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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid

 

JUAN GIL-ALBERT

 

Juan Gil-Albert Simón (Alcoy, Alicante, 1 de abril de 1904 - Valencia, 4 de julio de 1994), nombre por el que quiso ser conocido Juan de Mata Gil Simón, fue un poeta y ensayista español.

De una familia perteneciente a la alta burguesía, sus primeros años de formación corrieron a cargo de un profesor particular y en un colegio de monjas de Alcoy. Cuando cuenta nueve años, la familia se traslada a Valencia en pos de su padre, que abre allí un almacén de ferretería, e ingresa como interno en el Colegio de los Escolapios. En Valencia acaba el bachillerato e inicia los estudios de Derecho y Filosofía y Letras, sin llegar a acabar estas carreras, que le aburren. Lee mucho, pero los autores que le marcan son especialmente Gabriel Miró, Valle-Inclán y Azorín. En 1927 publicó sus dos primeras obras en prosa, La fascinación de lo irreal, colección de relatos costeada por él mismo y con influjos de Oscar Wilde y Gabriel Miró, y Vibración del estío. La crítica acogió estas obras con entusiasmo, especialmente Las Provincias de Valencia y El Noticiero Regional de Alcoy.

A partir de 1929 entra en política de la mano de José Bueno, Juan Miguel Romá y Juan Renau. Max Aub le puso en contacto con todos los "ismos" y vanguardias. Y Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Pablo Neruda, María Zambrano, Rosa Chacel, Miguel Hernández y Vicente Aleixandre entre 1930 y 1934 lo ponen en contacto con la poesía. En el período 1936-1938, Manuel Altolaguirre le publica sus primeros libros poéticos, bastante tardíos; el primero apareció en 1936 con el título Misteriosa presencia, colección de sonetos de tema amoroso donde se deja sentir la huella de Luis de Góngora y Stéphane Mallarmé, seguido de Candente horror, del mismo año. De 1938 es Son nombres ignorados, impreso en Barcelona y que supone su dolorida conciencia de la Guerra Civil Española. En 1936 cofunda en Valencia la revista Hora de España, cuya redacción está formada por Juan Gil-Albert, Rafael Dieste, Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya. A mediados de 1937, se unieron a ellos en la redacción María Zambrano y Arturo Serrano Plaja. Cuando Valencia se convierte en capital de la República, la casa de Juan Gil-Albert se convierte en centro de reunión de los intelectuales republicanos. Participa en la organización del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, así como, en la redacción de la famosa Ponencia Colectiva. En Memorabilia ha evocado Gil-Albert sus encuentros de aquellos días con Louis Aragon, Octavio Paz, junto al recuerdo de otros nombres, como Antonio Machado, Alberti, Miguel Hernández, José Bergamín.... Acabada la guerra va a parar a un campo de refugiados en Francia.

 

Se exilia desde 1939 a 1947 a México y Argentina. En México es secretario de la revista Taller dirigida por Octavio Paz y hace crítica de cine en la revista Romance. Colabora también en Letras de México y El hijo Pródigo, con poemas y prosa. A fines de 1942 viaja a Buenos Aires y colabora en los diarios argentinos Sur y en la página literaria de La Nación. Allí conoce a Jorge Luis Borges y publíca El convaleciente (1944).

Regresó a Valencia en 1947, viviendo un exilio interior fuera de las corrientes dominantes. Por esto algunos críticos lo consideran un miembro descolgado y aislado de la Generación del 27, aunque la fecha de publicación de su primera obra poética (1936) ha hecho a otros considerarlo parte de la Generación del 36 o, al menos, como un nexo entre ambas generaciones.

Tras su regréso a España publíca El existir medita su corriente (1949), Concertar es amor (1951) y se sume en un silencio nada inactivo. Su falta de contacto con los medios sociales y culturales del franquismo es absoluta y vive inmerso en años de febril e intensa escritura hasta que en 1972 la colección "Ocnos" publíca Fuentes de la constancia, antología poética que le rescata para la crítica y en 1974 Crónica general, que le populariza entre el gran público. Seguirán Meta-Física (1974), Mesa revuelta, (1974), una reedición de Las ilusiones (1974). En Heraklés: sobre una manera de ser (1975), aborda el tema de la homosexualidad inspirándose en el Coridón de André Gide. Siguen Memorabilia (1975), Homenajes e impromptus (1976), A los presocráticos (1976), El ocioso y las profesiones (1979), Breviarium vitae (reeditado en 1979), etcétera.

La consagración definitiva le llegaría en 1982 con el Premio de las Letras del País Valenciano. Después recibió la medalla al Mérito de Bellas Artes, fue doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante e hijo predilecto de Alcoy. Su Obra completa en prosa fue editada en 1985.

Juan Gil-Albert, vanguardista y surrealista en sus comienzos y poseedor de un gran y cuidado estilo, se muestra posteriormente más comprometido con la realidad de su tiempo a raíz de su experiencia durante la Guerra Civil española y el exilio. Siempre fiel a sí mismo e insobornable, rebelde a veces, de amplios referentes culturales grecolatinos y de una sensibilidad epicúrea y extrema hacia la belleza, se mueve entre la narración y la evocación, la reflexión y la crítica. Quizás por eso su obra en prosa es una de las más memorables del siglo XX y como poeta influyó poderosamente en la lírica de los años 1970, a partir sobre todo de su eclosión del año 1974. Es en ese año cuando publíca su autobiografía en prosa, Crónica general (1974), así como, en años siguientes, los también autobiográficos Heraklés (1975) y Breviarium Vitae (1979).

Fuente: https://es.wikipedia.org/

 

TEXTOS EN ESPAÑOL   -   TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

LA HUELLA DEL ESPÍRITU

 

Cuando acabado este horror nos vean cómo somos,

cómo vivimos, atrincheradas masas,

pálidos hacinamientos que se agitan,

ese aspecto que acaso nos descubran tan sórdido,

por lo que fuimos, perros del momento,

una carne aplastada por palabras hirientes

ese ladrar herido que sonará en el aire,

,;qué harán con vuestro resplandor feroz

cuando sepan manana que quisimos hablarnos

y no dejásteis sobre las bocas

más que el impacto armado de vuestros pies?

(De Candente horror, 1936)

 

 

 

LAMENTO DE UN JOVEN ARADOR

 

A Ramon Gaya

 

Una vez, siendo nino, era el verano,

un viejo labrador me llevó un día

sobre su curvo arado en el que dueño

recorría la tierra. Fue un instante

de azarosa belleza en que allí erguido

sobre el madero arcaico, vi moverse

mi fe sobre una oscura espuma densa

que a mi paso se abría. Tras mis hombros.

 

el anciano velaba mi entusiasmo,

como esos génios que más tarde he visto

en un vaso pintado protegiendo

la adorable inocencia y en los lindes,

 

de aquella complaciente tierra negra,

bajo los centenarios olivares,

mis padres, con sombrillas, me miraban,

como dioses que aprueban. Encendidas,

 

como chispas de oro, las cigarras

en torno nos traían los calores

de su ventura, mientras que aquel rapto

convertíame en sueño que redime

 

de tantas postraciones venideras.

Sueño sin duda, sueño desolado,

que brilla en mi memoria como un ángel

que vino y me tocó y alzó su vuelo.

 

Heme aquí entre el hollín de las ciudades,

la lividez, la envidia y el acento

lúgubre de una lucha despiadada,

sombra de aquel instante que destella.

 

         (De Las ilusiones con los poemas del convaleciente, 1944)

 

 

 LA FIDELIDAD

 

 VI

 

Quisiera tener tumba en la alta sierra

cubriéndome cual techo el cielo azul.

Y allá bajo, en la arena, refrescante,

el rumoroso mar. Unos olivos en torno

de mi piedra sin que impidan

al sol dejar sus besos sobre el nombre

de quien lo amó. Después, a ser posible,

que un festón de violetas muy oscuras

abracen, cual guardianes, esa sombra

de un mortal ya dichoso.

 

         (De Poesía, 1961)

 

 

 

EL PRESENTIMIENTO

 

                   Homenaje a Antonio Machado

 

A veces pienso el mundo se ha acabado:

desciendo por la senda de la vida

 y dejo atrás el orbe luminoso"

que me encontré al llegar. Una fragancia

sigueme como un humo de recuerdos

mientras el pie se mueve inexorable

hacia la oscura orilla silenciosa.

Allí me espera un barco solitario

con sus luces ocultas: nadie, nadie,

ni un solo pasajero en los andenes,

ni una mano, un adiós, no, nada, nada.

Sólo una línea exigua de horizonte,

y opacidad, y yo, yo solo y triste

lejos de todo aquello que en su día c

reí ser mío.

 

         (De Homenajes e In-promptus, 1976

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS

Tradução de Antonio Miranda

 

A TRILHA DO ESPÍRITO

 

Quando acabado este horror nos vejan como somos,

como vivemos, entrincheiradas massas,

pálidos amontoamentos que se agitam,

esse aspecto que talvez nos revelam tão sórdido,

pelo que fomos, cães do momento,

uma carne aplastada por palabras que ferem

esse ladrar ferido que soará no ar,

que farão com vosso resplendor feroz

quando saiabm amanhã que quisemos falar-vos

e no deixásteis sobre as bocas

mais que o impacto armado de vossos pés?

(De Candente horror, 1936)

 

 

LAMENTO DE UM JOVEM ARADOR

 

A Ramon Gaya

 

Una vez, ainda menino, era no verão,

um velho lavrador me levou um dia

sobre seu curvo arado em que o dono dono

percorria a terra. Foi um instante

de caprichosa beleza em que ali erguido

sobre o madeiro arcaico, vi mover-se

minha fé sobre uma escura espuma densa

que no meu passo se abria. Detrás de meus ombros.

 

o ancião velava meu entusiasmo,

como esses gênios que mais tarde seu vi

esms un vaso pintado protegendo

a adorável inocência e nas fronteiras,

 

daquela complacente terra negra,

debaixo dos centenários olivais,

meus pais, com sombrinhas, me olhavam,

como deuses que aprovam. Acesas,

 

como faiscas de ouro, as cigarras

arredor nos traziam as cores

de su aventura, enquanto  aquele rapto

convertía-me em sonho que redime

 

de tantas postrações vindouras.

Sonho sem dúvida, sonho desolado,

que brillha em minha memória como um anjo

que veio e me tocou e levantou voo.

 

Ei-me aqui entre a fuligem das cidades,

a lividez, a inveja e o acento

lúgubre de uma luta impiedosa,

sombra daquele instante que cintila.

 

         (De Las ilusiones con los poemas del convaleciente, 1944)

 

 

A FIDELIDADE

 

VI

 

Quisiera ter um túmulo no alto da sierra

cubrindo-me como um teto o céu azul.

E lá embaixo, na areia, refrescante,

o rumoroso mar. uns olivais em torno

de minha pedra sem que impeçam

O sol deixar seus besos sobre o nome

de quem o amou. Depoiss, se for possível,

que uma festa de violetas bem escuras

abracem, como guardiães, essa sombra

de um mortal bem jubiloso.

 

         (De Poesía, 1961)

 

 

 

EL PRESENTIMIENTO

 

                   Homenaje a Antonio Machado

 

Às vezes penso que o mundo acabou:

descendo pela camino da vida

e deixo atrás o orbe luminoso

que encontrei ao chegar. Uma fragrância

me segue como uma fumaça de lembranças

enquanto o pé se move inexoravel

até a escura margem silenciosa.

Alí me espera um barco solitário

com suas luzes ocultas: ninguém, ninguém

nem um único pasageiro na plataforma,

nenhuma mão, um adeus, não, nada, nada.

Apenas uma línha exigua de horizonte,

e opacidade, e eu, eu apenas e triste

longe de tudo aqueilo que em seu dia

acrediteí ser meu.

 

         (De Homenajes e In-promptus, 1976

 

 

 
Página publicada em dezembro de 2018

 

 

 
 
 
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