha o escuro para ver
Os espelhos com ar de ladrões de crianças
O dado da aventura
A planície desses países
Aos quais se chega caminhando em direção ao nunca
Cobertos de ninhos sem dono
Cobertos de povoados que se afastam
E estou aqui com toda a minha alma
Enquanto a terra me circunda
Com seu caixão cheio de sal
Para guardar as grandes rosas
Página publicada em abril de 2009, ampliada em fevereiro de 2016. Ampliada em novembro de 2017; Amnpliada e republicada em maio de 2019
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