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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LUIS MIGUEL  AGUILAR

 

Luis Miguel Aguilar Camín (Chetumal, Quintana Roo, 23 de septiembre de 1956) es un poeta, ensayista, narrador, periodista, crítico literario y traductor.  Estudió lengua y literatura inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la Ciudad de México. Fue becado como poeta por el CONACULTA en 1990.

Dirigió la Revista Nexos y ha sido miembro del consejo de redacción de La Cultura en México. También ha colaborado en La Crónica de Hoy (como columnista de “Luna de Enfrente”), La Jornada, Nexos, Revista de la Universidad de México, La Cultura en México y Unomásuno. Su obra en conjunto “busca ser un espacio de reconciliación entre el lenguaje literario y la conversación, entre lo académico y lo periodístico, entre lo casual y lo clásico”.4 En consecuencia, se dice que en su trabajo como poeta “Aguilar saquea con excelentes resultados cuanta tradición poética se ofrece a su lectura. La saquea para renovarlas, para imponerles su peculiar frescura”.

Poesía: Medio de construcción, 1979; Chetumal Bay Anthology, 1983; Todo lo que sé, 1990; Coleadas, 1992; Las cuentas de la Ilíada y otras cuentas, 2009.

 

TEXTOS EM ESPAÑOL – TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traducão: Antonio Miranda

 

                  CESARE PAVESE
        
                  
Sólo hay un modo de hacer algo en la vida,
                  Consiste en ser superior a lo que haces.

                   No hay modo de escribir un buen poema
                   Si tú no eres mejor que ese poema.

                   Cada fantasma que dejas de matar
                   Es um poema menos; has perdido

                   Tus textos peleando un ódio absurdo
                                               has envarado
                   Tu esfuerzo en un conflito inútil. Pero
                  No hay modo de escribir literatura
                   Si no eres superior a lo que escribes.

 

         CESARE PAVESE

         Só existe um jeito de fazer algo na vida,
         Consiste em ser superior ao que fazes

         Não há um jeito de escrever um bom poema
         Se tu não fores melhor que esse poema

         Cada fantasma que deixas de matar
         É um poema a menos; perdeste

         Teus textos disputando um ódio absurdo,
                                                  empertigaste
         Teu esforço em um conflito inútil. Mas

         Não há um jeito de escrever literatura
         Se não fores superior ao que escreves.

 

 MEMO, MOTOCICLISTA

Hasta aquí vine a dar por mi inconciencia.
¿Qué otra cosa puede hacerse en Chetumal?
Yo no sé los demás. Todas las tardes

Me subía en la moto Honda más hermosa
Y veloz que llegó a verse en este pueblo. No ignoraba
El modo lamentable en que murieron
Jonás, Asar, Ignacio, El Pato, Tebo
—Mis mejores amigos, desde siempre—
A causa de las motos. En cada una de esas muertes
Sentí miedo; todas eran como avisos continuados
De algo superior, Dios o el destino.
Pero nadie que haya sentido alguna vez
El modo en que la moto va exigiendo
Una cuota mayor de rapidez
Para el solo alimento de la máquina,
Ignorará por qué todos nosotros
Decidíamos, al fin, correr el riesgo.
Me estrellé contra un camión materialista
En el entronque de Héroes y de Hidalgo.
Ya estaba sobre aviso; sin embargo
El día en que me llegó de California
El catálogo de máquinas en venta
Exhibiendo en la portada esa hermosura
Que era la Harley-Davison / 1200,
Mandé  el pedido diciéndome a mi mismo
Que mi mano entrando en el buzón
Era un equivalente irreversible
De estar firmando mi sentencia de muerte.
¿Qué más se puede hacer em Chettumal?

                  

         MEMO, MOTOCICLISTA 

         Até aqui vim descobrir minha inconsistência.
         Que outra coisa podemos fazer em Chetumal?
         Eu não sei sobre os outros. Todas as tardes
         Montava na moto Honda mais bonita
         E veloz que jamais se viu neste povoado. Não ignorava
         O jeito lamentável em que morreram
         Jonas, Asar, Inácio, O Pato, Tebo
        
— Meus melhores amigos, desde sempre —
         Por causa das motos. Em cada uma dessa mortes

         Senti medo; todas eram como avisos repetidos
         De algo superior, Deus ou o destino.
         Mas ninguém que haja sentido alguma vez
         O jeito em que a moto vai exigindo
         Uma quota maior de rapidez
         Para o alimento único da máquina,
         Ignorará porque todos nós
         Decidíamos, afinal, correr o risco.
         Espatifei-me contra um caminhão materialista
         No entroncamento de Héroes e de Higalgo.
        
Já estava advertido; no entanto
         No dia em que chegou da Califórnia
         O catálogo de máquinas à venda
         Exibindo na capa esta maravilha
         Quer era a Harley-Davison / 1200,
         Mandei o pedido dizendo a mim mesmo
         Que minha mão aperando a buzina
         Era um equivalente irreversível
         De estar assinando minha sentença de morte.
         Que mais se pode fazer em Chetumal?

 

Página publicada em outubro de 2016
        
        

 

 


 

 

 
 
 
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