POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid
Foto: Nildo
JOAQUÍN ZAPATA PINTEÑO
Es ilicitano, Elche (Alicante-España). Ejerció como Procurador de los Tribunales y Técnico de la Administración Pública. Diplomado en Alta Dirección de Empresas y Derecho de la Unión Europea y un Postgrado en Medicina Integrativa. En estas latitudes se reencontró con la literatura. Autor de La invisibilidad de la ceniza, presentada en la Casa de España en Bogotá y en la 29a Edición de la Feria Internacional del Libro (FILBO). Escalones de agua, su segundo poemario, se presentó en 2016 en la Biblioteca Nacional de Colombia y en 2017 en la 30a edición de FILBO. Memorias que no son, antología personal. Azariél él hombre que domina el mar, novela. Y un nuevo poemario en fase de próxima edición. Su obra ha sido difundida en publicaciones literarias de Colombia y España. Invitado a distintos Encuentros literarios en varios Departamentos de Colombia: X, XI y XII Encuentro Internacional de Escritores Los Comuneros, (Bucaramanga-Santander)), Festival Internacional de Literatura, Lit 2017, (Duitama-Boyacá), V y VI Encuentro de Escritores Literatura al Mar en La Guajira, y al Festival Internacional de Poesía de la Habana. Reside actualmente en Colombia.
TEXTOS EN ESPAÑOL – TEXTOS EM PORTUGUÊS
ARDILA GONZÁLEZ, Hernando. Homenaje arte como precursor de soberania y fraternidad: antologia del XII Encuentro Universal de Escritores Vuelven los Comuneros 2018. Editor Gustavo Ibañez Carreño. Bogotá: Uniediciones, 2018. 264 p. 16 x 23 cm. (Colección comuneros del mundo, ISBN 978-5527-02 -07.
El verdugo de la aurora
Los cantos muertos en la ida
y la palabra subyugada por la piedra
circundan el lado al que no miro.
Un crepúsculo suicida cruza la memoria
por donde cae el mar
mi droga para sueños.
El mes más cruel se muere
se muere la primavera exhausta
con una unción de himnos
al dolor desvergonzado de la vida
que se torna incertidumbre
sin petrarcas ni romeos ni julietas
ni sanchos ni molinos gigantescos.
Certero el verdugo de la aurora
antes de expandirse victoriosa por la noche
cuando aún guarda metáforas la luna
y se embarca la poesía
en un tren lleno de sombras.
ENTRE LOS DOS
Tras un rencor de cristales rotos un diálogo en reyerta se restaña
se olvidan las heridas se inunda de sándalo la alcoba y entre los dos
se acaricia la noche con gemidos laureles labios alas.
Un manantial de sueños sin orillas para olvidos atraviesa con un eco sus ojos.
Inventan otro amor escrito con la lluvia a prueba de naufragios
LA MISMA LLUVIA
La ciudad
—un desesperado desencuentro —
resurge combativa
corre hacia ninguna parte
en un amanecer que resplandece
entre relámpagos de ojos y de aullidos.
La lluvia
voraz como un nocturno abismo
se traga sombras y neones
para regresar a sus raíces.
Es la misma que el trueno reivindica
—aquella de Chaad y de Tiáloc—
la misma tarde insomne
que no acaba de morir
el mismo hombre indemne
que no quiere agonizer
UN BOSQUE DE PAPEL
Perdido entre un bosque de papel
lejana la calle de la infancia
un niño rescata su memoria
lejos de la serenidad del mar
y de la casa dueña de sus sueños.
Un daguerrotipo con palmeras
y paisajes submarinos
con la luz de sus ojos se disuelve.
Exaltado con laureles de derrotas
huyó despavorido el tiempo
En su delirio espera una redención
y sólo llegan lutos.
Un secreto grande v
Encerrado dentro de ti mismo, en lo profundo de tu
oceaneidad, eres una roca en soledad que emerge, un
picacho desnudo que con orgullo sueña a ser rumor
sollozante de las olas y el áureo reposo de un incansable
aletear de aves profundas. Encerrado dentro de ti
mismo, con el alma ténue, el pensamiento prodigioso
y la tristeza labrándote las venas —como un meteorito
abandonado por un sol que lo embriagaba con sus
inmensos días— se apagará tu luz con el ardor de una
palabra. Piensa que así podrás oir el secreto grande de
tu corazón y regresar al mundo dispuesto a ser de nuevo
un hombre, a no ser un hombre nuevo. Yo, ciegamente
sólo creo en el viento que cae sobre sus pechos y me
bebo, en su beso lleno de tardanza y del rumor del sol.
ZAPATA PINTEÑO, Joaquín. La invisibildad de la ceniza. Bogotá: Editorial Domingo Atrasado, 2015. 159 p. Portadal : Mariela Agudelo Piedrahita. Ilustraciones: Demetrio Sánchez. ISBN 978-958-46-7239-4. Tiraje: 300 ejemplares. Ex. ibl. Antonio Miranda
LOS BESOS SE DESNUDAN
La muerte truena en la sangre
y parte en dos los jugos de la nuez.
La luz no implora el perdón de la sombra
ni el agrio almíbar en su vientre.
En su garganta todos los besos se desnudan
y un corazón se enfrenta a una noche de arenas
mientras corta la respiración de los amaneceres.
TIEMPO EXTRAVIADO
El dia es de mar intenso
donde se pierde el horizonte
en su palabra silenciada.
Alerta, el pájaro despierta
en la caja rumorosa
y celebra algunas horas.
Siete trinos
en el tiempo extraviado
entre sus manos, un dedal,
y aquellos hilos.
ZAPATA PINTEÑO, Joaquín. Escalones de agua. Bogotá: Sanderos Editores, 2016. 140 p. Portada: Gerard. Ilustraciones Ilustraciones interiores: Gerard y Demetrio Sánchez. ISBN 978-958-8924-234-24-3
Ex. bibl. Antonio Miranda
ELEGÍA
Ni en el aire de las hojas muertas
ni en la piedra humilde de las dalias
estabas.
Entre las lenguas de la noche
y el ritmo impaciente de la espuma
te busqué con el silencio del dolor
y no estabas.
Sigilosos escalones de agua
con un duelo nocturno entre sus ondas
inundaron tu pecho con corales
blancos y rosados del almendro.
Una eternidad de azules
y tu cuerpo de ópalos marchitos
la mudez de tu piano me anunciaron
quiso mi nombre abrazarse al tuyo
ya desvaneciéndose en el aire.
Un escalofrío de siglos por tu ausencia
recorre aún todas mis horas.
A mi hijo Joaquín
La lluvia me acompaÑa
El café humea sobre el vidrio de una mesa
bañada en plata de la luna
un rincón enjambra a cuatro plantas
afuera, lo oscuro
y sus rostros invisibles.
Relampaguea el celular
y su luz congela este momento.
¡Quiero verte!
Las calles que me asilan se suicidan.
La lluvia me acompaña
y me proteje del rencor.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de Antonio Miranda
O VERDUGO DA AURORA
Os cantos mortos na ida
e a palavra subjugada pela pedra
circundam o lado que eu não miro.
Um crepúsculo suicida cruza a memória
por onde desce o mar
minha droga pra os sonhos.
O mês mais cruel morre
morre a primavera exausta
pela dor sem vergonha da vida
que se transforma em incerteza
sem petrarcas nem romeus nem julietas
nem sanchos nem moinhos gigantescos.
Certeiro o verdugo da aurora
antes de expandir-se vitoriosas pela noite
quando a lua ainda guarda metáforas
e embarcamos a poesia
em um trem pleno de sombras.
ENTRE OS DOIS
Por trás de um rancor de cristais rotos
um diálogo amotinado se estanca
esquecemos as feridas
se inunda de sândalo a alcova
e entre os dois
acariciamos a noite com gemidos
lauréis
lábios
asas.
Um manancial de sonhos
sem beiradas par olvidos
atravessa com um eco seus olhos.
Inventam outro amor
escrito com a chuva
à prova de naufragios.
A MESMA CHUVA
A cidade
— um desesperado desencontro —
reaparece combativa
corre para lugar nenhum
em um amanhecer que resplandece
entre relâmpagos de olhos e de uivos.
A chuva
voraz como um abismo noturno
devora sombras e néons
para regressar às suas raízes.
É a mesma que o trovão reinvidica
— aquela de Chaad e de Tiáloc —
a mesma tarde insone
que não acaba de morrer
o mesmo homem incólume
que não quer agonizar.
UM BOSQUE DE PAPEL
Perdido em um bosque de papel
distante a rua da infância
um menino resgata sua memória
longe da serenidade do mar
e da casa proprietária de seus sonhos.
Um daguerreotipo com palmeiras
e paisagens submarinas
com a luz de seus olhos se dissolve.
Exaltado com lauréis de derrotas
o tempo fugiu apavorado.
Em seu delírio espera uma redenção
e chega apenas o luto.
OS BEIJOS SE DESNUDAM
A norte troveja no sangue
e parte em dois sucos de noz.
A luz não implora o perdão da sombra
nem calda azeda em su ventre.
Em sua garganta todos os beijos se desnudam
e um coraçãoa se enfrenta com uma noite de areias
enquanto corta a respiração de seus amanheceres.
TEMPO EXTRAVIADO
O dia é de mar intenso
onde se perde o horizonte
na palavra silenciada.
Alerta, o pássaro desperta
na caixa barulhenta
e celebra algumas horas.
Sete trinos
no tempo extraviado e
entre suas mãos, um dedal,
e aqueles fios.
ELEGIA
Nem no ar das folhas mortas
nem na pedra humilde das dálias
estavas.
Entre as línguas da noite
e o ritmo impaciente da espuma
eu te busquei com o silêncio da dor
e não estavas.
Sigilosos níveis de água
com um duelo noturno entre as ondas
inundaram teu peito com corais
brancos e rosados de amendoeira.
Uma eternidade de azuis
e teu corpo de opalas murchos
a mudez de teu piano me anunciaram
quis meu nome abraçar o teu
já esvanecendo-se no ar.
Um escalafrio de século por tua ausência
recorre ainda todas as minhas horas.
A mi hijo Joaquín
A CHUVA ME ACOMPANHA
O café esfumaça pelo vidro de uma mesa
Banhada em prata da lua
um canto envolve quatro plantas
lá fora, o escuro
e seus rostos invisíveis.
Faisca o celular
e sua luz congela este momento.
Quero ver-te!
As ruas que me asilam se suicidam,
A chuva me acompanha
e me protege do rancor.
Página publicada em outubro de 2018.
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