DANIEL FREIDEMBERG
Poeta, crítico literario y periodista.
Nació en 1945 en Resistencia, provincia de Chaco, República Argentina.
Su primer libro de poemas, Blues del que vuelve a casa, apareció en 1973, y en 1986 fue publicado el segundo, Diario en la crisis, reeditado en 1990. Los demás libros de poesía que tiene publicados hasta ahora son: Lo espeso real (1996); La sonatita que haga fondo al caos, antología personal, (1998); Cantos en la mañana vil (2001); Noviembre (2006); y En la resaca (2007).
Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués y sueco.
En selecciones diversas se han incluido poemas de su autoría en diecisiete antologías de poesía argentina y latinoamericana. Ensayos suyos sobre temas literarios fueron incluidos en once libros, entre ellos: Capítulo, historia de la literatura argentina (1981); Atípleos en la literatura latinoamericana (1996); La irrupción de la crítica (1999); Argentina Fin de Siglo (2002); Literatura argentina. Identidad y globalización (2005); Por Tuñón (2005) y Tres décadas de poesía argentina (2006).
Ha desarrollado una intensa actividad en la crítica literaria en medios periodísticos, que se inició en el diario La Opinión en 1978, y desde entonces se desenvolvió en diversos medios, entre ellos La Razón, además de El País de Montevideo. Actualmente publica trabajos críticos en la revista semanal "Ñ", del diario Clarín de Buenos Aires y tiene a su cargo las páginas de cultura de la revista quincenal Acción, donde trabaja desde 1995.
TEXTOS EN ESPAÑOL - TEXTOS EM PORTUGUÊS
ANTOLOGÍA 5to. FESTIVAL MUNDIAL 2008. Homenaje a Gustavo Pereira. África / América / Ásia / Europa / Oceanía. Caracas, Venezuela: Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2009. 372 p. 15,5x20 cm. "5º. Festival Mundial de Poesía". ISBN 978-980-214-221-7 Ej. bibl. Antonio Miranda
MAYO
Ahora que fuimos arrojados,
gracias a Dios, del Paraíso,
vemos pasar dos autos (uno
celeste, uno negro), una
camioneta roja, una
enorme hoja de diario, arrastrada
por un viento real
y, a nuestros pies, un bicho color tabaco
en el instante mismo de entrar en la muerte.
Señor por qué me abandonaste (...) Porque
Yo no existo. Anoche, en medio del
chasquear de la lluvia,
bajos eléctricos y percusión y gritos:
parece una despedida, te dije, de qué.
Como empujado por los aires del mundo, el
pedazo de diario
cruzó la calle. Ahora, quieto contra una pared,
no significa nada. Vemos también
plumas de ave gris, una lata, agua que el aire hace temblar.
MAYO (II)
Detrás de la ventana, lluvia,
y detrás de la lluvia, música nocturna
de bajos eléctricos
como si fuera el fin del mundo.
Como si fuera el fin de un mundo:
sonidos de una fiesta ajena,
entre el caer, continuo, del agua,
allá, al fondo de todo, en lo negro.
Nubes blancuzcas a la mañana en el charco, un papel como crucificado, también blanco, en el gris, viento,
y algo en el viento, o detrás de él, o en la mente:
ruidos al fondo de la oscuridad, el caer
parejo de un agua
ajena a todo, como la oscuridad, siempre ahí.
AGOSTO
Roja la carne de sucia paloma y —plumas blancas,
después del paso— de la rueda del taxi:
no símbolo de alguna cosa en derrota, et
cétera, nomás carne, roja,
asco de ver carne en el suelo. Sucia,
de paloma pisada —por la realidad,
sucia. ¿Hacer polvo los ojos? ¿La rebelión
de mirar una rosa? Carne,
repetir eso, "carne", y— no está,
ni plumas, ni nada. Solo asfalto al sol,
formas, ruidos, que pasan.
Y un poco más arriba, en
un balcón, sábanas, plantas
que el aire por momentos mece. Va a llover.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: ANTONIO MIRANDA
M A I O
Agora que fomos destemidos,
graça a Deus, do Paraíso
vemos passar dois carros (um
celeste, um negro, uma
caminhonete vermelha, uma
enorme folha de jornal, arrastada
por um vento real
e, a nossos pés, um bicho cor tabaco
no instante mesmo de entrar na morte.
Senhor por que me abandonaste (...) Porque
Eu não existo. De noite, no meio do
crepitar da chuva,
baixos elétricos e percussão e gritos:
Parece uma despedida, eu te disse, de quê.
Como sendo empurrado pelos ares do mundo,
pedaço de jornal
atravessou a rua. Agora, quieto contra uma parede,
não significa nada. Vamos também
plumas de ave cinzenta, água que o ar faz tremer.
M A I O (II)
Detrás da janela, chuva,
e detrás da chuva, música noturna
de baixos elétricos
como se fosse o fim do mundo.
Como se fosse o fim do mundo:
sons de uma festa distante,
entre o cair, contínuo, da água,
lá, no fundo de tudo, no negro.
Nuvens esbranquiçadas pela manhã no charco,
um papel
como crucificado, também branco, no cinza, vento,
e algo no vento, ou por detrás, ou na mente:
ruídos no fundo da escuridão, o cair
parelho da água
alheia a tudo, como a escuridão, sempre aí.
A G O S T O
Vermelha a carne da pomba e — plumas brancas,
depois do passo — da roda do taxi:
no símbolo de alguma coisa em derrota,
etcétera, no mais carne, vermelha,
asco de ver carne no chão. Suja,
pisada pela pomba — pela realidade,
suja. Fazer pó os olhos? A rebelião
de mirar uma rosa? Carne,
repetir isso, “carne”, e — não está,
nem plumas, nem nada. Apenas o asfalto ao sol,
formas, ruídos, que passam.
E um pouco mais acima, em
uma varanda, lençóis, plantas
que o ar por instantes mexe. Vai chover.
Página publicada em abril de 2020
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