ATILIO JORGE CASTELPOGGI
Escritor argentino nacido en el Barrio de Boedo de Buenos Aires. Compartió con Homero Manzi la pasión por el barrio. Ensayista y poeta, fue también autor de tangos. Desde su primer premio en el 51 no dejó de publicar y obtener galardones. En su libro Una calle fuera del tiempo se hace visible su obsesión por rescatar la memoria barrial. Poeta, tanguero, ensayista. Aunque de perfil bajo, no escapó a los reconocimientos: Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, y ese mismo año (1996) Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores. Su pasión expresiva se podría resumir en el título de otro de sus trabajos, Apenas un cuidador de palabras, que vio la luz en el 95. Allí expresa sin rotaciones la hondura de su verdad: "en el fondo no soy nada más que un jugador que apuesta al misterio". Ese misterio que para él ejercía esta ciudad a la que le escribió tangos, entre ellos: Buenos Aires mi amante. Comparaba la ciudad con una mujer magnética, esa que nunca se posee del todo. Esa hembra del Sur que Castelpoggi homenajeó desde distintos ángulos. La milonga fue otro de los géneros que abordó: Memorias de un payador moreno, Yo quiero quererte así. Bellísimas canciones como Asalto. Los candombes, con música de Jorge Milikota, grabados por el cantante Luis Lagos: Mulata de voz profunda, Aquella negra de amor. Frecuentador de tertulias semanales donde concurrían, entre otros, Nicolás Olivari, Oliverio Girondo, Norah Lange, Raúl González Tuñón, Ernesto Sabato, el poeta español Rafael Alberti, el paraguayo Augusto Roa Bastos. Se nutrió además de una larga lista de personalidades del mundo del tango encabezada por Aníbal Troilo, Astor Piazzolla, Homero Expósito y Hugo del Carril. Tuvo una larga trayectoria. Uno de sus primeros libros Destino de Buenos Aires mereció en 1960 el Premio "Ciudad de Buenos Aires". Por su libro El Exilio de mis Personajes, obtuvo el Primer Premio Municipal y el Segundo Premio Nacional. Además, fue Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía, por Buenos Aires, mi Amante y el de la Fundación Dupuytren por Oratorio Menor de un Aborigen. Su obra fue una continua búsqueda de lo más oculto del pensamiento del hombre. Fuente: http://www.epdlp.com
TEXTOS EN ESPAÑOL -- TEXTOS EM PORTUGUÊS
CASTELPOGGI, Atilio Jorge. El alucinado. Buenos Aires: Colección Mirto, 1963. 180 p. Exemplar da col. de Marly de Oliveira, doado à Biblioteca Nacional de Brasília.
PAPELES VIEJOS
PORQUE LA VIDA NO SERÁ PERDER EL ROSTRO
sin detener palabras,
por eso nos quedará el poema em su última
pasión más pura,
la voz al fin em um sentido más común
Acá sólo dejamos aquella parte que sube
algun recuerdo,
y otras imágenes de nuestra propia sombra
que camina em diversos olvidos,
o estos espejos que son libros perdidos al
azar
que hablan desde sus cuerpos tristes,
anónimos,
amarillos.
A veces es preciso dominarse par escribir
una vida sin nombre
o simplemente recordar
estos papeles viejos.
PRESENTE
A VECES ME HUNDO EN MÍ PARA ENCONTRARME
totalmente,
para sentir la beleza de esta parte distinta
que llamamos: hoy,
casi un gusto de poseer lo essencial
o de sentir lo extraordinário de unos cuantos
momentos.
Entonces no me assusta el silencio del que
pasa a mi lado
ni de ser un desconocido construyendo algún
pedazo de este mundo.
Quizá ésta sea la verdad del presente que se
nos va de las mãos.
Y no sabemos vivirlo.
RETRATOS
LA VIDA NOS VA CONSTRUYENDO A IMAGEN DE
la muerte hasta encontrar la máscara definitiva
que nos está destinada.
Después sabremos que existe lo inexplicable.
Sin embargo más allá queda algo de nosotros
perdurando en el polvo de los días
o en regalos que nos otorga la vida como un
recodo del caminho:
perfumes, nombres,
una pintura que imprime um ballet sobre el
cadáver de un cigarrillo que fue el goce
de unos labios.
También esas trampas que levanta la vida
y que bien puede ser la oficina donde
sobrelevamos el dolor de nuestras
necesidades.
Pero la poesía ama a las palavras como a las
muchachas que auguran el porvenir de
nuestros ojos un poco absurdamente.
Esperar es un inconcebible milagro que uno
desconoce apenas
aunque siempre retorna algo que nos toca
de pronto en el pasado.
Entonces la eternidad late en la enormidad
de un momento
y sólo quedan los retratos como uma collección
de gestos de otras épocas:
casi una forma lacerante del recuerdo,
talvez alguna inaprensible atmosfera de lo
que fuímos.
TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traducción: Antonio Miranda
PAPÉIS VELHOS
a lolita
a alberto
PORQUE A VIDA NÃO SERÁ PERDER O ROSTO
sem deter as palavras,
por isso não restará o poema em sua última
paixão mais pura,
a voz enfim no sentido mais comum.
Aqui apenas deixamos parte que evoca
alguma lembrança,
e outras imagens de nossa própria sombra
que caminha em diversas lembranças,
ou estes espelhos que são livros perdidos
aleatoriamente
que falam desde seus corpos tristes,
anônimos,
amarelos.
Às vezes é preciso dominar-se para escrever
uma vida sem nome
ou simplesmente lembrar
estes papéis velhos.
PRESENTE
Às vezes afundo em mim para encontrar-me
totalmente,
para sentir a beleza desta parte diferente
que chamamos: hoje,
quase um prazer de possuir o essencial
o de sentir o extraordinário de uns quantos
momentos.
Então não me assusta o silêncio do que
passa ao meu lado
nem ser um desconhecido construindo algum
pedaço deste mundo.
Talvez esta seja a verdade do presente que
nos escapa das mãos.
E não sabemos vivê-lo.
RETRATOS
A VIDA VAI NOS APRESENTANDO A IMAGEM DA
morte até encontrar a máscara definitiva
que nos está destinada.
Depois saberemos que existe o inexplicável.
No entanto mais adiante fica algo de nós
permanecendo no pó dos dias
ou em obséquios que nos outorga a vida como uma
curva do caminho:
perfumes, nomes,
uma pintura que imprime um ballet sobre o
cadáver de um cigarro que foi o gozo
de uns lábios.
Também essas armadilhas que a vida apresenta
e que bem pode ser a instância onde
sobrepujamos a dor de nossas
necessidades.
Mas a poesia ama as palavras como as
jovens que auguram o porvir de
nossos olhos um pouco absurdamente.
Esperar é um milagre inconcebível que a gente
tão somente desconhece
embora sempre retorna algo que nos toca
de repente no passado.
Então a eternidade pulsa na enormidade
de um momento
e apenas restam os retratos como uma coleção
de gestos de outras épocas:
quase uma forma dilacerante da lembrança,
talvez alguma inapreensível atmosfera do
que éramos.
Página publicada em outubro de 2015.
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